­Andalucía fue la comunidad que con más energía trató de combatir la implantación de la Lomce y de hecho aprobó el decreto para su aplicació sobre la bocina en el pasado mes de junio.

Con la oposición de la izquierda y los nacionalistas, organizaciones de la escuela pública y la mayoría de comunidades, la implantación de la Lomce culmina este curso con los itinerarios de cuarto de Secundaria Obligatoria, las evaluaciones finales de ESO y Bachillerato y la desaparición de la Selectividad.

La reforma educativa, que cumple tres años, comienza a aplicarse en los cursos pares (segundo y cuarto) de la ESO y en el segundo de los dos cursos de Bachillerato. Los alumnos de cuarto de ESO y segundo de Bachillerato tendrán que realizar por vez primera las nuevas pruebas finales de etapa, en torno al mes de mayo de 2017. En esta primera ocasión no será obligatorio aprobarlas para conseguir los títulos académicos correspondientes (lo será desde el curso 2017-2018), pero sí la de Bachillerato para acceder a la Universidad, pues se suprime la Selectividad.

También los matriculados en cuarto de ESO habrán de escoger entre cursar la opción de iniciación al Bachillerato (enseñanzas académicas) o la FP (enseñanzas aplicadas). De hecho, la puesta a punto para la entrada en vigor de la Lomce comporta la multiplicación de la oferta educativa, que pasa a contar con un mayor número de optativas, si bien a costa de agitar el fantasma de la segregación prematura antes de tiempo. El decreto específico para la organización de la educación secundaria no deja en este sentido ninguna duda: los alumnos que terminen 3º de la ESO tendrán que elegir forzosamente hacia dónde encaminan su futuro, con un recorrido trazado hacia la Universidad y otro hacia la FP, que en el borrador se esboza con el título de enseñanza aplicada.

Las diferencias entre ambas opciones supone, en la práctica, la adquisición, más allá de las materias compartidas, de competencias muy distintas y ajustadas a planteamientos vitales y vocacionales disímiles. Así, al estudiante que se decanta por la llamada vía académica se le da la oportunidad de escoger dos asignaturas incardinadas en un grupo de seis entre las que figuran Biología, Geología, Economía, Química, Física y Latín, mientras que para los que se dirigen a la FP, la oferta complementaria, planteada en los mismos términos, se reduce a tres, Ciencias Aplicadas a la Actividad Profesional, Iniciación a la Actividad Emprendedora y Tecnología. Y todo, en el contexto de un curso, el último de la ESO, que la propia legislación se encarga de definir como esencialmente propedéutico, es decir, de preparación para lo que está por llegar: el mapa, más diferenciado aún, de las materias de 1º y 2º de Bachillerato o de otras alternativas de formación.

Asignaturas en tres bloques

La Lomce terminó de implantarse el curso pasado en Primaria y comenzó a aplicarse en primero y tercero de ESO y primero de Bachillerato. Como también ocurre en la Primaria, en Secundaria Obligatoria y en Bachillerato las asignaturas se agrupan en tres bloques: troncales (de contenidos comunes para todos los alumnos), específicas y de libre configuración autonómica.

En cuarto de ESO, todos los alumnos compartirán las troncales generales de Geografía e Historia, Lengua Castellana y Literatura y Primera Lengua Extranjera, así como Matemáticas orientadas a las enseñanzas académicas o aplicadas, según el caso. Además, deberán elegir dos troncales entre Biología y Geología, Economía, Física y Química y Latín en el itinerario hacia Bachillerato; y entre Ciencias Aplicadas a la Actividad Profesional, Iniciación a la Actividad Emprendedora y Empresarial y Tecnología si se orientan hacia la FP.

Como materias específicas todos deberán cursar Educación Física y Religión confesional o la alternativa Valores Éticos, y entre una y cuatro de una relación de asignaturas relacionadas con las Humanidades y las Ciencias. En las asignaturas de libre configuración se incluyen Lengua Cooficial y Literatura (con tratamiento análogo al castellano).

Al finalizar este cuarto curso, el alumnado realizará una evaluación individualizada para comprobar el logro de los objetivos de la ESO y la adquisición de competencias. La prueba podrá realizarse por cualquiera de las dos opciones (enseñanzas académicas o aplicadas), con independencia de la cursada. Podrán presentarse quienes hayan aprobado todas las asignaturas o suspendido dos como máximo, siempre que no sean simultáneamente Lengua y Matemáticas.

Para obtener el graduado en ESO (a partir del curso 2017-2018) será necesaria una nota igual o superior a 5, tanto como media de la etapa (que tendrá un valor del 70 % en la calificación final del título) como de la prueba (30 %). Quien no se titule recibirá una certificación oficial sobre el número de años cursados, los objetivos logrados y la adquisición de competencias, y podrá matricularse en FP Básica.

En segundo de Bachillerato, los alumnos estudiarán una serie de asignaturas troncales generales obligatoriamente y otras de opción según la modalidad que cursen (Ciencias, Humanidades y Ciencias Sociales y Artes), así como varias específicas y de libre configuración.

Para obtener el título (a partir de 2017-2018), una vez superadas todas las materias de Bachillerato, será preciso aprobar la nueva evaluación final, con una nota igual o superior a 5. El alumnado deberá examinarse de todas las materias troncales generales, dos troncales de opción y una materia específica (excepto Religión o Educación Física). Habrá que obtener una calificación mínima de 5 en la prueba. La calificación final dependerá en un 60 % de la media de cada una de las asignaturas del Bachillerato, y en un 40 % de la evaluación final.

La nota positiva de todas las asignaturas de Bachillerato sin haber superado la evaluación final dará derecho a un certificado con el que se podrá acceder a la FP media o superior y al grado superior de Enseñanzas Deportivas (en este último caso, se debe poseer, además, el título de Técnico Deportivo correspondiente).

En este sentido, la consejera andaluza de Educación, Adelaida de la Calle, mandó un mensaje de tranquilidad ante la evaluación del Bachillerato y asegura que «no hay problemas» ya que la comunidad cuenta con «autonomía para mantener los mismos modelos llamándose reválida en vez de selectividad».

La titular de Educación asegura que están "buscando soluciones" desde el Gobierno andaluz para resolver el posicionamiento escolar de todos aquellos alumnos que no aprueben la reválida de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO). «Estaremos expectantes, estamos trabajando, tenemos muchas opciones para seguir mejorando», destaca, al tiempo que añade que están tratando de solventarlo como hicieron con Primaria y que espera "que la conciencia ciudadana y la comunidad piense más en la mejora de estas condiciones, en recuperar a la gente del sistema antes que en apartarla».