Antonio Pereira (Villafranca del Bierzo,1923-Leon,2009) se encuentra entre los mejores autores de relatos cortos de la literatura española, publicados en numerosas colecciones y antologías a lo largo de su vida hasta culminar en la magnífica edición (Siruela, 2012,) de 'Todos los cuentos', al cuidado de su viuda,Ursula Rodriguez (la famosa 'U' de sus escritos,su compañera inseparable).

El libro que ahora comento, 'Oficio de mirar', editado por Pre-Textos, se compone de unas notas escritas entre los años 1970 y 2000, no se sabe si con vistas a su publicación, en forma de Dietario, aunque el propio autor duda en definirlas... «diario,agenda o lo que sea...».

De forma concisa, a veces telegráfica, pero sin perder nunca la expresividad del perfecto y sencillo castellano que le caracteriza,va desgranando vivencias, opiniones, agudísimas observaciones sobre personas, personajes y hechos de tres décadas de su multifacética actividad de «escritor disperso» como se autodefine: notable poeta, autor de novelas y, como queda dicho, autor de más de doscientos cuentos, muchos de ellos geniales; por si fuera poca la dispersión, fue un floreciente empresario y como escribe: «¿De qué vives, Antonio? Soy comerciante, me gano la vida vendiendo chismes de electricidad y aparatos eléctricos».

Víctima de la manía del encasillamiento, se lamenta con su fina ironía y nos recuerda, en su descargo, que nada menos que Vicente Aleixandre escribía allá por los años veinte cosas como «'Las reservas de las empresas en el nuevo régimen ferroviario', antes de tumbarse a reposar a la sombra del paraíso», así que, de vez en cuando deja la literatura para «ponerse al timón de la nave fenicia y manejar los negocios», momentos en los que recibe cartas como la del fabricante catalán que le escribe «Señor Pereira, no sabíamos que fuese usted competente en el ramo de la poesía».

Un lugar prominente lo ocupa en estas notas, como no podía ser menos, sus andanzas literarias, con abundantes pinceladas que retratan a una larguísima nomina de escritores contemporáneos, sus tertulias, encuentros, congresos etc., pero también están aquí sus viajes por el ancho mundo recogidos en pequeñas crónicas llenas de perspicacia e ironía, multitud de anécdotas, personajes y lugares que serán el germen de muchos de sus relatos.

En definitiva, el universo de Pereira en estado puro, para el disfrute de sus admiradores y el regocijo de toda clase de lectores.