El veterano intérprete da vida en Formentera Lady, el debut en la dirección del actor Pau Durà, a un hippie de los años 70 que vive libre de ataduras hasta que la obligación de ocuparse de su nieto le pone los pies en la tierra. Sacristán también es el protagonista de Un hombre llamado Flor de Otoño, filme que celebra 40 años y que ha sido elegida la Película de Oro del certamen.

Su personaje en esta película aparece como congelado en el tiempo, lo que refleja muy bien que hay personas muy reacias a los cambios.

Pero este caso es particularmente extremo. Los cambios pueden darse de mentalidad o actitud, pero este hombre se ha quedado ahí en ese territorio que está amenazado y se derrumba. Aunque Pau Durà lo que pretende es contar la peripecia de un señor que creyó eso de los paraísos.

Pero la vida de la que quiso apartarse vuelve...

Vuelve como para completar algo que se quedó ahí deshilachado o descolgado de su propia idea de la vida. Y que al final se completa. Aunque, insisto, sin hacer apología de la familia. Simplemente hay alguien que intenta una aventura y que se completa y acaba teniendo un sentido con la llegada de los otros.

Dice Pau Durà que «nunca es tarde para dudar de ciertas convicciones». ¿Le ha pasado a lo largo del tiempo?

No, en mi caso no. En cuanto a las ideas o ideología sigo pensando de la misma manera. Otra cosa es si coincides o no con lo que ocurre alrededor. Cuando hablo de la izquierda, así en general, no lo hago desde la frustración, el rencor o el dolor. Se supone que esto que está pasando es lo que tenía que pasar. Yo tengo mi trabajo, mi familia y mi entorno. Y si alguien viene y me pregunta, digo lo que pienso. Pero desde la distancia. En el fondo, tanto los ministros que cantan «soy el novio de la muerte» hasta estos catalanes que piensan que promover una República es como anunciar unas fiestas patronales, me parecen todos unos impresentables.

También está en Málaga para acudir al homenaje a Un hombre llamado Flor de Otoño, la Película de Oro de esta edición. ¿Recuerda qué le dijeron tras protagonizar este filme?

Han pasado 40 años... Lo de hoy en Málaga es muy emocionante. No recuerdo comentarios que me llegaran de fuera de la profesión, en la que todos éramos comunistas. No ocasionó mucho revuelo que hiciera de mujer. Más comentarios recibí con El diputado. Aquello sí que fue fuerte.

¿Cree que las nuevas plataformas de televisión y cine bajo demanda como Netflix y HBO acabarán con las salas de cine?

No creo. Como tampoco creo que las salas aumenten o proliferen. Las salas van a quedar para eventos. No quisiera que sucediera, pero me temo que el cine que se cierre no se volverá a abrir. Tengo un cine en mi casa y veo El vampiro de Düsseldorf o Umberto D remasterizadas y con una calidad de imagen que no había visto nunca. Y ahora, las tablets, los teléfonos, internet... Tengo un nieto que al año ya estaba más familiarizado con la imagen en movimiento que yo en sesenta años. Lo que creo es que se ha desacralizado el cine.

Los precios de las entradas también hacen que la gente se lo piense.

No soy empresario. Pero es que la oferta ahora es la que es. Y la gente se gasta el dinero en gambas antes que ir al cine.

¿Qué le parece que una película de cine español sea líder de taquilla en las últimas dos semanas?

Es algo momentáneo. Pasa con una película o con dos. Y luego pasan diez años y no hay otra igual.

¿No considera que el público le tiene ahora más cariño a lo que se hace aquí?

No. Hay más cariño a un producto con unas características determinadas. Las películas de Santiago [Segura], de Colomo... y ahora Campeones. Soy el primero en celebrarlo, pero paralelamente a estos títulos hay otros no peores que no cuentan con el favor del público.

¿No es optimista sobre la salud de nuestra cinematografía?

Sí, totalmente. Pero creo que estamos donde estamos. Ojalá bastara con hacer buenas películas para garantizar la presencia del público. Lo que pasa es que los márgenes son cada vez más estrechos. Y esa es la jodienda.

¿Qué opina de que los jubilados sean los que salgan a la calle a reclamar sus derechos y que la juventud se muestre indolente sobre lo que está pasando?

No lo sé. Porque qué temas podrían hoy movilizar a la juventud a salir a la calle. La sociedad es otra y las necesidades son otras. Contra Franco se manifestaba mejor. No te sé decir por qué coño la gente joven no sale a la calle.

¿No es maravilloso que el teatro le deje hacer cine y que el cine le deje hacer teatro?

Es maravilloso. Pero yo pongo mis condiciones. No voy corriendo de un sitio a otro. Es un privilegio.