Ancelotti no quiere más estrellas en su Madrid. Al italiano le parece suficiente lidiar cada día con Casillas, Sergio Ramos, Xabi Alonso o Cristiano Ronaldo como para tener ahora que meter a otro galáctico más en el vestuario de Valdebebas. Solo así se pueden entender sus palabras de estos últimos días negando la posibilidad de fichar un delantero centro que meta los goles que falla Benzema. «Tenemos a Karim, que es muy fiable, y podemos utilizar otros jugadores ahí. Isco puede ser un falso nueve. No es importante tener un delantero centro que marque muchos goles, sino un jugador que ponga pases para Bale o Cristiano. No vamos a buscar otro delantero porque no lo necesitamos», dijo tras el primer amistoso de la gira norteamericana.

En las palabras de «Carletto» sobra contundencia, pero falta realidad técnico-táctica. Colocar a Isco de falso nueve es poner al exmalaguista a los pies de los caballos, en un sitio en el que no es el suyo y con unas funciones que no son las que mejor sabe hacer el de Benalmádena. Y hay ejemplos que lo corroboran porque el curso pasado ya ejerció de ¿delantero? en algunos partidos (Sadar, por ejemplo), con un resultado ciertamente desalentador. Algo así como lo que pasaría si el italiano colocara a Pepe de extremo izquierdo o a Modric de lateral diestro subiendo y bajando por la banda.

Ancelotti utiliza a Isco, simplemente, como escudo humano para evitar encajar otra pieza exterior en su puzzle. Falcao o Lukaku, dos de los nombres que se han vinculado al Real Madrid 2014/2015 aseguran goles pero ¿tienen sitio sus taquillas en un vestuario tan especial como el de Concha Espina? Ancelotti piensa que no, que más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer, aunque los que mandan opinen lo contrario.

Así que el malagueño, sin comerlo ni beberlo, se encuentra en el meollo de un debate en el que su entrenador le ha dado un papel protagonista. Isco fue uno de los refuerzos más importantes de Florentino Pérez el pasado verano. Con sudor y trabajo se ganó sus minutos. Fue importante el día de la final de la Champions League saliendo desde el banquillo. También lo fue el día de la final de la Copa del Rey, desde el once inicial. Pero en ambas ocasiones jugando en el centro del campo, en su posición natural, donde brilló en el Málaga CF de Pellegrini y en la selección sub´21.

El problema es que la reciente llegada de James Rodríguez amenaza su cuota de minutos en el equipo del Bernabéu y al malagueño le toca buscarse su sitio sea donde sea. Es una evidencia que la llegada del internacional colombiano afecta a su rol en la zona ancha merengue. No hay sitio para los dos. Es más, a lo mejor no hay sitio para ninguno. Al Madrid de Ancelotti le va bien el 4-3-3. Y en ese dibujo es difícil colocar a todos. Di Maria tiene toda la pinta de que dejará un hueco en la zona ancha, pero Alonso, Modric, Kross y el propio James parece que a día de hoy llevan ventaja sobre Isco en la libreta de «Carletto» para jugar en el medio campo.

El costasoleño es un futbolista genial. Un mago con el balón en los pies. Vertical, técnico, con toque de balón... pero no es ese invento de falso nueve que tanto éxito le dio a Vicente del Bosque en la última Eurocopa y en el Mundial de Sudáfrica. Querer convertir a Isco en el Cesc Fábregas de La Roja puede suponer un peaje muy caro para técnico y para jugador, que renunció hace 12 meses a seguir vinculado a Manuel Pellegrini en el Manchester City por intentar la aventura en el Real Madrid. Ahora, 365 días después, tiene un Champions y una Copa en su palmarés, pero un futuro nada claro en un equipo que lo fichó para construir y dar el último pase, pero que ahora quiere que remate y meta goles para seguir teniendo minutos y protagonismo.