­El Teléfono de la Esperanza atendió el pasado año en Málaga un total de 6.160 llamadas, cifra que, a pesar de su indudable resonancia, es un 8,1 por ciento más baja que la computada en 2014, cuando se registraron 7.600.

Según informó ayer el colectivo, del total de llamadas, 1.547 -3,2 por ciento menos- derivaron en consultas dirigidas a especialistas. Además, se contabilizaron 68 conversaciones relativas al suicidio, 7 más que en el ejercicio anterior.

La comparativa con el pasado año recoge también un número casi equivalente de entrevistas asumidas por psicólogos -1.362 a 1.361-, que superan de largo en requerimiento al resto de profesionales que intervienen para encauzar los casos planteados en las llamadas. De hecho, los abogado asumieron 150 llamadas y los orientadores familiares, 36. En cuanto, al servicio de asesoramiento laboral -que se estrenó la pasada campaña- fue precisado por un total de 5.

La ayuda brindada por cada grupo profesional está íntimamente relacionada con la naturaleza de los problemas que motivaron las consultas, que abarcan una casuística muy amplia, con sitio para los trastornos de ansiedad, los desahucios, el alcoholismo, la drogadicción y las rupturas sentimentales. El grueso de las llamadas, 2.245, obedecieron, no obstante, a cuestiones psicológicas de diversa índole, si bien en el cómputo también se añade las 1.762 puramente informativas, que en su mayoría tenían por objeto conocer los talleres y la actividad de la asociación.

En lo que respecta al perfil de los solicitantes, tampoco se advierten grandes cambios respecto a años anteriores: las mujeres siguen siendo mayoría, aunque esta vez con una cuota de atendidos en retroceso a favor de los hombres, que pasan de protagonizar el 25,1 al 28,6 de las consultas -ellas suponen el 71,26 por cien-.

La mayor parte de las llamadas evaluadas en 2015 se corresponde a su vez con la entrada y consolidación en la edad madura. Más de 3.300 de los demandantes de ayuda tienen entre 31 y 55 años, computándose igualmente una cifra elevada, aunque lejos de su umbral, en la franja inmediatamente posterior (de 56 a 70).

La asociación divide, por otro lado, las consultas vinculadas al suicidio en tres tipos: aquellas en que la idea de la autodestrucción está todavía en una fase embrionaria (55 de 68), las que responden a una crisis (7), y los actos propiamente suicidas, que son los que son atendidos y abortados en mitad del desenlace. Estos últimos, por cierto, se han triplicado, pasando de 6 a 2 durante el pasado año.