Festival de cine fantástico

La cosecha ‘made in Málaga’ del Fancine

Dos cortos y dos largos. De un episodio real tamizado por una visión alucinada a un filme de animación que no se toma demasiado en serio, pasando por una alegoría del cambio climático y una historia en tres perspectivas. Así son las cintas boqueronas del certamen organizado por la UMA 

Hablamos con José Carlos, Leví Star, Leonardo Uhlenburg y Jaime Penalva, los directores de las obras

Distopías, morbo, loops y violencia: lo mejor de Fancine

Lucio Romero, en 'Holter', de José Carlos

Lucio Romero, en 'Holter', de José Carlos / La Opinión

Roberto Montero Parada

La trigésimo tercera edición de Fancine, el festival de cine fantástico de la Universidad de Málaga (UMA), está tocando a la puerta. Comenzó el 8 y acabará el día 16 de noviembre, acogiendo un total de 94 películas, de las cuales cuatro son made in Málaga. Los dos largometrajes serán 'Las tr3s partes del espejo', del director y compositor Leví Star, y la animación 'Chavales', de Jaime Penalva. Por otro lado, se incluyen los cortometrajes de José Carlos, 'Holter', y Leonardo Uhlenburg, '2075'. El edificio del Rectorado y el Contenedor Cultural acogerán los estrenos de las cuatro obras, los días 13 y 14 de noviembre. 

Holter, de José Carlos

13 minutos de proyección, un equipo de 7 personas, 2 días de rodaje de 14 y 10 horas, respectivamente. Resume el director de Casabermeja, José Carlos (sin apellidos ni redes sociales) el mensaje de su más reciente cortometraje: “enfrentarte a tus propios miedos”. Una sencilla prueba médica, envuelta en un aura inquietante y de realidades inconexas, que desata un viaje del personaje, interpretado por el longevo actor Lucio Romero, hacia lo desconocido. Pero esa es solo una de las versiones de esta historia. El protagonista, del filme y de la experiencia en la que se basa, cuenta una muy distinta: “más graciosa”, asegura. 

La visión del director pasa por vestir a la historia con “una capa fantástica” y trasladar a la pantalla lo que José Carlos piensa que Romero sintió cuando tuvo lugar esta experiencia. Todo lo que ocurrió en su casa poco después de llegar con un aparato Holter incorporado. Y no, no hay más detalles. “A mí me interesa un poco más la oscuridad”, espeta el realizador. 

Aunque al principio Romero le costara bastante asimilar las vicisitudes del guion, de acuerdo a la propuesta de José Carlos, el célebre intérprete acabó cediendo, “nuestra relación es buena, somos amigos” afirmaba el máximo responsable de este proyecto, de 30 años y arquitecto como profesión. “Hace cinco años que lo conozco… es un talento de Málaga, uno de los mejores”, remató Lucio Romero.

Lars von Trier, David Lynch, Ingmar Bergman, el realismo mágico, sus cuadros favoritos, 'El espíritu de la colmena' de Víctor Erice… son algunas de las influencias que forman el mundo cinematográfico de José Carlos y muestran el amor por el cine de alguien que llevó a cabo sus primeros “pinitos” en el instituto junto a sus amigos. Para poder entenderse mejor: “creo que te limita un poco el estar en la realidad a la hora de contar historias”.

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Mary Ruiz en 'Las tr3s partes del espejo' / La Opinión

Las tr3s partes del espejo, de Leví Star

Indisociable”, así debe ser la relación entre la música y el cine según el director y compositor Leví Star. “Sin música la bicicleta del extraterrestre de Steven Spielberg no volaría, ni Harry Potter sería mágico ni habría Hitchcock y su ducha”, remata. 

En “Las tr3s partes del espejo” se manifiestan el amor y el entretenimiento a partes iguales, pero sobre todo se suscita la idea de “hacernos ver que todos nos parecemos más, que tenemos todos más cosas en común de lo que pensamos”. Esta intención manifiesta se enmarca en una historia desde tres perspectivas divergentes, y a su debido tiempo conexas: la de una madre desesperada, un adicto a los problemas y una cantante sin futuro que persiguen una bolsa escondida con un millón de euros.

