Cinco años y medio después de la desaparición en Mijas de Amy Fitzpatrick, el caso de la joven irlandesa ha vuelto a la actualidad de los medios de su país. La trágica muerte de su hermano Dean, presuntamente apuñalado a finales de mayo por Dave Mahon, actual pareja de la madre de los jóvenes, ha provocado que la familia paterna de los dos chicos saque a la luz algunos detalles hasta ahora desconocidos. Uno de los más sorprendentes es el que reveló hace unos días el Irish Mirror, un conocido diario irlandés que habla de una carta escrita tres años antes de la desaparición de Amy en la que se subrayan los riesgos de desaparición de la adolescente.

La carta, cuya existencia ha sido confirmada por este periódico por otras vías, fue escrita en 2005 -meses después de llegar a Mijas y tres años antes de la desaparición- por Pearl C., madre de una compañera de colegio de Amy que por entonces también residía en la Costa del Sol y en ocasiones acogía a la menor en su casa. Dirigida a la embajada irlandesa en España, la misiva trataba de alertar a las autoridades británicas sobre los riesgos de la desaparición o fuga de la chica. Según el diario irlandés, el escrito subrayaba esa posibilidad por el miedo que Amy mostraba en aquellas fechas «por su seguridad» y su deseo por regresar a Irlanda para vivir con su padre biológico, Christopher Fitzpatrick. Días después, el Sunday World fue más allá y publicó que la carta, fechada el 9 de mayo de 2005, contenía sospechas de maltrato, destacaba el bajo peso de la adolescente y sus ansias de comer o el hecho de que pasara demasiado tiempo en la calle.

Amy desapareció el 1 de enero de 2008 tras pasar la Nochevieja en casa de su amiga Ashley Rubio, situada en la urbanización Calypso de Mijas-Costa, donde ambas estuvieron cuidando del hermano pequeño de la última. Esa mañana fueron a Fuengirola y, tras almorzar en casa de Ashley, visitaron el zoco de Calahonda y regresaron a la vivienda, según explicó en su día la amiga de Amy. Según esta versión, que fue corroborada por la madre de Ashley, Amy Fitzpatrick se marchó sobre las 22.00 horas para dirigirse a su casa, ubicada en la urbanización Riviera del Sol. A pesar del gran dispositivo de búsqueda organizado por la Guardia Civil y una gran campaña mediática, los investigadores siempre se toparon con un muro a la hora de intentar seguir el rastro de la joven.

Durante los primeros años, tanto la madre como su pareja intentaron mantener viva la investigación con diferentes campañas, entre las que destaca la recompensa de un millón de euros que ofrecieron en mayo del año 2010.