La Audiencia Provincial de Málaga ha condenado a trece años de prisión a un hombre de origen magrebí que se aprovechó de que una menor sufría un ataque epiléptico en plena calle para agredirla sexualmente. El encausado no podrá acercarse a la niña ni comunicarse con ella durante dieciocho años, además de hacer frente a dos tercios de las costas procesales y al pago de una indemnización de 40.000 euros. Por contra, ha sido absuelto de un supuesto delito de amenazas.

Así, el tribunal ha declarado probado que el acusado, A. H., magrebí de 39 años, le preguntó a una niña de 13 por el lugar en el que se hallaba un hospital. La había abordado a las 17.00 horas del 2 de mayo de 2006 en la calle Arroyo de los Ángeles, justo en la esquina que da al Paseo de Martiricos.

La niña, destacan los magistrados, le indicó la dirección, pero el referido A. H. se situó a su lado y continuó caminando. La pequeña estaba entonces en tratamiento por epilepsia y, de hecho, en este mismo instante sufrió una fuerte crisis que le produjo «un momento de ausencia y mareos».

Justo en ese momento, y guiado de un ánimo «libidinoso», el acusado aprovechó la ocasión «para cogerla del cuerpo y conducirla, en dicho estado, a un descampado situado detrás de las dependencias del Servicio de Bomberos, ubicado en el Paseo de Martiricos», indica el órgano colegiado en el apartado de hechos probados de la sentencia.

Agresión sexual

Allí, «la tumbó en el suelo y empezó a allanar la maleza que había en el lugar, actividad ésta en la que se encontraba cuando la menor superó la crisis de ausencia que menoscabó su consciencia». Acto seguido, se opuso a que A. H. «la besara y tocara el cuerpo, por lo que éste, para vencer su oposición, le dio un golpe en la cabeza, tras lo que le arrancó las bragas y la penetró vaginalmente», añade el tribunal.

Asimismo, se consideró probado por parte de la Audiencia que la pequeña sufrió una contusión en el labio superior, así como una depresión clínica moderada «con pensamientos recurrentes, problemas para conciliar el sueño, pesadillas, miedo a los desconocidos y dificultades escolares».

Ello ha sido considerado por los jueces como una falta de lesiones, por la que el procesado ha sido sentenciado al abono de una multa de un mes a razón del pago diario de diez euros.

A. H. tenía numerosos antecedentes penales. De hecho, fue condenado por dos delitos de atentado, uno de robo, otro de resistencia y un último ilícito de daños en distintas ocasiones.

Su abogado alegó que éste sufría una enfermedad mental. El acusado, por su parte, explicó que vivía en España desde 2003 y que había trabajado en la agricultura y la construcción. El día de autos, según aseguró, se fue a Marruecos porque su mujer había dado a luz. Asimismo, reconoció sufrir problemas psicológicos e indicó que había tratado de suicidarse.

La pequeña, hoy de 17 años, reconoció sin ninguna duda al magrebí, pero los hechos provocaron, indicó su madre, que empezara a ir mal en el colegio puesto que las crisis epilépticas se multiplicaron.

Los forenses que analizaron al encausado determinaron que no sufría trastornos de identidad suficientes como para no comportarse correctamente.