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Aumentan en Málaga los alquileres de habitaciones como solución contra la crisis

Un estudio del portal EasyRoommate asegura que el incremento alcanza el 10% con respecto a julio del año pasado

Cada vez son más los que barajan la opción de vivir en un piso compartido e incluso los propietarios que contemplan la posibilidad de alquilar un cuarto para afrontar la crisis. En concreto, el mes pasado se incrementó un diez por ciento el número de personas que ofrecen habitaciones libres en sus propiedades, con respecto al mismo periodo en 2012. La demanda también experimentó un incremento del cuatro por ciento.

Estas son algunas de las conclusiones extraídas del estudio realizado por EasyRoommate, un portal de internet destinado a la búsqueda de vivienda, desde el cual aseguran que la crisis ha incidido en el auge de la oferta y demanda de este tipo de convivencia que siempre ha sido una práctica más habitual entre universitarios u otro tipo de estudiantes.

El director para España y Latinoamérica de EasyRoommate, Alberto Melgar, asegura que desde hace aproximadamente dos años, compartir vivienda se ha convertido en una opción más allá del mundo estudiantil. Si alquilar una vivienda de segunda residencia a universitarios era y es una manera de conseguir un beneficio económico, ahora son cada vez más los que aún viviendo en casa alquilan alguna de sus habitaciones por la falta de ingresos.

Melgar detalla que la edad de las personas que deciden alquilar un cuarto, en vez de una vivienda completa, ha subido y en los últimos meses el baremo medio ronda entre los 30 y 35 años.

Conseguir un ingreso extra, reducir gastos a la hora de trasladarse de domicilio por cuestiones laborales, o, simplemente, plantearlo como una forma de ganarse la vida. Las posibilidades por las que una familia decide alquilar o alguien se plantea convivir con otras personas sin conocerlas son infinitas, pero todas tienen un nexo en común, reducir gastos.

Pagar la hipoteca o el alquiler son los grandes motivos que hacen que las familias con hijos vean esta vía como una salida, según indica el director del portal de internet.

La forma más fácil para contactar tanto para anunciantes como para interesados es a través de las páginas web destinadas a este fin o el propio boca a boca entre unos y otros.

Las inmobiliarias no suelen trabajar este tipo de servicios y, como bien afirma Melgar, el alquiler de habitaciones se rige por unas leyes diferentes a las del alquiler urbano e incluso los contratos son diferentes.

La mayoría de las habitaciones que se ofertan a través de las páginas que gestionan este servicio las ofrecen los propios propietarios de la vivienda en cuestión.

A pesar de que la situación actual fomente este tipo de convivencia, cada vez más normalizado en franjas de edades más elevadas, el alquiler de habitaciones por excelencia en Málaga todavía se trata de las viviendas de segunda residencia que van destinadas en la mayoría de los casos a mujeres que estudian (representan un tercio de los usuarios) con una edad media de 23 años.

Carmen. Nueve años alquilando«En un futuro me gustaría dejarlo pero ahora no tengo opción»

Carmen puede considerarse ya una experta en esto de alquilar habitaciones. Con nueve años de experiencia a sus espaldas, esta joven de 29 años dedicada a la hostelería convive en su casa con su pareja y su madre y dos inquilinos más.

Todo comenzó hace una década cuando probó en alquilar por un tiempo una habitación en su antigua vivienda y la experiencia fue positiva. «Cuando me compré mi vivienda actual en Churriana y hace nueve años decidí alquilar las habitaciones y desde entonces no he parado», detalla la propietaria del inmueble.

La necesidad impera y aunque algún día le gustaría dejar de alquilar las habitaciones hasta el momento no se plantea la posibilidad. «En un futuro me gustaría dejarlo pero ahora mismo no tengo otra opción», relata.

Los cerca de 600 euros que puede sacar cuando ambos cuartos están alquilados se han convertido en un ingreso más en casa y no pueden prescindir de él.

Son muchas las personas que han pasado ya por su vivienda y la relación con la inmensa mayoría ha sido buena aunque Carmen también recuerda a aquellos que ha tenido que echar. Fue el caso de un individuo que poco a poco cambió e incluso dejó de pagar su mensualidad. Tras un año y pico en casa, Carmen y su familia decidieron echarle y entrar a la habitación y descubrieron que su inquilino tenía principio de diógenes y acumulaba alguna que otra bolsa de basura repleta de colillas y vasos de yogur, entre otras cosas.

Ahora mismo tiene una habitación disponible y no tiene preferencia a la hora de elegir entre hombre o mujer. «Que estudie o trabaje es lo que pido. Si no tiene beneficio alguno no les alquilo», comenta.

José Cordero. Cuatro años alquilando«Conocer a gente es lo mejor de alquilar las habitaciones»

Conocer gente que quizá no se cruzaría si no fuera por alquilarles sus habitaciones es la parte más positiva de compartir vivienda para José Cordero.

Con su pareja y su hija de dos años y medio, esta familia se vio hace cuatro años en la conjetura de valorar esta opción para seguir hacia delante. Sacan unos 500 euros y les ayuda para afrontar gastos, sobre todo desde que tienen a la pequeña en casa.

Tras el fallecimiento de la madre de la mujer de José, Rosa María entró en una depresión que se llevó por delante la empresa que ella misma había fundado. Desde entonces, con ella en casa y él sin un trabajo estable ya que se dedica al sector de la construcción y está especializado en sistemas eléctricos, el alquiler de habitaciones se ha convertido en un colchón salvavidas.

Su entorno lo asimiló sin problemas, sobre todo porque parece ser una práctica muy extendida en su bloque. Ubicado en la zona de Miraflores, José asegura que en su edificio hay otras seis viviendas que alquilan.

«Lo bueno es que las habitaciones están al principio y donde yo duermo es pasado el salón. Con una niña pequeña las cosas son diferentes», detalla.

Son muchas las personas que han pasado por su casa y asegura que a algunas le ha cogido cierto cariño, como un joven que estuvo con ellos un año y medio aproximadamente.

Polacos, irlandeses... En verano es un desfile continuo de nacionalidades que pasan cortas estancias si alguna de sus habitaciones está disponible. Una forma de conocer gente sin salir de casa y que esta pareja invitan a convivir con ellos basándose en la mayoría de los casos en la impresión que le da el interesado en cuestión.

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