Uno de los grandes sueños de cualquier ´surfero´ es conocer en primera persona la ´Pororoca´. Este término, procedente de la lengua tupí-guaraní, se traduce como el "gran estruendo" que provoca la ola gigante generada por la marea creciente del Atlántico al encontrarse de frente con el poderoso caudal del río Amazonas. Esa ola, temida por los nativos por su poder destructivo, logra invertir la dirección del cauce durante decenas de kilómetros con una altura máxima de cuatro metros. Los surfistas la señalan como la ola más larga del mundo.

Las similitudes entre el Amazonas y el Guadalmedina son escasas. Nulas si no fuera por el entusiasmo y la inconsciencia que unos jóvenes demostraron el pasado miércoles en el río que parte en dos a la capital malagueña. Una llamada anónima de un ciudadano al centro de emergencias 112 alertó poco antes de las 18.00 horas de la presencia de cuatro jóvenes que se encontraban en el cauce del río ataviados con trajes de neopreno y sus tablas de surf. Fuentes del 112 aseguraron ayer a este periódico que la llamada situaba la insólita estampa justo bajo el puente de la Aurora. "El ciudadano mostró su preocupación por la presencia de unos deportistas en el río. Aseguró que no le parecían adecuadas las intenciones de los chicos e insistió en el riesgo al que se exponían", explicó una portavoz del 112.

Lejos de ser una broma, el centro de emergencias informaba de la situación a la Policía Local de Málaga, cuerpo que envió inmediatamente a una patrulla de agentes que no tardó mucho en localizar a los protagonistas.

Sin embargo, tal y como confirmaron fuentes de la Policía Local, en el escenario "solamente había dos chicos" esperando la ola perfecta. Las mismas fuentes apuntaron que los agentes procedieron a la identificación de los jóvenes, quienes abandonaron el lugar de los hechos con la sensación de que se había aguado la fiesta y, quizás, sin saber que el Guadalmedina iba ´de lado a lado´ por el desembalse de la presa del Limonero, con los riesgos que esto conlleva. La ´Pororoca´ del Guadalmedina tendrá que esperar.