A Rosario Díaz se le quebró la vida el diciembre pasado. Su hija Charina, con sólo 45 años, falleció tras la complicación de una operación. No tuvo dudas a la hora de aceptar donar sus órganos. «Hablé con el doctor Frutos, que me planteó donar sus órganos -el coordinador de trasplantes del Sector Málaga- y le dije que claro que sí», cuenta la mujer. Hoy, siete personas viven gracias al generoso gesto de esta familia malagueña, que ha multiplicado su generosidad por siete. Hoy siete personas viven gracias a que la familia de Charina no se lo pensó. «Nunca habíamos hablado de esto directamente, pero sé que ella habría aprobado mi decisión», cuenta la mujer, que se detiene para coger aliento.

La donación de sus órganos es uno de los motivos a los que se agarra la madre de Charina para seguir adelante. Eso, y que esta tenía tres hijos, de 15, 11 y 10 años que la colmaban de alegría y felicidad. Pero si hay algo que ayuda a Rosario Díaz a sobrellevar el trance de la muerte de su hija es que una niña de sólo un año lleva parte de su hígado. «Me reconforta haber ayudado a una niña tan chiquita, cómo estaría para necesitar un trasplante... Y también a una chica joven que recibió sus pulmones. Le pido que respire la brisa del mar, a mi hija le encantaba», narra la mujer. En total, siete personas recibieron órganos de esta mujer cuando falleció. Una niña recibió parte de su hígado, otra el resto de este, una joven sus pulmones, una persona un riñón, otra el otro riñón y el páncreas y una última sus córneas.

Ayer se conmemoró el Día del Donante, una jornada que sirve a las instituciones para agradecer la labor de profesionales y de los donantes pero que frena en seco el curso del día a día para profundizar en la importancia de donar órganos una vez que llega el final de la vida de una persona.

Como es costumbre, familiares, políticos y periodistas se reunieron ante el Monumento al Donante, situado en la simbólica plaza de la Solidaridad, para rendir homenaje a las personas que, una vez fallecidas, han contribuido a mejorar la vida de otros. Un acto en el que recordar que Málaga se ha consolidado como provincia de referencia para los trasplantes de órganos tras superar año a año las cifras del anterior. De hecho, en lo que llevamos de año, la donación de órganos de 42 personas han ayudado a realizar 86 trasplantes de órganos (seis más que en el mismo periodo de 2014). Del total de trasplantes, 55 han sido de riñón, 27 de hígado y cuatro de páncreas. Además, en el primer cuatrimestre se han llevado a cabo 19 implantes de córnea y 42 trasplantes de progenitores hematopoyéticos (médula ósea). Ayer mismo había programado un nuevo trasplante de riñón de vivo.

El delegado de Igualdad, Salud y Políticas Sociales, Daniel Pérez, manifestó que uno de cada cuatro trasplantes que se hacen en Andalucía se hacen en el Sector Málaga -que comprende las provincias de Málaga y Almería así como las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla-. «Esto demuestra las fortalezas del sistema sanitario público, que demuestra que siempre que hay un órgano los hospitales están preparados», apuntó. En los mismos términos se expresó el director gerente de Carlos Haya y el Clínico, José Luis Doña, que apuntó a la labor de los profesionales que participan en el proceso de donación y trasplante de un órgano, pues señaló que Málaga es uno de los sectores con mejores datos en cuanto a fracasos tras la recepción de un órgano externo.

Por su parte, el coordinador de trasplantes de Sector Málaga, Miguel Ángel Frutos, señaló que en los últimos tiempos Málaga ha avanzado mucho respecto a concienciación, y esperó que en unos años no se vea como una obligación moral, sino como un derecho. «Intentaremos equilibrar las dos oportunidades: la del derecho de donar y la del derecho a recibir órganos», dijo Frutos, que animó a los ciudadanos a inscribirse en el registro de donantes, a solicitar la tarjeta o a comunicar a los familiares la voluntad de donar tras el fallecimiento.

El perfil del donante de órganos fallecido se ha modificado a lo largo de los años, aumentando la edad del mismo de forma progresiva, lo que constituye una dificultad y un reto para los profesionales sanitarios. Así, la edad media ha pasado de 35 años en 1991 a 61 años en el año en curso. No obstante, con la introducción del programa de donantes en asistolia, incorporado en los últimos años, es previsible que la edad media vaya disminuyendo.

Desde que en el año 2012 el Hospital Carlos Haya realizara el primer trasplante renal de vivo con donantes cruzados, ya se han llevado a cabo 15 trasplantes con esta modalidad, tres de los cuales han sido en el primer cuatrimestre de 2015. Este complejo sanitario se mantiene como el centro andaluz con mayor actividad trasplantadora en riñón y entre los primeros lugares a nivel nacional.