Dicen que no hay mal que cien años dure. O es mentira o el Unicaja aún no ha cumplido el siglo de castigo que le han impuesto sufrir ante el Tau. Esta historia, la de malagueños y vitorianos, es más propia de una novela de piratas. De ésas con cofres escondidos y maldiciones que te persiguen el resto de tu vida. El día que el Unicaja consiguió el tesoro de ganar la Liga ACB tras endosarle un 3-0 al Baskonia, ese mismo día cayó sobre la cabeza de los verdes un mal que aún perdura. Derrota tras derrota, el Unicaja cuenta sus últimos partidos ante el Tau por debacle. Es el sino que le persigue a los verdes. Sólo en territorio neutral, en el tercer y cuarto puesto de la Final Four en Atenas, la maldición no hizo su efecto.

Ya puede tener el Unicaja al mejor Haislip desde que llegó a Málaga. Al Cabezas más fino de los últimos años. Al nuevo y flamante Aíto o a una afición ilusionada y crecida con su equipo. La vida sigue igual cuando el Tau se cruza en nuestro camino. Derrota, bajada de humos y a seguir caminando sin rechistar. Lo que hay que aguantar.

Comentaba un compañero de Vitoria con guasa al final del partido que si en Málaga no se iba a ordenar un decreto para evitar que el Tau volviese a Málaga. Puede que no le falte razón. Que en la Costa del Sol a más de uno le entra urticaria cuando escucha tan temibles siglas. Pero que nadie se equivoque, les ganaremos. Esta batalla, aunque perdida, sólo sirve ahora mismo para crecer. Sí, para sumar. Como dice Aíto, el equipo "baja de la nube". Ayer en el Carpena hubo desilusión, pero también hay esperanza. El margen de mejora es infinito y sólo Tau y Barcelona están hoy al nivel del Unicaja. Esto sólo acaba de empezar, ya lo verán.

La Euroliga, de fondo

Reivindicación. El Tau no es sólo el gran enemigo cajista porque casi siempre nos gana. También lo es porque nos quieren cerrar la puerta del espectáculo europeo. Ayer en Málaga hubo reivindicación. A parte del colorido que ofreció un Carpena lleno hasta la bandera -no sé yo cuantos pabellones de Europa con capacidad para 10.000 espectadores pueden hacerlo-, los aficionados cajistas tenían en sus asientos unos carteles en los que se podía leer "somos un equipo de Euroliga" y "Málaga por su Euroliga". Está claro que los malagueños quieren seguir disfrutando del mejor baloncesto y en las mejores competiciones. ¿Por qué tiene que ser la Euroliga un coto privado?

Ayer fue un partido de altos voltajes. Como siempre, pero un poquito más. Rakocevic se llevó de recuerdo otra de sus sonoras pitadas en el Carpena. Mickeal y Jiménez se dieron cera como para pulir siete coches. Pero lo mejor fue el ´choque de titanes´ entre Cabezas y Prigioni. Hubo chispas y el roce de cabezas sólo quedó en una anécdota. Pero no fue por el base malagueño, que se comía al argentino. La sangre no llegó al río, pero ´Carlitos´ encarnó las sensaciones que todos los malagueños aún tienen contra el Tau: rabia, impotencia y por supuesto envidia... deportiva, se entiende.

¡Cerrar el rebote!

Estadísticas. Para eso sirven, para contar que los cajistas en el primer cuarto parecía que llevaban unas pesas de 10 kilos en cada una de sus piernas. Si no, no se explica cómo el Tau cogió 15 rebotes y el Unicaja sólo 3 en los primeros diez minutos. Fue una de las claves. Puede que fuera la CLAVE, ya que al final del partido, el Tau acabó con 42 rebotes y el Unicaja con sólo 33. Una barbaridad.

Y es que a este equipo le gusta correr. Es el ´Forrest Gump´ de la ACB, pero le cuesta una ´jartá´ atacar en estático. La falta de acoplamiento, la férrea defensa rival o la alineación de los planetas dejaron en numerosas ocasiones una evidente falta de ideas de cara al aro rival. Es un aspecto a mejorar. Pero no es el único.

Y es que ni antes éramos tan buenos ni ahora somos tan malos. Este equipo necesita tiempo. Aíto necesita horas de trabajo y el Unicaja necesita paciencia.

El fantasma de Popovic

Errores tontos. Quizás ayer fue el día tonto del curso. Premonición o no, lo cierto es que ayer, cuando Cook hizo su primer ataque en estático, se botó el balón en el pie -algo que le sucedió más de una vez al antiguo base cajista Bojan Popovic-. Y también le sucedió a Gomis. Y a Welsch... -esto ya es más normal-. Muchos en el Carpena se echaron las manos a la cabeza al recordar al ex base serbio. Afortunadamente, el mal tiene cura. El ´día de la marmota´ o la pájara colectiva, argumentos de peso.