Hay un Davidovich antes de la pandemia y un Davidovich muy diferente en la actualidad. Por experiencia, por crecimiento y por resultados. El malagueño acaba de alcanzar su mejor posición del ranking desde que es profesional, colocándose el 52º del mundo. Con su reciente participación en el Masters 1000 de París-Bercy ha escalado 11 posiciones de golpe, y ya es el quinto español mejor valorado después de Rafa Nadal, Roberto Bautista, Pablo Carreño y Albert Ramos. Un colofón sobresaliente para un año de consagración ya no como promesa, sino como realidad del universo tenístico. Todavía tiene 21 años.

Primera victoria de su carrera en un Grand Slam (Australia Open, enero). Alcanzar los octavos de un Grand Slam por primera vez (US Open, septiembre). Conseguir untriunfo en la tierra batida de Roland Garros (finales de septiembre). Semis primero y cuartos de final después en el ATP 250 de Colonia y octavos del último Masters 1000 de París, los dos últimos con Schwartzman como rival que se le resiste. Son resultados que han acaparado los focos mediáticos y el respeto de los rivales. Son síntomas de un año para enmarcar en el que ha pasado del puesto 85º que tenía en enero hasta el 52º.

Su voracidad y el trabajo mental que ha ido limando su progresión. "Hago meditación y eso me ayuda para no tener tantos altos y bajos. Ahora soy más estable", contó en noviembre. Trabajar con un psicólogo y la vía de la meditación han sido atajos para saber controlar los nervios y la impotencia en el desarrollo de un partido. Un pura sangre como él, de mucho ímpetu en el juego y con un temperamento que muchas veces le ha perjudicado, necesita de la victoria para alimentarse y de la calma para equilibrar la balanza. Ha conseguido una cosa y la otra.

"Mi meta es acabar el año alrededor del Top-50. Si logro terminar ahí pues será extraordinario. Estoy muy feliz del progreso que estoy teniendo esta temporada", aseguró como objetivo personal hace unos días. Ya es una realidad y seguirá creciendo. Desde que hace unos meses entrenara en Marbella durante horas con Novak Djokovic, algo que "le ayudó muchísimo a mejorar", Alejandro Davidovich solo supo competir, ganar y perder aprendiendo, conocer sus límites y afilar sus mejores armas. Ahora, después de un 2020 atípico, intenso y gratificante, toca descansar.

Se avecina una temporada 2021 repleta de retos y un objetivo que brilla en el horizonte: meterse entre los cuatro mejores españoles del ranking ATP para ir a los Juegos Olímpicos de Tokyo. De momento, Albert Ramos es el 46º. Está a tiro€ pero habrá que demostrarlo en la pista. Pase lo que pase, el año de la pandemia siempre será el año de la catapulta hacia el mejor tenis jamás visto en un malagueño.