El Ayuntamiento de Málaga va a ser en la Feria de 2017 especialmente escrupuloso con que los hosteleros del Centro Histórico ocupen únicamente los metros que la ordenanza les asigna a sus terrazas por motivos de seguridad, tal y como explica el edil del ramo, Mario Cortés, en la tertulia del Mesón Cantarrana, un foro mensual que organizan La Opinión de Málaga y el mesón (calle Sánchez Pastor, número 10), para analizar temas de actualidad. En esta ocasión, Cortés, Javier Frutos, propietario del negocio y vocal de la asociación de hosteleros Mahos-Amares y el vicepresidente de la Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol (Aehcos), Francisco Moro, debatieron sobre la Feria de la ciudad.

Cortés señaló: «Le vamos a pedir este año una mayor sensibilidad a los hoteleros con las vías de evacuación, un cumplimiento estricto de los metros de espacio porque en aquellas calles que se establezcan, y que sean vías principales de evacuación, tenemos que tener los tres metros necesario de evacuación; si la gente cumple, no habrá ningún problema». En su opinión, no se puede dirigir a la población hacia una calle ante una emergencia y que luego sea imposible pasar. «Se están estudiando las calles en el plan de emergencia, cuáles van a ser las vías principales». Esto, entre otras cosas, está relacionado con los incidentes de la pasada Semana Santa tanto en Málaga como en Sevilla, donde hubo sendas estampidas.

Javier Frutos, dueño del Mesón Cantarrana y vocal de la asociación de hosteleros Mahos-Amares, subrayó que la «inmensa mayoría cumple con los metros adjudicados; al final, son sólo cuatro los que no lo hacen».

Hubo otro anuncio por parte de Cortés, hecho cuando los tres tertulianos debatían sobre la necesidad de profesionalizar, aún más, el real del Cortijo de Torres. «Hay que profesionalizar más el real. Este año va a haber especial atención a que los porteros de todas las casetas sean profesionales de la seguridad privada. No va a valer mi primo Paco que es muy fuerte; no, tienen que ser profesionales». Bajo este prisma, Cortés abogó, por ejemplo, por que «sean profesionales los que den el servicio de hostelería en el real», de forma que una peña siga controlando la caseta, fundamentalmente a través de sus eventos y actividades, pero se saque a concesión el servicio de restauración.

Moro, por su parte, considera que la caseta debe ser explotada por la peña, pero, si no puede o no quiere, es el Ayuntamiento el que debe sacar la concesión pública o subasta y el dinero vaya a parar a las arcas públicas.

Pero hubo también un profundo debate sobre la Feria del Centro. «En los últimos años, la imagen en Feria ha sufrido un cambio, una evolución impresionante en el modelo de Feria del Centro Histórico; en los primeros años que yo estaba en Juventud, con las campañas de ponte la camiseta, las peleas, los aspersores en la calle, la mala imagen que dábamos; había que lamentar heridos graves y muertos. Ha habido una evolución tremenda», dice Cortés.

Moro asevera que, desde el punto de vista hotelero, «la Feria es la semana grande para nosotros, la mejor semana indiscutible del año, nada lo puede superar. Tenemos dos ferias, sí. Eso es positivo. El turista que viene de fuera la que demanda es la del Centro». En su opinión, hay que acabar con el botellón, controlar el tema de los baños, que el Centro no se convierta «en una cloaca», publicar los bandos con suficiente antelación y extender la fiesta a zonas como la Plaza de Camas, para descongestionar. En cuanto a la Feria del Centro, dice, «es una maravilla».

Tanto Moro como Frutos destacan que ya casi no se ven descamisados en las calles del Centro Histórico y Cortés resalta que fue fundamental el que comenzaran a hacerse cacheos aleatorios en diferentes zonas de acceso para acabar con la presencia de armas blancas. En cuanto al botellón, el concejal recuerda que la ley que lo regula prohíbe beber en la vía pública. «Cualquiera que se saque una cerveza en la puerta de un bar técnicamente está haciendo botellón y habría que sancionarle. No es viable». No es un problema policial, sino de educación. Lo que se prima ante una concentración de miles de personas bebiendo es «la seguridad ciudadana». «Hablamos de 50.000 personas en el Centro Histórico o el real, lo que se prioriza en ese momento es que no pase nada y la gente se divierta».

