‘Los hijos’Teatro CervantesCompañía:

Producciones ABU

Autor: Lucy Kirkwood

Versión y dirección: David Serrano

Intervienen: Adriana Ozores, Susi Sánchez, Joaquín Climent

Cuando la vida parece que va tomando ese rumbo, querido o no, pero que hace sentirse estable, a veces surgen acontecimientos que lo pueden poner todo patas arriba. Que pueden obligarnos a cuestionar la comodidad aceptada o poner nuestros valores en entredicho. Y al final, sin buscarlo, hay que tomar decisiones. ‘Los hijos’, de Lucy Kirkwood, es un magnífico drama que nos va llevando por derroteros quizá no enigmáticos, pero sí impredecibles. Y es porque las cuestiones cotidianas que se plantean parecen evidentes, sencillas, expuestas con facilidad, pero es esa ingenuidad la que nos va embaucando y mantiene el suspense, el interés para conocer las resoluciones de los personajes.

La sinopsis nos muestra a un matrimonio de científicos y trabajadores de una central nuclear, ya prejubilados, que viven en una cabaña en la zona fuera de peligro tras la explosión de la planta industrial. Aunque incómoda, llevan una vida aceptable. Aparece una colega que no veían desde hacía más de treinta años, y que averiguamos fue amante de él. En principio la visita resulta embarazosa, aunque en términos educados. Nos preguntamos para qué viene. Está claro que no es para recordar viejos tiempos. La tensión es evidente. Pero aquí es donde entra la mano maestra de esta dirección. El texto nos irá conduciendo poco a poco, sí, pero el director David Serrano, hace que cada personaje, manteniendo la cordialidad en los diálogos, nos transmita corporalmente ese subtexto que nos va calando.

Los reproches y las anécdotas brotan, pero de un modo educado. Las reacciones no son estridentes. Hay un cinismo que sólo los autores británicos saben usar. Pero es la naturalidad de las interpretaciones la que nos está conmoviendo con ansiedad porque cualquiera de los personajes nos resulta creíble en la defensa de sus posturas. Es como estar en medio de un matrimonio que se divorcia mal, pero tú eres amigo de los dos y no quieres verte obligado a tomar partido, porque cada uno tiene sus razones.

El detonante será cuando la visitante les pida incorporarse para relevar a los jóvenes que están dentro en una fase crítica poniéndoles frente a su responsabilidad como creadores de un proyecto errado. Y probablemente no salir. Reparar lo que será la herencia para sus hijos. Pero los hijos al final no son sólo los biológicos también las consecuencias de nuestros actos. Durísima decisión que nos traspasa el alma con las grandes interpretaciones de estos tres protagonistas desbordados de matices deslumbrantes.