PP. Francisco de la TorreMemoria detallada de su gestión, plagada de cifras, y vehemente en su defensa

El alcalde inició el debate con un discurso que duró, nada más y nada menos, que 78 minutos. Es el único que no tiene limitación de tiempo en sus exposiciones durante el debate, algo que favorece su incontinencia argumental, plagada otra vez de cifras con las que trató de avalar su gestión. De la Torre no dejó de sacar pecho de sus acciones de gobierno, asentadas en el trípode cultural, tecnológico y turístico. También en la moderación fiscal y la bajada de los impuestos municipales, que competen al Ayuntamiento. Datos y más datos, aderezados con su sempiterna reclamación de la segunda descentralización, pero ni una pizca de autocrítica, olvidando consciente, o inconscientemente, sus fracasos, llámense Benítez o Baños del Carmen. Presumió de dedicación, algo que no le falta, desde luego, y lanzó iniciativas más o menos impactantes, con vistas a las municipales de mayo. Desde su puesto, volvió a ejercer de oposición a la Junta, a la que reprochó su negativa de ceder al Consistorio la cesión del Museo de la Aduana. Si el año pasado De la Torre pasó de puntillas por los distritos, algo que le fue afeado por la oposición, esta vez se detuvo en las actuaciones en los barrios y remató admitiendo que es necesario que los ciudadanos recuperen la confianza en la política. En las réplicas, ya sin papeles, y casi tan prolongadas como su intervención inicial, se mostró muy vehemente y combativo.

Lo mejor Tiene un respuesta para todo. Prolongada y precisa, además. Y es capaz de vencer a sus oponentes por KO técnico. Además, controla el estrado con solvencia. El lenguaje no verbal le acompaña y se sabe dominador.

Lo peor El discurso fue lineal. Sumamente pausado y aburrido, por ello. La culpa de todo la tienen siempre otros. No controla los tiempos ni sabe poner punto y final a sus intervenciones.

PSOE. María Gámez

Perdida en la retórica del argumento político, ganó enteros en la réplica

Cuando María Gámez quiso entrar en materia ya había consumido la mitad de su tiempo. La portavoz del Grupo Socialista en el Ayuntamiento se perdió en la retórica de un prólogo infinito, en un discurso excesivamente político y vacío de propuestas alternativas, que señalaba, eso sí, los problemas una y otra vez, pero sin aportar soluciones concretas. Sólo algunos ingredientes de una receta que no se sabe si se hace al horno o en la sartén. Su intervención de ayer no sirvió para conocer qué hará en el gobierno municipal si gana las elecciones de mayo. Y eso que dejó clara sus intenciones al querer centrar el debate en las personas. Por eso acusó a De la Torre de poner en marcha políticas alejadas de la realidad y de dedicarse a la ciudad «visitable», la Málaga de los turistas, olvidando la ciudad «habitable», la Málaga de los que la viven. Pero el discurso, de demasiados folios para escasos 20 minutos, se hizo largo y precipitó un final inconexo. Sin embargo, en la réplica, ya sin papeles de por medio, Gámez se creció. Sin apartar la vista del alcalde, y aunque comenzó repitiéndose, la portavoz socialista, muy directa y decidida, acusó a De la Torre de cubrirse con un «chubasquero impracticable» y de no ser permeable a las necesidades de la gente. Por eso no cambia su política. Le recordó su pasado predemocrático, que le hace utilizar clichés del pasado». «Usted ya no puede imaginar la Málaga del futuro», concluyó.

Lo mejor En el cuerpo a cuerpo mantuvo el tipo, ayudada de unas fichas de las que no hizo uso durante su turno de réplica. Ganó enteros en el reproche al alcalde, siendo muy directa y sin apartar la vista de De la Torre, que tomaban notas.

Lo peor Su discurso fue un continuo prólogo que no llegó al primer capítulo de lo que debería ser un eficaz ejercicio de oposición, planteando esa otra forma de hacer política en la que cree.

IU. Eduardo ZorrillaEmpieza a dominar el debate y fue el que más propuestas planteó

El año pasado se le notaron los nervios del estreno. No abandonó la frialdad del papel, lo que restó vivacidad a sus discurso, pese a estar bien elaborado, comprometido y congruente con la ideología que defiende. No llegó a ser un debate. En esta ocasión, sin embargo, se vio a un Eduardo Zorrilla mucho más curtido y preparado. Controlando visualmente al auditorio y a su rival político y usando el texto como mero hilo conductor. Fue desplegando su argumentario con fluidez, aunque con excesiva monotonía, lo que se puso aún más en evidencia en su segunda intervención, en la réplica. Se notó limitado por la falta de tiempo. Su mensaje fue claro y dedicado a quienes más sufren, a las familias que viven una grave situación de emergencia y que, según sus palabras, están «olvidados» por el alcalde. Enumeró una larga lista de excesos que, desde su punto de vista, son ejemplo de despilfarro económico. Recordó a De la Torre su compromiso por adelgazar la estructura municipal y por reducir los sueldos de quienes más cobra, algo que podría suponer un ahorro de 50.000 euros y que podría destinarse a planes de choque para crear empleo y para combatir la pobreza. Zorrilla fue, de hecho, el que más propuestas planteó en el debate. Y en su segundo alegato también estuvo hábil reprochando al alcalde «su intento habitual de desviar el debate hacia otras administraciones».

Lo mejor Ejerció una oposición real y eficaz, sacando los colores al equipo de gobierno, haciendo sangre de sus fracasos. Le acusó de derrochar en museos franquicias que no suponen ningún rédito para el malagueño de a pie, y condenó la destrucción del patrimonio.

Lo peor Excesivamente pausado. Sin nervio. Las formas en un debate son casi tan importantes como el fondo. Parecía sin convicción.

PP. Mario CortésUn discurso austero y eficaz, como la gestión que defiende, lleno de guiños

Mario Cortés asumió su papel de telonero en el debate. El portavoz del grupo popular pronunció un discurso austero y eficaz, como la gestión del equipo de gobierno que se encargó de defender, aunque como le reprocharon, se encargó también de hacer oposición a la oposición. Digno de reconocer que utilizara ejemplos de andar por casa, también divertidos, para animar su discurso. Afiló el lápiz cuando fue necesario. Y no se resistió a analizar el último año de mandato, sino los cuatro anteriores, vendiendo los grandes logros, reconociendo también errores pero haciendo gala de ser un ayuntamiento honesto. «Nunca se nos podrá achacar que este alcalde se ha llevado ni un solo céntimo de las arcas municipales». Es decir, haciendo gala de lo que, en realidad, debería ser lo normal en la política, que sin embargo está podrida por casos de corrupción everywhere. El pago a los proveedores en plazo, otro asunto que no tendría que ser noticia, es sin embargo la punta de lanza de la política económica del PP en el Consistorio. Cortés señaló que el Ayuntamiento se ha apretado el cinturón, dando ejemplo de austeridad, reduciendo vehículos oficiales, móviles oficiales, partidas de protocolo y publicidad, eliminando las tarjetas de crédito y aplicando recortes salariales a concejales y personal eventual. Y dijo que la deuda es relativa y que cada año se devuelve a los bancos el 10% del presupuesto.

Lo mejor Cortés supo cumplir su cometido con acierto, siendo consciente de las limitaciones temáticas que tiene como portavoz después de que el alcalde abrumara con datos. Supo lanzar dardos a la oposición y mostrar un Ayuntamiento inmaculado y sin corruptos.

Lo peor Defendió la exigencia de parar las prospecciones en la costa cuando los senadores del PP de Málaga votaron en contra.