­El 48,5% de los menores empadronados en la ciudad se situaban en 2014 en riesgo de pobreza o exclusión social, o lo que es lo mismo, unos 53.658 niños en Málaga. Es una de las conclusiones principales que arroja el estudio Diagnóstico y Medidas para combatir la pobreza infantil en Málaga de Javier Espinosa, ganador de la VIII Beca Málaga Participa el pasado año y que ahora ve la luz con el objetivo de poner el foco de atención en un fenómeno especialmente preocupante en la capital malagueña .

Según el documento, presentado ayer en el Consistorio, «se evidencia un aumento desorbitado» de los casos que revelan «un problema de pobreza infantil persistente y agravado», pues se ha pasado de 9.450 niños y niñas atendidos por los servicios sociales en 2011, a 17.545 en 2015.

En este sentido, se desprende que el número de menores de 17 años atendidos por riesgo de exclusión social se ha duplicado en la ciudad en los últimos cinco años. Un problema extrapolable al resto de la comunidad donde se registran los peores datos de pobreza del país. Los resultados del estudio evidencian también que la población malagueña «ha normalizado la pobreza» hasta el punto de no percibirlo como un problema. Y es que, a través de una encuesta de participación ciudadana realizada a más de 1500 personas, Espinosa comprobó como solo un 4,2% de los preguntados (65) la reconocía como una de las preocupaciones principales por encima de otros temas como el ruido, el tráfico o la falta de aparcamiento.

Un fenómeno que el autor insiste en que «viene mucho antes de la crisis» y que afecta especialmente a los menores de 18 años, que «han sido los más afectados por la pobreza y al sufrir en primera persona sus consecuencias, les condena a asumir y repetir las dinámicas de pobreza en el futuro», lamentaba el investigador. El enfoque seleccionado para el desarrollo del estudio no se limita solo a lo económico «porque la privación de derechos no se refiere solo a ello», sino que para la extracción de los datos, se han tenido en cuenta cuatro indicadores de bienestar como son nutrición y salud, vivienda, educación y situación laboral de los progenitores. Así como, con la colaboración de 15 entidades expertas mediante entrevistas y cuestionarios.

Otros aspectos a tener en cuenta tras la lectura del documento son el hecho de la segregación territorial que existe en Málaga, y que es especialmente visible en núcleos con graves problemas como La Corta, Los Asperones o la Palmilla, o que el número de personas de nacionalidad española atendidas por los servicios sociales no ha dejado de crecer en los últimos años frente a la disminución de extranjeros (ya que la crisis les ha empujado a marcharse de la ciudad).

Para Espinosa, difundir el resultado es el primer paso para poner en marcha medidas que ayuden a paliar la situación, algo en lo que coincidía con el Concejal de Participación Ciudadana, Julio Andrade, que reconocía que, a pesar de ser «datos duros y difíciles de asumir, su publicación es responsabilidad del área» y con la directora general de Derechos Sociales, Participación Ciudadana Inmigración y Cooperación al Desarrollo, Ruth Sarabia, quien señalaba que «desde el pasado año y hasta 2019 el consistorio ha implantado un plan especial para luchar contra ello» aunque no se correspondan con competencias municipales.

Por otro lado, Andrade adelantaba que esta beca ha sido concedida recientemente a su noveno benefactor para la realización de una investigación sobre consumo responsable y comercio justo.