Aunque son muchos los que salen a divertirse en la Feria de Málaga, pocos conocen el verdadero significado de esta semana grande. Y ése es el principal objetivo de la cabalgata histórica que se desarrolló ayer por las calles del Centro: dar a conocer una parte de la historia de la ciudad con la recreación de la conquista de Málaga por los Reyes Católicos en el año 1487. Así, en la tardenoche del domingo, Málaga dejó de lado los vestidos de gitana para enfundarse en los espléndidos trajes del siglo XV.

Decenas de personas se agolpaban en la plaza de la Aduana cuando, al marcar las 20.00 horas, la comitiva cristiana hizo acto de presencia y los monarcas ocuparon su trono para presenciar hasta tres danzas árabes distintas. Pocos minutos después, el bando musulmán bajó desde la Alcazaba ante la atenta mirada de pequeños -que recordaban con sus padres la historia aprendida en el colegio- y mayores. Una vez colocados a los pies de la fortaleza árabe, engalanada para la ocasión con dos estandartes con el lema «Tanto monta, monta tanto», el comerciante árabe Ali Dordux hizo entrega de las llaves de la ciudad a Fernando el Católico: «Reciba mi espada en señal de rendición de esta plaza», exclamó. Y fue entonces cuando ondeó la bandera de Castilla en la torre más alta de la Alcazaba entre vítores y aplausos, como si la ciudad se encontrase en pleno siglo XV.

Tras el emotivo acto, el cortejo formado por el bando cristiano y el musulmán, separados por la banda Trinidad Sinfónica, así como una representación de la Orden Trinitaria y el primer obispo de Málaga, emprendió camino por las calles del casco histórico de la ciudad. Hasta 193 figurantes acompañaron a Isabel y Fernando en el fin de la semana grande. Un viaje a la época medieval que sirvió para recordar uno de los momentos más señalados de la historia de nuestra capital.

@AliciaMartin_S