Ser el primero es encabezar un objetivo y abrir puertas a los que vienen detrás. Es crear escuela y una huella que muchos anhelan. Sin pretenderlo, Santiago lo hizo desde muy joven cuando se afincó en Marbella y abrió un local que fue pionero. Su carrera la inició a los 14 y, actualmente, a sus 82 años, aún sigue cocinando y al pie de su negocio. Es por ello que Santiago Domínguez recibió el merecido Premio Honorífico de El Delantal.

«Estoy encantado por el detalle y la distinción, además soy lector de vuestro diario. Enhorabuena por ser tan independientes como sois», dijo el cocinero. Quien también quiso destacar la importancia de promocionar y promover el ramo de la hostelería y trabajar por el turismo para potenciar la Costa del Sol y la provincia.

El restaurante de Santiago fue el primero en servir una caña en la Costa del Sol. Era la moda en Madrid, pero nunca se había visto en Málaga. Y fue una Victoria, como no podría ser de otra manera. Aquellas cañas eran servidas con una cigala de tapa. Él sabía que lo que había hecho era importante y, por eso, guardó ese primer barril que aún conserva.

Cabe señalar que por su restaurante han pasado los mejores chefs del mundo que iban a casa de Santiago a cocinar en sus fogones para explicar tendencias y mostrar nuevas técnicas. Su cocina fue, por tanto, pionera en gastronomía ya que adquirían las nuevas corrientes que éstos traían. Además, también ha sido cuna de grandes cocineros que, como aprendices, adquirían las enseñanzas de las estrellas Michelin que desfilaban cada año por este local.

El cuidado en la materia prima de lo que ofrece cada día en su establecimiento le granjeó el reconocimiento de lo más granado de la sociedad. Pintores, políticos, actores y cantantes se han dejado agasajar por las propuestas de este decano de la Gastronomía del Costa del Sol. Salvador Dalí, el Rey Juan Carlos, Kofi Annan, Sofía Loren o Julio Iglesias se han sentado a su mesa. Y así hasta más de 1.000 personalidades.

Hombre inquieto, las propuestas que ofrece Santiago en su restaurante han evolucionado con el tiempo, pero siempre respetando la base tradicional. «Me gusta la cocina de la abuela, pero refinada», asevera. Por eso, no es de extrañar, que en su carta está muy presente lo adquirido en las visitas que realiza con frecuencia a nuevos restaurantes nacionales e internacionales o a sus propios amigos chefs: «Cuando viajo, llamo a los cocineros que conozco en todo el mundo y me dejan cocinar con ellos en sus establecimientos», apostilla. Todo un ejemplo.