Raúl González se unió con sus dos goles a la fiesta protagonizada por el holandés Rafael Van der Vaart, triple anotador, que lideró la goleada (7-1) con la que los hombres de Bernd Schuster arrollaron a un Real Sporting que cierra la tabla de Primera, sin puntos.

En semana de nueve puntos, ambos técnicos optaron por las rotaciones. Apelando al bonus que tiene el capitán, Schuster alineó de inicio a Raúl, esta vez acompañado en punta por el argentino Higuaín, y dejó en el banquillo a Van Nistelrooy. El alemán dio descanso a Sergio Ramos, que ni entró en la convocatoria, y a Heinze, defendiendo por los laterales Miguel Torres y Marcelo.

Con Guti de baja, por lesión, fue el repescado Rubén De la Red el que destapó el tarro de las esencias, que convirtió en excelencias Rafael Van der Vaart con los dos primeros tantos. En el 38, Higuaín, otro de los más aplicados en este principio de curso, dejó casi sentenciado el partido, al aprovechar un servicio de Robben.

Y por si fuera poco, en el primer suspiro de la reanudación, de nuevo Van der Vaart anotó, con elegante tiro de zurda, el cuarto. Apenas cuatro minutos antes de activar la ´conexión holandesa´, al servirle en bandeja el quinto a Robben.

Conscientes de que la nave rojiblanca era incapaz de navegar en ese maremoto, los rojiblancos decidieron morir al menos con la mínima dignidad que otorga el así denominado 'gol del honor' que, en este caso fue el 5-1, que anotó tras un contraataque, Kike Mateo.

Y en éstas, el capitán decidió que la velada era propicia para seguir bailando merengue. Sin marcar desde el 7 de mayo pasado, un súper-depredador como Raúl no iba a dejar pasar la ocasión de reforzar sus estadísticas a costa de una presa moribunda. Primero hizo inservible la mejor intervención de Sergio Sánchez en todo el partido, al aprovechar el rechace de éste, tras fuerte disparo de Robben. Seis minutos más tarde, en el 64, le dibujó una cuchara al guardameta visitante para anotar el séptimo.

Los últimos minutos apenas sirvieron para que los asturianos impidiesen que la debacle fuera aún mayor. Apoyados por unos seguidores asombrosos, que no dejaron de animar hasta el último instante.