Dos catalanes, José Creixell Olivella y Pedro Poch unieron sus fuerzas para montar en Málaga, en la calle Marqués, la imprenta Poch y Creixell, que funcionó de 1885 a 1900. Entre sus clientes se encontraba el Círculo Mercantil, del que aceptaron el reto de montar un periódico que defendiera sus conservadores intereses.

El primer número de La Unión Mercantil salió a la calle el 2 de enero de 1886 y en poco tiempo se convirtió en el diario más importante de Andalucía. Pero José Creixell, un hombre emprendedor, también puso en marcha la Casa Creixell, un bazar de objetos coloniales con almacenes en El Perchel.

Casado con Remedios de Pablo-Blanco, con la que tuvo cuatro hijos, José Creixell recibiría el primer aviso del destino en 1898, cuando sufrió un intento de asesinato de un empleado de la imprenta, el anarquista granadino Miguel Marín, que le disparó cinco veces, pero por suerte sólo le hirió en el brazo. Pedro Poch, que acudió a auxiliarle, recibió del joven una puñalada en la espalda, de la que pudo recuperarse.

Con la llegada del siglo XX, José Creixell es el único propietario del diario. El año de la ría, 1907, le pasará también factura: pierde todo el contenido de sus almacenes percheleros.

Para equilibrar los designios, dos años más tarde sacó al mercado el semanario gráfico La Unión Ilustrada, que tuvo una gran proyección no sólo en España sino también en Iberoamérica, con una ambiciosa red de corresponsales y reportajes gráficos. En 1912, cede a su hijo Antonio Creixell la propiedad del diario y el semanario. Este joven propietario, que había estudiado en París, contrajo matrimonio con Carmen Luigi y fueron padres de Antonio, José y Ángel Creixell Luigi, que estudiaron en el colegio del Palo.

Los Creixell tuvieron un alto nivel de vida y fueron los protagonistas de muchos actos sociales. En 1912 los diarios recogen un acto de homenaje poético en el Hotel Hernán Cortés (luego reformado como el Caleta Palace) en el que llegará conduciendo su Ford José Creixell Olivella, llevando de pasajeros a Arturo Reyes y Salvador Rueda.

En cuanto a su hijo, Antonio Creixell de Pablo-Blanco, fue presidente de honor de la Asociación de la Prensa, hermano mayor de honor de la Expiración y en 1924 será nombrado concejal, siendo alcalde don José Gálvez Ginachero.

La buena racha se cortará en seco en la noche del 11 al 12 de mayo de 1931. La Unión Mercantil es el diario conservador por excelencia. A las dos de la madrugada su sede de Atarazanas será rociada con gasolina por unos 30 violentos. El edificio arderá hasta la 8 de la mañana.

Idéntico destino sufrirán los almacenes que los Creixell tienen en la calle Don Íñigo, en El Perchel.

José Creixell Olivella no pudo soportar la destrucción de todos sus negocios y falleció a los dos meses, después de trasladar su residencia a Madrid.

Con gran esfuerzo, la empresa periodística volvió a ponerse en marcha en noviembre de 1931 en la calle Trinidad Grund.

Poco duraría la calma. El 20 de febrero de 1936, día de la victoria del Frente Popular, la sede sería asaltada y en julio fue de nuevo pasto de las llamas.

El propietario de La Unión Mercantil y La Unión Ilustrada y su familia marcharon a Madrid pero allí fue asesinado junto a sus tres hijos adolescentes por elementos republicanos descontrolados. El mismo destino sufrió en Málaga el hermano del propietario, Ángel Creixell de Pablo-Blanco, así como varios directivos del periódico, entre ellos el cofrade y constructor Antonio Baena Gómez.

No acabarían aquí las desdichas de una familia rota. El Lunes Santo de 1953, alrededor de las 21.30, mientras el Cautivo pasaba por la calle Nueva, un incendio acabó con la droguería y ferretería Casa Creixell, el último vestigio de medio siglo de brillantes iniciativas empresariales. Como en el interior del edificio se guardaban bidones de petroleo, se sucedieron varias explosiones y de la Casa Creixell sólo quedó el recuerdo.

El único Creixell de Pablo-Blanco que sobrevivió a los asesinatos de su familia fue José, casado con María Luisa Garay. Falleció en 1952 dejando dos hijos, Luis y Fernando. La huella de los Creixell en Málaga fue borrada por el fuego y el odio pero siempre quedará en las hemerotecas sus publicaciones, las mejores de Andalucía en su tiempo.