A pesar de no contar con una escena de clubs de altura, lo cierto es que cada vez más productores y DJs de electrónica de nuestra provincia protagonizan logros más que notables. El último es Marino Canal, ahora mismo número 1 en su categoría musical en Beatport, la imprescindible tienda de música online de techno y derivados. Y lo es gracias a Vangelis Dreams, un EP a través de la exquisita etiqueta de Jeremy Olander (Vivrant). Conozcamos algo más a este alquimista de los sonidos para las zapatillas y el corazón.

Lo primero: que estamos ante un productor que dribla etiquetas queda claro nada más leer su bio, en la que menciona más a Philip Glass y Steve Reich que a los popes del progressive. «Muchos de estos grandes compositores minimalistas buscaban crear un nuevo tipo de música que pudiese trascender mas allá de los espacios para música o de los géneros mediante la repetición, reducción y el cambio sutil . Lo que busco con mi música es componer algo simple pero profundo, repetitivo pero cambiante, memorable pero efímero», cuenta Marino.

Ya se habrán dado cuenta de que lo de este productor no es bombo y subidón. Su sonido es brumoso y melancólico, adjetivos no inmediatamente asociables a nuestra Málaga, tan soleada y aparentemente divertida. ¿Será que no se siente cerca de ésta nuestra ciudad y su forma de ver la vida? «Soy boquerón, me encanta Málaga. He vivido en Vermont, Florida y Berlín y escogería Málaga siempre. Quizás lo brumoso y melancólico de mi música venga de mi personalidad, soy introspectivo. Creo que mi música tiene una melancolía esperanzadora, que no alegre». Ah, y aclara: «He sido mucho mas productivo en Málaga que en Berlín».

La canción

Dicen en Beatport, por incluir a Marino Canal en una categoría, que lo suyo es melodic house & techno. A él, por supuesto, los géneros le traen sin cuidado: «Normalmente cuando me siento a producir no pienso si mi música va a funcionar o no en un club, para mí lo esencial es que cada canción tenga un propósito y sea única, tiene que ser algo memorable o que te haga sentir una sensación de la cual te vayas a acordar. No me inspira la música genérica, parte de mi música suena en clubs y festivales pero hay otra parte que no».

Donde sonó su música fue en la entrega de los fundamentales Tale Of Us para la legendaria serie de DJ mixes Fabric. Es una de las cumbres de una carrera con otros everests, como, por ejemplo, haber alcanzado el millón de streamings en Spotify con su remix de Caravelle, de Jeremy Ollander, haber debutado en el largo en el sello de la gran Nicole Moudaber (Over Under, 2016) o recibir los aplausos de Adam Beyer, Adriatique («Cuando les vi en streaming y pusieron uno de mis temas que había firmado con ellos se me pusieron los pelos de punta»), Joris Voorn, John Digweed, Guy J y otros habitantes de cabinas con paladares sin mácula. «Sería muy frustrante que mis horas de trabajo en el estudio no diesen resultado. Momentos como cuando ayer [por el martes] vi que mi disco había llegado al número en su categoría en Beatport son los que hacen que merezca la pena el sacrificio que conlleva mi profesión», asegura.

Pero él tiene claro que hay otras recompensas más especiales: «Hace unas semanas alguien se tatuó el nombre de una de mis canciones en la mano, ¡Increíble! Tengo la suerte de recibir mensajes muy emotivos de personas a las que mi música ha llegado muy adentro y les he descubierto algo o ayudado de una forma u otra. Para mí esto significa mas que 1 millón de reproducciones en Spotify o un número 1 en Beatport; cuando llegas a las personas de esa manera se genera un vínculo mas fuerte que un numero en una app».

Noches electrónicas

Inevitable preguntarle a Marino Canal por Málaga y sus noches electrónicas. «Se ha copiado el modelo turístico de Barcelona al pie de la letra. A mí me gustaría que se tomara su ejemplo de ciudad que ha sabido estar a la vanguardia de la música con sus salas legendarias o festivales como Sónar. Según un estudio de Deloitte, Sónar contribuyó al PIB de Cataluña con 47 millones de euros sólo en 2004. Uno se puede imaginar cuál será la cifra de los últimos años...», argumenta. Y ofrece su receta: «La escénica electrónica de Málaga tiene que huir del Centro, donde lo que único que da dinero a partir de la medianoche son los bares de reggaeton y los shawarmas, y aprovechar nuestras cualidades, lugares emblemáticos, luz, espacios abiertos... Miguel Payda con Métrica ha creado una escena que no existía y Txema Martín y Martín Moniche están teniendo un éxito tremendo mezclando arte, tendencias, educación, música y literatura en La Térmica». Lleguemos o no algún día (noche) a ese paraíso electrónico que muchos, más de los que creen, sueñan desde aquí, de momento nos sirven los tracks del laboratorio de emociones de Marino Canal como banda sonora imaginaria.