­La Junta aún no ha terminado la liquidación de los antiguos consorcios de formación y las competencias, por tanto, no han pasado a la Consejería de Empleo. Las escuelas de hostelería de La Cónsula y La Fonda solo confían en un milagro, que permita que el curso comience con normalidad. De momento, sus profesores se reincorporan hoy a sus puestos de trabajo. Pero las preguntas y dudas son absolutas. «Vamos a ciegas», admite María Luisa Vargas, portavoz de los docentes del centro de Churriana.

Lo peor es que no es una situación nueva. Tres años ya de incertidumbre, de mentiras, de incumplimientos reiterados, de nóminas atrasadas, de falta de inversión, de maquinaria rota, de cursos de circunstancias... La Junta vuelve a deber dinero a la plantilla. Lo hace desde mayo. Es decir, los 18 profesionales de estas escuelas (tres de ellos son compartidos) no han cobrado las cinco últimas nóminas.no han cobrado las cinco últimas nóminas Tampoco hay noticias de cuándo podrán ingresarlas. Eso sí. Hoy tendrán que volver al trabajo para preparar un curso que no se sabe si podrá empezar.

Agosto no ha sido precisamente un mes de descanso, porque en realidad los profesores no han parado, como admite Cármen Sánchez, representante de los profesores de La Fonda. Han tenido reuniones con responsables de la Agencia Pública Andaluza de Educación y Formación (APAEF) y con el abogado de la Junta que se está encargando de la liquidación de estos consorcios, José Carlos Aguilera. También con los representantes de los distintos grupos que forman parte del Parlamento andaluz, aparentemente preocupados por la situación de estos trabajadores .

Muchas palabras pero pocos hechos, para variar, hasta el momento. «Y eso que estamos en año electoral», advierte Sánchez.

Así las cosas, 44 alumnos de segundo curso de Sala y Cocina de La Cónsula están a la espera de saber si podrán comenzar su curso el 9 de septiembre (12 estudiantes en el caso de La Fonda). Por su parte, los nuevos alumnos, otros 88 entre ambas escuelas, tendrían que empezar primero el 21 de septiembre. Pero todo está en el aire. No hay seguridad de nada.

Al menos, estos escolares se han ahorrado la matrícula, un dinero que fundamentalmente iba destinado al pago de sus uniformes. «Hemos mirado por las familias y no hemos pedido esta cantidad hasta que sepamos de una vez por todas qué va a pasar con las escuelas», explican Vargas y Sánchez a este periódico.

Otro problema añadido al que se enfrentan las escuelas de hostelería en este atípico inicio de curso académico: los proveedores. «Tenemos lo que haya en bodega. Necesitamos comprar productos frescos. No hay existencias de mercadería y sin ella será imposible dar las clases prácticas», sostiene María Luisa Vargas. Y este tipo de formación para el empleo se basa en las prácticas. De hecho, solo el 20% del horario lectivo correponde a asignaturas teóricas.

Y por último y para más inri, otra vez la limpieza. O mejor dicho: la falta de limpieza. Según Vargas, tampoco está asegurada la contratacación de una empresa encargada de estas tareas, toda vez que el Ayuntamiento de Málaga ha dejado de tener competencias dado que el antiguo consorcio está en trámites de liquidación.

Así las cosas, La Cónsula y La Fonda se sienten víctima de la más lenta e ineficaz burocracia de la Junta. Y aunque de paciencia van sobrados, la situación es cada vez más desesperante y no descartan denunciar sus nóminas porque ya sería la tercera vez que la Administración andaluza se retrasa con los pagos tercera vez que la Administración andaluza se retrasa con los pagos, agrega Carmen Sánchez.