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Armando González, Olga Merino, Juan Cruz, Yolanda Vaccaro y Laura Ventura, durante el debate

Escribidores

El periodismo, hoy: la paradoja del sarcófago

Destacados corresponsales latinoamericanos debaten sobre cuestiones eternas y actuales que marcan el ejercicio de la información responsable en una mesa redonda de Escribidores

La letra urgente, la notaría de la actualidad, es, para muchos, otra modalidad literaria. De ahí que Escribidores le dedicara esta tarde una mesa redonda, moderada por el periodista y adjunto a la presidencia de Prensa Ibérica, Juan Cruz, sobre los retos actuales de la profesión en los días de las fake news, la cultura de la cancelación y las redes sociales. Laura Ventura ('La Nación'), Armando González ('La Jornada'), Yolanda Vaccaro ('El Comercio') y la periodista y escritora Olga Merino analizaron las diversas cuestiones sobre el tapete del presente y el futuro inmediato, o, en palabras de Cruz, «los distintos fantasmas del oficio, que son también los fantasmas de las épocas y del público, del lector».

El sarcófago

El moderador lanzó la pregunta y Merino ofreció la respuesta, seca, rotunda: «¿Que en qué momento se encuentra el periodismo ahora mismo? En el sarcófago. Pero vivimos en muchas paradojas: internet ha facilitado en parte nuestro oficio, pero estamos sobresaturados de información y de falsa información; el periodista sigue siendo importante, quizás hoy más que nunca, pero se ha precarizado, se está empezando a despedir a gente de los periódicos a partir de los 55 años para que entre en la rueda infernal gente joven mal pagada y que debe hacer muchas tareas, un multitasking en el que resulta imposible el análisis».

González insistió en esta idea: «Las herramientas actuales del periodismo nos están obligando a tener la información casi, casi en el momento en que ocurre, cuando no está triturada, confirmada, verificada. Pero el periodismo sigue siendo muy incómodo para el poder: la reacción del poder ante un periodista que incomoda sigue siendo furibunda, quizás ahora más violenta que nunca, como demuestran los casos de Svetlana Aleksiévich, Sergio Ramírez... Hay crisis en los medios pero la esencia del periodismo, señalar, incomodar y cuestionar las tropelías del poder sigue ahí».

¿Periodismo ciudadano?

Yolanda Vaccaro habló de otro notable concepto: «¿Qué es el periodismo ciudadano? ¿Cualquier persona con un teléfono inteligente situada en el momento correcto en el lugar correcto aventaja a cualquier periodista? Es perverso: no hay ningún contraste, no hay verificación de primera mano de ese supuesta noticia. ¿Cuántos reportajes, fotos, noticias se han viralizado de tuiteros y tiktokers que luego se han demostrado que no eran verdad? Yo distingo a los kamikazes como ellos de los periodistas serios».

La verificación

Juan Cruz se sorprendió al escuchar la palabra 'verificación' en tantas ocasiones como en el debate de esta tarde: «Desde 2008 no la oía. Y eso que Bill Kovach y Tom Rosenstiel, en Los elementos del periodismo, escribieron que el periodismo es la ceremonia de la verificación». La solución la tiene Olga Merino: «En prensa escrita, nuestra salvación está en echar el freno: que corran Twitter, la tele, internet... No podemos competir con esa velocidad, tampoco, pero nuestra marca reside en la cosa bien hecha».

El periodista y el sujeto

«¿Es el periodista gente que le dice a la gente lo que le pasa a la gente, como dijo Eugenio Scalfari?», se preguntó Cruz. Laura Ventura apuesta por la persona, el sujeto tras el informador: «¿Pirámide invertida? A mí me importa la narración, desde una mirada y la conciencia del sujeto, y si lo narra un sujeto tiene empatía. Lo estoy viendo estos días, con una enorme admiración, en las crónicas de compañeros en Rusia y Ucrania». 

¿Y el futuro?

Quizás la labor de estos corresponsales en plena guerra de Ucrania nos ofrezca el horizonte que necesita la profesión de informar y comunicar. «El otro día, al darle el uso de palabra a Nicolás Castellano, corresponsal de la Ser, se escuchó cómo un militar ucraniano, creyendo que estaba grabando un vídeo, le exigía que apagara el móvil. Yo me habría cagado patas abajo. El ejemplo de serenidad que dio el periodista al explicarle que simplemente estaba entrando en directo en la radio me resultó emocionante».

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