La Audiencia Provincial de Málaga ha condenado a nueve años y medio de cárcel a dos jóvenes que abordaron a otros dos con palos de golf y les propinaron una gran paliza en respuesta a una agresión previa usando los mismos instrumentos. Uno de los perjudicados estuvo a punto de morir tras sufrir numerosas fracturas en la cabeza. Sólo la rápida actuación de los sanitarios y una patrulla policial que pasaba por el lugar evitaron un trágico desenlace. Los hechos ocurrieron en una rotonda de Fuengirola el 5 de septiembre de 2012.

Uno de los acusados ha sido sentenciado a seis años y tres meses de cárcel y el otro a tres años y tres meses. Entre los dos, deberán indemnizar al principal perjudicado en casi 75.000 euros y a su amigo, en 700, por las secuelas causadas.

A las 12.50 horas del 5 de septiembre de 2012, en una pastelería ubicada en la calle Rubén Darío de Mijas, un hombre fue abordado por otros dos. Éstos llevaban una barra de cobre de color negro y un palo de golf «y le golpearon con ellos». Varios testigos lograron parar la refriega y los atacantes huyeron en un coche.

Al poco tiempo llegó la Guardia Civil, ante la que el agredido expresó su idea de no denunciar. Los agentes se quedaron el palo de golf. Al poco tiempo llegó su hermano, quien dijo a los funcionarios que «se tomaría la justicia por su mano, y que lo arreglaría a su manera». Los dos familiares se fueron juntos en un Seat blanco.

La Policía Local interceptó a los agresores de la pastelería y les intervino en su coche una barra de cobre y una navaja. A las 13.40 horas de ese día, en una rotonda de Fuengirola, los dos automóviles se encontraron. Los hermanos salieron de su vehículo con sendos palos de golf y se dirigieron a sus oponentes, «comenzando a golpearles». Uno de ello cayó al suelo y sufrió una contusión en el muslo izquierdo y un golpe en una mano. Así, se dirigieron al otro y, con los palos de golf, «lo golpearon, dirigiendo su ataque hacia la cabeza de éste con intención de causarle la muerte».

En ese instante, por la rotonda pasó un coche camuflado de la Policía Nacional. Los agentes detuvieron su marcha y trataron de evitar la disputa, pero uno de los atacantes seguía golpeando con el palo de golf en la cabeza a su antagonista, ya inconsciente en el suelo. Uno de los policías llegó a sacar su arma para tratar de detener el ataque.

El herido sufrió hasta siete fracturas de diversa consideración en la cabeza y estuvo ingresado en la UCI. Pasó 23 días hospitalizado y tardó 123 en recuperarse. A consecuencia de los hechos, arrastra graves secuelas psicológicas. Así, sufre un trastorno de la personalidad y perdió hasta sustancia ósea. «Dichas lesiones, con afección craneal y cerebral y una hemorragia, de no haber sido urgentemente tratadas habrían ocasionado la muerte al agredido», dice la Sala.

Uno de los acusados tenía una gran alteración nerviosa cuando ocurrieron los hechos.