Frutos, por su parte, recuerda que se va a seguir apostando por los conciertos de música en las principales plazas, porque eso atrae a otro tipo de público, se queja de que se corte a las seis la música en la calle, aunque insiste en que el Ayuntamiento está fomentando que haya eventos musicales dentro de los establecimientos. Es por ahí por donde hay que ir, cree. «Tenemos que hacer una Feria que le guste a los malagueños, porque si nos gusta a nosotros, al que viene de fuera le va a encantar», precisa, para recordar que este año Mahos-Amares va a hacer una campaña para que venga bien vestido al Centro, bien con trajes de gitana o campero o, por ejemplo, «con un polo», evitando las chanclas y el hecho de ir sin camisa.

Cortés insiste: «Los descamisados y el botellón ya han pasado a la historia» y recuerda que incidentes va a haber, como en todas las grandes concentraciones humanas, aunque ha mejorado mucho la seguridad. Moro indica: «Cada vez hay mejor ambiente en la Feria de Málaga. Es más sano. Las familias al Centro vienen menos, pero es una Feria que gusta mucho. Me encanta el tema de las plazas con música en vivo, quitar la música enlatada, se ve una Feria de calidad; no tiene que ser todo folclórico, puede haber música de calidad con buenos grupos».

Mario Cortés apunta que, desde su punto de vista, las seis es una buena hora para cortar la música en la calle, porque así se invita a la gente a los bares y restaurantes y Limasa puede empezar a limpiar. Además, es a partir de esa hora cuando más peleas hay dado el consumo de alcohol. En lo que coinciden es en que la Feria ha cambiado a mejor, aunque aún quedan muchas parcelas de esta fiesta por mejorar, lo que se logrará si se sigue por la senda actual.

La ocupación hotelera oscilará entre el 75% y el 95%

El vicepresidente de Aehcos, Francisco Moro, recuerda que los hoteles de la capital reciben a todo tipo de turistas durante la Feria de Málaga, es la gran semana para el sector en la ciudad. Los dos fines de semana suele haber una ocupación hotelera del 95% o 97%, mientras que los días que van del martes al jueves la misma oscila entre el 75% y el 80%. En su opinión, fue una gran idea la de retrasar una semana la Feria de Málaga hace unos años para contar con más festivos y considera que podría hacerse igual en la Feria de 2018, porque el día 19 cae en domingo y podría pasarse al lunes. «Retrasar la Feria fue un exitazo para el negocio y la restauración», explica en relación a la idea de Damián Caneda, exedil de Turismo. Mario Cortés indicó que «habría que planteárselo». Frutos, por su parte, destaca que se generan miles de empleos durante la Feria, no sólo en la hostelería, y coincide con sus compañeros de tertulia en que la Feria de Málaga ha evolucionado mucho a lo largo de los últimos años: en seguridad e imagen, tanto por la reducción espectacular de incidentes graves o con muertes, como por la vestimenta de quienes vienen a divertirse; y también por las ideas de hosteleros, hoteleros y el Consistorio de ir extendiendo la música a las diferentes plazas de la ciudad para atraer a otros tipos de público, los cacheos preventivos, el mercadillo de la plaza de la Merced, etcétera... Eso sí, consideran que hay que profesionalizar el real de Cortijo de Torres, de forma que las casetas que regentan las peñas ofrezcan un servicio de restauración a la altura de la Feria de Málaga, sacándolo incluso a concesión pública si es necesario y entienden que aún hay que dar pasos en cuanto en la Feria del Centro. Moro, por ejemplo, propone extender las actividades y las casetas a zonas como la plaza de Camas.