Mary Ruiz (o Queen Mary en el argot del rap) capitanea el barco ideado por Leví Star, uno azuzado por un ritmo furibundo en su desarrollo y una “personalidad distinta a todas las demás películas” dada su versatilidad estilística. “Es un ejercicio de estilo, es algo muy personal… Con ver 15 minutos de la peli ya entiendes que estás viendo algo que no se parece en nada a cualquier otra cosa”, declaró Star. 

Al ser preguntado por la impronta que el propio director deja tras de sí en su película, solo tardó unos segundos en filtrarse a través de los altavoces del teléfono “el pudor” que padecía. “La película soy yo, cualquier persona que la vea me va a conocer, para bien y para mal”, concluyó.

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Una imagen de '2075' / La Opinión

2075, de Leonardo Uhlenburg

El director, montador y a su vez fundador de la productora Séptimo Pixel Films, Leonardo Uhlenburg, presenta su flamante cortometraje de apenas siete minutos, “2075”, bajo la estética de un fashion film, o un “viodeclip” como él mismo se refiere. Su promesa es la de hacer reflexionar al espectador sobre el cambio climático desde una visión ya puesta en el futuro y en el que la concepción de pasado, presente y futuro queda totalmente pervertida. “He querido dejar un legado de cuál es el pronóstico que, según me he documentado, pueden llegar a ser algunas partes del planeta en 2075”, indicaba mediante respuestas cada vez más afinadas. 

“Nos hemos inventado un idioma” espetaba Uhlenburg, y es que no hay diálogos, no es una “narrativa tradicional” que discurra sostenida por conversaciones o acciones de varios personajes. Una solitaria protagonista, Claudia González, y una voz en off en un dialecto inventado subtitulado son el único contexto necesario. Aunque el director aprovechó para explicar que el guion es “bastante más resumido” de lo que le hubiese gustado.  

Mediante la posibilidad de hacer viajes en el tiempo, el espectador será testigo de cómo un mensaje para las generaciones futuras, en realidad, se está recibiendo en el pasado, y es que en esta cinta “el pasado de ese futuro es el presente”, en referencia a las zonas no habitables del mundo. Del futuro. 

Claudia González escenifica la historia de una joven que, tras incendiarse el bosque donde vivía, se ve obligada a emigrar y recorrer miles de kilómetros buscando un sitio donde asentarse. Y, como el director afirma, “es un trabajo dificultoso para una actriz, sumado a que también necesitábamos que supiera modelar y llevar un vestuario en un entorno complicado”. Todo el peso de la trama recae sobre ella, y también sobre nosotros, al fin y al cabo “aún estamos a tiempo de evitar que esto ocurra”

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Una imagen de 'Chavales' / La Opinión

Chavales, de Jaime Penalva

Haz una película que le mostrarías a tus colegas”, esa es la esencia que busca transmitir Jaime Penalva con 'Chavales'. El “nopasanadismo”, enfrentarse al mundo sin demasiadas preocupaciones y sin tomarse las cosas demasiado en serio, ni siquiera a uno mismo. “Al fin y al cabo la película tampoco se toma demasiado en serio a ella misma”. 

Ataviados con una filosofía fresca, agradable y disfrutable, McMcickey, C, Pipí y Oscarmelle son los amigos que ayudarán a Colega, todos ellos basados en los compañeros de carrera de Penalva, a colarse en la facultad para cambiar el suspenso de su compañero y evitar la hecatombe académica. Referencias a Málaga mediante.

Un delirante largometraje de aventura animada que el director proveniente de Casares ha estado trabajando durante los últimos tres años, surgido de la filosofía punk y del “do it yourself”, o hazlo por ti mismo. Penalva se embarcó en la animación de este proyecto recién retornado a Málaga, con 25 años tras terminar sus estudios en Madrid, sumergido la intención de “hacer reír a la gente” y criticar duramente “la obsesión con lo útil y la instrumentalización de las cosas”. Influenciado, reconoce, por el ideario de “la conquista de lo inútil” o el trabajo plano a plano de Bill Plympton. 

Para Penalva, los procesos convencionales en la producción de la industria audiovisual son demasiado lentos, afectando a sus propios gustos, que migran con la edad. De ahí este nuevo punto de vista, lo “chavalesco”, el hacer las cosas a tu manera, sin buscar gustar o agradar, únicamente porque tienes pasión y quieres contárselo a tus amigos