Más de la mitad de la población tiene el colesterol por encima del nivel de riesgo, 200mg/dl. En personas mayores de 65 años este dato aumenta un 20% y, en términos generales, el colesterol afecta en un 50% a los hombres y en un 40% a las mujeres. Analizando rangos por edades afecta en un 30% a las personas mayores de 35 años y en un 70% a las personas mayores de 65 años, según datos de la Fundación Española del Corazón (FEC).

Según el estudio de Nutrición y Riesgo vascular en España (ENRICA) publicado en 2012 en la Revista Española de Cardiología, 23 millones de españoles, es decir, más de la mitad de la población, tiene el colesterol por encima de 200 mg/dl. El problema, según indica el estudio, es que alrededor de la mitad de la población con colesterol alto no lo sabe. En este sentido, la comunidad médica se muestra especialmente preocupada ante aquellos casos en los que, pese a estar en nivel 200 o superior, no consideran necesario tomar medidas al no tener síntomas físicos visibles que actúen como aviso. «La hipercolesterolemia es un problema serio que puede actuar de forma silenciosa. El colesterol no avisa, solamente determinadas analíticas permiten detectarlo», señalan desde la FEC.

«Los niveles elevados de colesterol se relacionan de forma directa con las enfermedades cardiovasculares, especialmente la cardiopatía isquémica, que incluye enfermedades como el infarto agudo de miocardio o la angina de pecho, y asimismo favorece la aparición de ictus. Los niveles de colesterol tienen una relación lineal con el riesgo cardiovascular, tanto de las personas que ya han tenido una enfermedad cardiovascular como aquellas que no las han padecido», señala el cardiólogo malagueño Juan José Gómez Doblas, que admite que una persona que controle el colesterol, bien con dieta o cuando sea necesario con fármacos, consigue reducir su riesgo cardiovascular de forma lineal. «Y reducir nuestro riesgo cardiovascular significa tener menos infartos, anginas de pecho, ictus o morir por alguna de estas causas», añade.

Así, recomiendan que a partir de los 30 años se incluyan estos valores en las analíticas y antes para aquellas personas con antecedentes familiares ligados a problemas genéticos. Pero, al margen de hacer un seguimiento médico, los expertos recomiendan modificar el ritmo de vida con cambios en la alimentación. Es necesario limitar la ingesta de grasas saturadas presentes en alimentos con grasa de origen animal, ya que incrementan los niveles de colesterol malo (LDL). «Es cierto que algunas grasas como las del aceite de oliva o algunos frutos secos, como almendras o nueces, pueden ser beneficiosas siempre que no se consuman en grandes cantidades. En general los alimentos con grasas animales y los lácteos no desnatados son nuestra principal fuente de colesterol», añade.

A juicio del médico, el cambio de estilo de vida no supone cambiar solo un factor de riesgo como el colesterol, sino que los mejora todos como el sobrepeso, la hipertensión, la diabetes o el tabaquismo. «Y el riesgo de tener un infarto está relacionado con la acumulación de estos factores de riesgo. Cuanto menos mejor y es más fácil obtenerlo con dieta y ejercicio que con diferentes pastillas», alerta Doblas, que apunta a la importancia de tener una dieta rica en verduras y frutas (ricas en fibras), pescado azul, aceite de oliva y frutos secos. «Son preferibles los lácteos desnatados o semidesnatados y puede ser beneficioso usar lácteos enriquecidos en esteroles vegetales», dice. Y por último, aconseja practicar actividad física de forma regular porque aumenta los niveles de colesterol bueno (HDL).

Según el último informe publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre las causas de defunción en España del año 2014, las comunidades autónomas que han tenido más defunciones por causa cardiovascular han sido Ceuta (33,40%), Andalucía (33,16%) y Galicia (32,03%). Por otro lado, las comunidades autónomas que menos defunciones cardiovasculares registran son Canarias (24,34%), Madrid (26,58%) y País Vasco (26,75%).