La sede de la Agrupación de Cofradías de Semana Santa ha recuperado la apariencia original que tenía cuando fue construida a final del siglo XVII, como hospital de la Hermandad de la Santa Caridad, que se dedicaba a la atención de los pobres más pobres. Y lo ha hecho gracias a un proyecto de rehabilitación integral que durante los últimos 15 años ha actuado para adaptar, primero, el edificio a Museo de la Semana Santa, después para reorganizar las dependencias administrativas y los patios, y ahora sobre las fachadas y puertas del palacio.

El arquitecto responsable de estos trabajos, Antonio Díaz Casado, actuó ayer de maestro de ceremonias durante el acto de presentación, al que acudieron el obispo, Jesús Catalá, y el alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre, acompañado de los concejales de Urbanismo, Cultura y Servicios Operativos. El presidente de la Agrupación, Eduardo Pastor, destacó que el de ayer «es un día muy importante para la entidad, porque ponemos en valor todo el trabajo realizado durante estos años».

Las obras de esta última fase de la rehabilitación de San Julián han corrido a cargo de la empresa Rivervial. Por su parte, Viarca ha realizado cinco vidrieras en la iglesia.

Díaz Casado hizo un repaso histórico de este inmueble, construido en la zona de las mancerías, una de las más degradadas de la ciudad. La primera piedra fue colocada el día 5 de agosto de 1683 y la iglesia fue consagrada en 1699. «Hemos intentado recuperar la imagen probable que tenía en esos primeros años», destacó el arquitecto. Para ello, se han aplicado criterios historicistas, artísticos y económicos, «porque era necesario poder pagar la obra», explicó mientras recorría el exterior del edificio.

En la calle San Julián se detuvo a la hora de destacar la presencia de una pequeña espadaña que hasta ahora pasaba inadvertida por la propia degradación del edificio en esa fachada, «con muchos parches y enfoscados de cemento». Ahora se combina el mortero antiguo y el nuevo, ya que aunque se han utilizado técnicas modernas, el arquitecto señaló que se ha respetado la forma de hacer de los albañiles del siglo XVII. Los colores de los paramentos también son los originales. Igual que las cornisas y las cantoneras de las esquinas.

Cubiertas

Del mismo modo, durante las obras se descubrió un grave problema de estabilidad de las cubiertas de la iglesia. Por este motivo, hubo que ampliar tanto el proyecto de rehabilitación como ampliar el presupuesto.

En la iglesia, la restauración también ha afectado a la recuperación de la antigua puerta del Perdón, por donde accedían los ajusticiados. Esa puerta desapareció, fue tapiada y sustituida por otra pintada. Del mismo modo, se ha intervenido en la puerta lateral de la iglesia, de donde salen los tronos en Semana Santa. Se han eliminado los repintes y se ha revelado como una madera de gran calidad de caoba y de pino. En el pórtico también se han reintegrado elementos que faltaban. El mosaico de las Penas que la hermandad inauguró cuando abandonó la que fue su sede ha sido trasladado al interior del edificio, justo enfrente de la puerta de acceso a lo que eran sus dependencias.

El alcalde, Francisco de la Torre, destacó que «era conveniente y oportuno nuestra colaboración en algo que forma parte de la ciudad, sobre todo cuando el patrimonio religioso de Málaga ha sufrido tanto históricamente», dijo De la Torre, en alusión a la aportación económica realizada por el Consistorio a través de la Oficina de Rehabilitación del Instituto Municipal de la Vivienda.

La Agrupación, en señal de agradecimiento, hizo entrega en un marco de uno de los clavos que han sido sustituidos de los listones de las cubiertas. También le entregó otro al obispo, como representante del Obispado. Catalá reiteró la pertenencia de las cofradías a la Iglesia y recordó cómo la diócesis cedió el uso de este palacio a las cofradías para que instalaran su sede.