La gran revolución que supuso la aparición del ´Lazarillo de Tormes´ se debió a que, hasta entonces, los personajes que expresaban sus cuitas en escenarios y páginas eran todos de alta cuna, de ahí el escándalo que supuso el que protagonista de la obra no fuera un rey, una condesa o un obispo sino un mísero criado que hacía balance de su atribulada vida.

Con el gran avance que para la literatura universal supuso el ´Lazarillo´ se ponía además la primera piedra del género español por excelencia, la novela picaresca, la otra cara del acrisolado Siglo de Oro.

El inicio de este género acaba de publicarlo Reino de Cordelia en una cuidada edición, a cargo del doctor en Literatura Hispánica por la Universidad de Navarra Adrián J. Sáez, con las ilustraciones de uno de los grandes del dibujo español, el madrileño Manuel Alcorlo (1935), a quien este año 2020 la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando acaba de dedicarle una muestra antológica de su larga carrera.

Las ilustraciones de Alcorlo parece que no pesan y que se elevan por las páginas del libro, un trazo grácil, engañosamente sencillo, capaz de acertar de pleno en la caricaturización de los personajes y en el ambiente de la época.

El estudio introductorio de Andrián J. Sáez nos da las claves de este clásico que nos regala un panorama único de las costumbres, modos de pensar, soñar, comer y vestir de la sociedad estamentaria de su tiempo, a través de los diferentes señores a los que va sirviendo Lázaro de Tormes.

La edición, anotada y que moderniza las grafías sin relevancia fonética, ofrece además unos apéndices con los añadidos que el editor Atanasio Salcedo presentó en la edición de Alcalá de Henares de 1554.

Un disfrute por partida doble, de la vida y desdichas del primer pícaro, y de las ensoñadoras y divertidas ilustraciones del maestro Manuel Alcorlo.