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Desayunos de La Opinión

Broche de oro a muchos años de esfuerzo y trabajo

At. Torcal femenino en fútbol sala, CV La Fuensanta de Pizarra en voleibol femenino y Basket4Life en baloncesto masculino lograron el ascenso de categoría. A pesar de todo, el curso 21-22 se presenta lleno de dificultades, sobre todo económicas

Broche de oro a muchos años de esfuerzo y trabajo

La Opinión de Málaga organizó el pasado miércoles 7 de julio un desayuno en el que se analizó el nuevo escenario económico, deportivo y social al que se enfrentan tres clubes deportivos malagueños que han conseguido en la temporada 20-21 el ascenso de categoría en sus respectivas disciplinas.

Los equipos en cuestión son el Basket4Life, que consiguió su segundo ascenso a Liga EBA en su tercer año de existencia; el Atlético Torcal de fútbol sala femenino, que logró subir a la Primera RFEF, y el CV La Fuensanta de Pizarra femenino que obtuvo el pasaporte a la Primera División de voleibol.

Acudieron a la cita de nuestro periódico Laura Moreno, directora del Área de Educación, Juventud y Deporte de la Diputación de Málaga; Paco Repiso, presidente del club Basket4Life; Ana Mayoral, integrante de la plantilla del Atlético Torcal Antequera de fútbol sala, y Marta Subires, jugadora del CV La Fuensanta de Pizarra femenino.

Moderado por el redactor de La Opinión de Málaga Fran Extremera, este desayuno, que contó con el patrocinio del Área de Educación, Juventud y Deporte de la Diputación Provincial de Málaga, sirvió para poner de manifiesto a través de los testimonios de los contertulios los múltiples problemas a los que se enfrentan estos exitosos equipos una vez superada la euforia del logro deportivo en una nueva realidad en la que necesitan, sobre todo, más recursos económicos para poder afrontar competiciones más exigentes a todos los niveles.

El denominador común que comparten estas tres instituciones deportivas es que el ascenso de categoría, en vez de suponer una solución o un alivio en su día a día «se ha convertido en un verdadero problema». Viajes, logística, desplazamientos por toda la geografía española, hoteles, derechos federativos, alquiler de pabellones, cuotas de inscripción etc., suponen un verdadero lastre para estos clubes con estructuras amateur que van a competir la temporada que viene en deportes y categorías altamente profesionalizadas. A la hora de planificar, las consecuencias más negativas no se han hecho esperar: «Nosotros hemos renunciado por segunda vez a jugar en Liga EBA porque las condiciones que nos ha exigido la Federación han sido inasumibles por nosotros», indica Paco Repiso, presidente de Basket4Life, más que un club, una iniciativa, promovida por antiguos y actuales jugadores en activo de este deporte (entre otros, Rai López, Miguel Molina, Adrián Fuentes, Alejandro Navajas, Pepe Pozas y el propio Paco Repiso), sin ánimo de lucro «que ofrece un camino a jugadores que tras muchos años de sacrificio, no llegaron a la élite y en la que, en muchos casos, abandonaron sus estudios». Basket4Life ofrece a sus deportistas la posibilidad de seguir jugando baloncesto mientras desarrollan un proyecto formativo personal que los promotores apoyan con becas, y en la que se hace un seguimiento durante todo el año para que vayan cumpliendo sus objetivos académicos.

Y todo esto en un año, 2021, que ha sido el más complicado por los azotes de la pandemia. A pesar de esto, Laura Moreno, directora de Educación, Juventud y Deporte de la Diputación de Málaga, se mostró esperanzada en aprovechar socialmente los éxitos de los equipos malagueños «para que aumente la práctica de los deportes en cuestión».

Cuando todavía no se han apagado los ecos de las celebraciones por el ascenso del Atlético Torcal y del CV La Fuensanta Pizarra, los equipos directivos de ambos clubes buscan desesperadamente fuentes de financiación para poder competir en las nuevas categorías conseguidas deportivamente. Según fuentes de las directivas de ambos clubes, la logística de los viajes, ahora por toda España, los hoteles, avales, las comidas, el material deportivo, pago de instalaciones, etc. hacen que se multipliquen por tres o por cuatro los gastos que han tenido en la recién finalizada temporada, en una época en la que la pandemia ha cortado de raíz muchas de las ayudas institucionales y prácticamente ha borrado del mapa deportivo a todos los espónsores que tradicionalmente apoyaban al deporte malagueño.

