No puede sentir más presión Ferrari. Corre en casa y se la juega. Un error, una salida de pista, les descabalgaría del campeonato. Sería un drama con cinco carreras por delante. La obligación la impone la historia, el pedigrí de la escudería. En Monza la sensación se confirma en cada esquina. Fernando Alonso encuentra este año en la pista italiana su particular Montmeló.

En Barcelona no puede poner un pie en el paddock sin provocar una avalancha de aficionados. Sucede igual en Italia. Escoltado por un miembro del equipo, el asturiano reparte sonrisas y se abre paso como puede camino del garaje. Toca reunión con los ingenieros para analizar un buen viernes, segundo en la tabla de tiempos.

A nadie en Ferrari se le escapa todo lo que se juegan este fin de semana. No pueden caerse tan pronto del campeonato, una cuerda floja por la que caminarán cada quince días hasta las estaciones finales, obligado su piloto líder a no bajarse del podio. Stefano Domenicali, el jefe, el mismo que dijo hace unos días que Alonso le recuerda cada vez más a Schumacher por sus dotes de mando, lanza el aviso. «Es una carrera muy importante para nosotros porque estamos en casa y porque todos estamos advertidos de cuál es nuestra situación en el Mundial. Lo daremos todo, por nosotros, y por nuestros seguidores, aunque sabemos que la oposición será dura».

En Ferrari se necesitan unos a otros más que nunca. Alonso pide que en Maranello sigan con el pie a fondo para mejorar el coche; en la fábrica rezan para que las manos de su piloto estén de dulce hasta mediados de noviembre y hasta Massa tiene la responsabilidad sobre sus hombros de sumar todos los puntos que pueda para robárselos a los rivales directos.

Claro que el brasileño no lo ve así. Tiene 73 puntos de desventaja pero todavía piensa en el título. «Yo he venido aquí a ganar porque quiero el Mundial», zanja el brasileño, que se llevó el susto del día. Se salió de la pista en una de las zonas más rápidas y terminó así su tanda de la mañana. Piloto y coche salieron sin daños.

Ilusión

El banco de pruebas del viernes deja ilusión en Ferrari. Alonso segundo y Massa tercero después de un día de trabajo intenso. Sólo Vettel puso su Red Bull por delante, 76 milésimas más rápido que el asturiano. En la pista italiana manda la velocidad punta. El asturiano sólo alcanzó los 337,7 por hora, sólo el decimosegundo más rápido, pero en el equipo confían en ganar un extra a la hora de colocar la configuración de carrera y el motor que estrenarán hoy en la clasificación.

Es la pista más rápida del Mundial. La media de la carrera es la más alta del Mundial, 250 por hora después de una hora y media de batalla.

Acertar con la aerodinámica es crucial, imprescindible atinar con los reglajes y descubrir la trazada buena en la parabólica, la imponente curva de altísima velocidad, seña de identidad de la pista italiana. Cuidado también con las frenadas, gran sufrimiento para el sistema en brutales desaceleraciones. Y un ojo puesto en el motor. Sufre el propulsor, con el pedal a fondo durante el 77 por ciento de la vuelta. Por eso Fernando Alonso estrenará el último que le queda sin estrenar. A partir de Singapur tocará reciclar los usados durante el año.

Vettel cumplió de largo con el Red Bull. Su equipo no se encuentra cómodo y sufre las carencias del motor Renault, pero se ha colocado al frente de los tiempos. A Webber le costó más encontrar el ritmo ideal y McLaren quedó en segundo plano. Algo esconden los de Woking, señalados como los favoritos para profanar el templo de la velocidad.

Satisfecho

Alonso se mostró «satisfecho» por el trabajo realizado en la sesión, ya que sólo fue superado por el alemán Sebastian Vettel (Red Bull). «Estamos muy satisfechos con lo que hemos logrado en las dos sesiones. Hemos intentado probar diferentes configuraciones aerodinámicas y ahora hay que estudiar los datos con cuidado para hacer la mejor elección», declaró el asturiano tras los entrenamientos.

Alonso, que logró un tiempo de 1:22.915 en la segunda sesión, volvió a recordar que Red Bull y McLaren pueden ser los más fuertes. «Nosotros nos fijamos en nuestro trabajo y en esforzarnos en la calificación y especialmente en domingo. No será fácil porque Red Bull y McLaren parecen los más competitivos y fuertes», indicó. El asturiano incidió en la idea de que Monza «requiere poca fuerza aerodinámica» por lo que el equipo necesita «encontrar la situación correcta, sobre todo para no perjudicar la estabilidad a la hora de frenar» puesto que «la velocidad es muy importante».