No se mira la edición. Tampoco se tiene en cuenta el autor o la obra que pronto pasará a ser de un nuevo lector y le dará una nueva vida. Todos valen igual. Prima el conseguir que los libros tengan una segunda vida y que estén disponibles al alcance de todos. Clásicos de James Austen, Becquer, Shakespeare, Cervantes o títulos de autores más actuales como Pérez-Reverte, Henning Mankell o José Saramago están ahí, a la espera de pasar a otras manos.

Carmen Ocaña y su hija María acaban de abrir hace dos días Re Read, una librería de segunda mano que aterriza en la ciudad. El número seis de la plaza del Teatro se convierte en el primer espacio de Málaga donde todos los libros, sea cual sea, tienen el mismo precio. La ecuación es sencilla y económica. Un libro, tres euros; dos libros, cinco euros y cinco libros, diez euros. Una alternativa low cost, no hay más.

Nadie podía decirle hace algunos meses a Carmen que convertiría en realidad su pasión: la lectura. Pedagoga con 25 años a sus espaldas de profesión, cuando todavía vivía en Argentina ya pensaba en volver en algún momento a Málaga. Los buenos recuerdos como estudiante y tener la naturaleza y sus hijos en esta ciudad eran algunos de los motivos que le movían. Leer en la prensa nacional un reportaje sobre una librería cuando comenzaba el verano fue la clave para mover hilos.

Fue así como conoció la franquicia Re-Read, desconocida aún para muchos pero que acecha con expandirse como la pólvora. Varios amigos y conocidos del mundo editorial fundaron este nuevo concepto de librería en febrero de 2013 en Barcelona y ya han abierto nuevas sedes en otros puntos de la ciudad condal, Madrid, y ahora en la Costa del Sol, a falta de su inminente apertura en Vigo.

Carmen, de 51 años, no tuvo duda y se embarcó en este nuevo e ilusionante proyecto. Todavía quedan detalles que pulir, mercancía que colocar o algunos carteles que colgar correctamente pero a pesar de ello, la acogida ha sido muy buena.

Desde clásicos de la literatura universal hasta una colección sobre canarios o libros de viaje, este luminoso espacio de paredes grises y blancas ya ha visto salir sus primeros ejemplares. La propia Carmen y su hija han dejado todos sus tesoros para que puedan disfrutar de ellos nuevos lectores. 55 poemas de Emily Dickinson o Para qué la poesía de Juan Cobos Wilkins son quizás los ejemplares que la propietaria del establecimiento le ha costado más desprenderse. Ahora toca asistir a numerosas citas, visitar hogares y seguir trayendo nuevos ejemplares que vender. Un lugar que llegará a tener hasta 5.000 títulos cuando esté toda la maquinaria rodada.

Todo el mundo puede llevar sus libros para que se pongan a la venta. Tal y como detalla Carmen, la cultura de desprenderse de un libro para que otro pueda disfrutar de él no está muy implantada aún en esta ciudad. Es cuestión de concienciarse y cambiar de hábitos.

El libro se mira con detenimiento, se observa que esté bien cuidado y si cumplen todos los estándares se compra a su propietario por veinte céntimos. Carmen lo pone a la venta en alguna de las estanterías de secciones como narrativa, filosofía y ensayo, recién llegados o infantil hasta que un nuevo propietario lo cace.