Si la negociación para acabar con la huelga de limpieza que asola la ciudad fuera una batalla, la reunión de ayer entre Limasa, el Ayuntamiento y los trabajadores hubiera acabado con un mínimo avance sobre el terreno, casi imperceptible. Tras más de cuatro horas y media de encuentro entre las partes, la empresa y el Consistorio hicieron una oferta a los empleados pero estos avanzaron que dirán ´no´ casi con un 99,9% de probabilidad tras estudiarla. Hoy retomarán el contacto, a partir de las 9.30 horas, también en la Casona del Parque.

Casi doscientos trabajadores se concentraron ayer poco antes de las cinco de la tarde para apoyar en la negociación al comité de empresa, presidido por Manuel Belmonte. Los empleados gritaron consignas como «sí se puede» o «Limasa unida jamás será vencida» cuando sus representantes enfilaban las escaleras del Ayuntamiento. A la reunión asistieron el alcalde, Francisco de la Torre, y el edil de Sostenibilidad Medioambiental, Raúl Jiménez.

La cita acabó pasadas las nueve y media de la noche y los protagonistas fueron muy parcos en palabras. Belmonte señaló a los periodistas que el Ayuntamiento y Limasa habían hecho a los trabajadores una oferta «complicada» y acertó a añadir: «Vamos a estudiarla». Sin embargo, tras salir a la calle, entre aplausos de sus compañeros, sí señaló: «En un 99,9 por ciento vamos a rechazar la oferta porque la salud del trabajador es lo principal y no vamos a poner ningún céntimo de euro para que el trabajador esté como RoboCop».

Acto seguido, indicó que «una cosa es la salud y otra el salario, no vamos a permitir supeditar el concepto económico a las bajas; no lo vamos a permitir», tras lo que se marchó al centro ambiental Los Ruices para verificar los servicios mínimos de la madrugada del sábado al domingo.

El alcalde, por su parte, tampoco quiso dar muchos detalles, pero sí reconoció que la oferta, que llegó al final de la reunión, consistió, entre otros puntos, en la proposición de pagar a la plantilla parte de la productividad en 2016, aunque recordó que su anterior ofrecimiento ya hablaba de ese concepto para 2017 y 2018. «Nosotros ya teníamos el deseo de reflejar el tema de la productividad y de conseguir un menor absentismo, y eso interesa a ambas partes».

«La oferta es una mejora»

Para el regidor, el paso adelante de ayer de la empresa y el Consistorio es «una mejora». Desde su punto de vista, el acuerdo «está más cerca». «Siempre hemos estado abiertos al diálogo y seguiremos abiertos a ello. No hay más plan que el de conseguir un acuerdo. Ningún escenario que sea la continuación de la huelga es bueno ni para los trabajadores ni para la ciudad».

A preguntas de este periódico, los trabajadores esperaban el final del encuentro con cierta esperanza pero mucho escepticismo. Algunos de ellos dijeron sentirse «engañados» tras muchos años en la empresa y se quejaron de la mala imagen que se traslada de ellos a la opinión pública, algo de lo que acusan a la cúpula de la empresa y al regidor. Incluso, afirmaban estar dispuestos a fraccionar los pagos de la productividad, pero no cobrarla en 2017 y 2018, sobre todo porque la concesión concluye el año que viene. «Queremos que esto acabe ya, porque al final los que vamos a recoger la basura somos nosotros, pero si no nos dan lo que es nuestro vamos a seguir con la huelga hasta el final», precisaron varios de ellos, un paro total que se acerca ya peligrosamente a la Semana Santa (el 20 de marzo es Domingo de Ramos), situación idéntica a la de 2013, aunque en aquella ocasión no llegó la sangre al río.

Hay más cosas que separan a las partes: los trabajadores piden descansar sábado y domingo, 21 días de vacaciones en verano y la percepción de al menos la mitad de la paga de productividad ya, este año, pero la empresa lo ve de una forma bastante diferente. Para los empleados, debe volverse, como aseguran que ya dijo el Juzgado de lo Social número 8 de Málaga, al convenio colectivo de 2010-2012, el «único vigente», y anterior a los recortes.

De cualquier forma, la basura sigue tomando la ciudad ante la indignación de los hosteleros, turistas y malagueños y hay estampas de montañas de bolsas y residuos prácticamente alrededor de cada contenedor. El hedor comienza a adquirir proporciones preocupantes. El Ayuntamiento informó ayer, de hecho, de que en la mañana del sábado, tras cuatro jornadas de huelga, quedaban sin recoger 2.229 toneladas de basura.

El viernes salieron a trabajar los servicios mínimos, pero el Consistorio afirma que se incumplieron, en mayor proporción en días anteriores, por averías en los coches o en los contenedores tanto de carga como soterrados, que han crecido exponencialmente durante la huelga.

Los servicios mínimos eran del 50% para el Centro y del 40% para el resto de la ciudad. Entre el 1 y el 4 de marzo, se recogieron 1.084 toneladas de residuos.

Durante el turno de la noche del jueves al viernes sólo 4 de los 18 equipos acabaron su tarea (el 22% de los servicios mínimos), del turno de mañana no la terminó ninguno de los 16, y del turno de tarde seis de diez de esas unidades (el 60%). Ello provocó que sólo el viernes se quedaran sin recoger más de 1.700 contenedores previstos en los servicios mínimos.

Los delegados del comité de empresa, asegura el Ayuntamiento, hicieron, más que en días anteriores, una exhaustiva revisión de los vehículos para comprobar el cumplimiento de la normativa, lo que ocasionó retrasos en su salida a las calles de Málaga.