«Económicamente el problema siempre es el corto plazo» -indica Paco Repiso- en nuestro caso hay que hacer frente a todas las obligaciones de dinero en un mes de plazo y está claro que las ayudas institucionales no llegan hasta fin de año y es muy difícil obtener ayuda privada en tan corto periodo de tiempo, y esto las federaciones nunca han querido verlo», se lamenta.

En este sentido, Laura Moreno corrobora las palabras de Repiso y cree que, tradicionalmente los deportes han sido ‘la hermana pobre’ para las instituciones y más desde que se declaró la pandemia en el que se ha tenido que priorizar dinero para otros sectores para paliar los daños de la crisis sanitaria.

Dos de las protagonistas de los ascensos nos dan su visión de la situación desde el punto de vista de unas deportistas. Ana Mayoral, jugadora del Torcal femenino desde los siete años -ahora tiene 19- muestra su incertidumbre ante la próxima temporada en la que deportivamente el reto es apasionante: «Tenemos ilusión. Vamos a jugar contra las mejores jugadoras del mundo pero, al mismo tiempo, entre nosotras, comentamos si vamos a cobrar algo de dinero, porque, aunque no es mi caso, hay muchas compañeras que necesitan tener ingresos para poder vivir».

Por su parte, Marta Subires, jugadora del CV la Fuensanta Voleibol de Pizarra, apela al aspecto de la dedicación, de la exigencia que conlleva invertir parte de tu vida cuando se es joven, a practicar un deporte: «Requiere un sacrificio importante. En mi caso yo me centré en entrenar y en estudiar Medicina exclusivamente, sacrificando todas las cosas que hacen las chicas de 18 ó 20 años. Te tiene que gustar mucho el deporte que practicas para poder seguir en él» y añadió que «el compromiso de todas las jugadoras del Pizarra Voleibol» como elemento clave para conseguir el ascenso, ya que muchas de ellas compaginaron la liga senior con la liga juvenil. Respecto a la temporada próxima, Subires opina que el objetivo será «mantener la categoría y seguir contando con el apoyo de todo el pueblo de Pizarra».

En esta misma línea se manifestó Ana Mayoral, del Atlético Torcal: «Tenemos mucha ilusión de jugar en la nueva categoría. Seremos el equipo más joven y con menos presupuesto de la Liga y seguro que va a ser un año complicado deportivamente, en el que vamos a sufrir muchas derrotas porque la Liga española es de las mejores del mundo y tenemos que mentalizarnos; pero tenemos un deseo: mantenernos en la categoría».

Una carrera de obstáculos en la temporada 2021-22

Los ascensos de Basket4Life, Atlético Torcal y CV La Fuensanta Pizarra Voleibol se han convertido en un «regalo envenenado» para sus regidores y directivos de cara a la inminente temporada 21-22 que arrancará durante el final del verano y el principio del otoño.

«Ascender de categoría no te aporta ningún dinero extra» indican desde la directiva de uno de los clubes recién ascendidos, «tan sólo la visibilidad mediática que supone la hazaña deportiva y la repercusión social en tu zona geográfica. Pasado este periodo, todo vuelve a la normalidad».

Y la «normalidad» muchas veces es cruel por la más que evidente falta de recursos para afrontar las exigencias que imponen las federaciones en sus competiciones estatales y que, en el caso de Basket4Life, les ha obligado, por segunda vez, a renunciar en los despachos a lo ganado merecidamente en las canchas de baloncesto malagueñas.

Los otros dos ascendidos que nos ocupan, CV La Fuensanta Pizarra Voleibol y Atlético Torcal, desconocen a día de hoy cómo van a hacer frente a todos los gastos que conlleva subir una categoría en sus respectivos deportes.

Los clubes señalan que no van a poder competir en igualdad de condiciones con los rivales que se van a encontrar en su nueva categoría por el marcado carácter amateur de sus organizaciones deportivas y la falta de dinero público y privado para poder hacer frente a los nuevos desafíos deportivos y apelan, una vez más, al coraje y al espíritu de sacrificio de sus actores principales, los y las deportistas, que hacen del amor y la afición por su deporte el mayor activo de estos clubes en su devenir por las categorías profesionales de sus disciplinas.

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