Hace unos nueve años, Diego Ceano publicó un libro sobre Anita Delgado que no le convenció, entre otras cosas porque, como explica, «en cuanto saqué el libro empezaron a salirme testimonios y comencé a recogerlos».

La Maharaní, de Jákara Editores, sí que ha cumplido con las expectativas del escritor malagueño pues estos casi diez años de trabajo le han servido para aportar datos nunca publicados o conocidos de la famosa bailarina que, en tiempos de la boda del rey Alfonso XIII, atrajo la atención del maharajá de Kapurthala. Además, muchos de estos nuevos datos guardan relación con su infancia y sus posteriores estancias en Málaga.

«El libro, de alguna manera, rompe muchos mitos sobre Anita, se ha mitificado mucho la belleza de Anita y tampoco era una belleza sobresaliente y además era tartamuda», señala.

El autor también resalta que está «absolutamente comprobado», que el hijo de la malagueña, Ajit Singh, no nació en París, como afirmaba la madre, «sino en Kapurthala».

Ceano también pone en duda que el manto que Anita Delgado regaló a la Virgen de la Victoria fuera fruto de una promesa por un aborto, ya que se produjo unos 17 años después de este suceso. «Lo regaló en 1927, ¿por qué no lo hizo antes?». El autor malagueño resalta que en esa época la prensa se mostraba muy dura con ella y cuestionaba sus creencias religiosas, de ahí que aprovechara la donación para «lavar su imagen».

También aparece en el libro la casa en la que la princesa vivió durante algunos años en Málaga con su hijo, en los tiempos en los que pensó establecerse en su ciudad natal y que durante mucho tiempo se pensó que estaba en La Caleta o El Limonar. Se trata de la actual sede del Colegio de Ingenieros de Caminos, en el Valle de los Galanes (avenida de Juan Sebastián Elcano con Octavio Picón). Según los testimonios recogidos, Anita Delgado criaba allí gallinas indias y su hijo tenía una habitación repleta de juguetes.

En cuanto a Ajit Singh, también ha rastreado su paso por Málaga y como anécdota, el autor destaca que «siendo indio le encantaba el plato de los Montes y los toros y asistía a una taberna flamenca que cerraban para él junto a los Baños del Carmen que en realidad era un cabaret».

El libro incluye fotografías y documentos inéditos como la partida civil de nacimiento de la malagueña, el texto del acuerdo de divorcio y además, transcribe las 72 cartas enviadas a Narciso Díaz de Escovar, su profesor y amigo, conservadas en el Archivo Díaz de Escovar.

Gracias a la investigación en archivos y hemerotecas y a innumerables entrevistas, el libro ofrece testimonios que completan lo reflejado por la otra gran experta sobre Anita Delgado, Elisa Vázquez de Gey, con quien el autor también ha colaborado. Entre los testimonios más importantes del libro destaca el de María del Carmen Salas, que aporta datos desconocidos sobre la maharaní y su propia foto de boda, en 1957, a la que asistió la princesa y de la que conserva sus regalos de boda.

Un libro completo sobre la Anita Delgado más real.

Anécdotas

La visita a la iglesia de Santiago y el Museo de Artes Populares

Una de las estampas más emocionantes del libro la aporta Dolores de Porras, pariente de Anita Delgado, que cuenta que cuando esta acudía a Málaga, lo hacía en un coche lujoso, posiblemente un Mercedes negro, y antes de ir a su casa en el Valle de los Galanes (el barrio entre Pedregalejo y El Palo), acudía a la iglesia de Santiago «durante dos horas» para rezar al Cristo de Medinaceli y la Virgen del Perpetuo Socorro, mientras el chófer la esperaba fuera con el coche. «Cuando salía, las gentes que se habían agolpado en la calle para ver a quién pertenecía tan lujoso coche, la veían salir con los ojos enrojecidos, con claro signo de haber llorado».

La obra, por otro lado, cuenta con una portada, Alegoría sobre la figura de Anita Delgado, obra del pintor Salvador Godrid. Diego Ceano explica que el cuadro será donado al Museo de Artes Populares, así como una carpeta con los numerosos dibujos que ilustran el libro, realizados por Ignacio Padilla, «para que cualquier escritor que quiera utilizarlos los pueda emplear».

a. vázquez málaga