El nacimiento de un bebé es siempre una feliz noticia que llega a cambiar la vida de la familia a la que llega. Los primeros días pueden suponer una auténtica revolución. El recién nacido necesita de una atención más que lógica y evidente por parte de la madre. Es un ser muy frágil y sensible, que acaba de pasar por una situación muy estresante y que ha cambiado por completo el medio en el que hasta entonces ha vivido. Por ello, tras un parto normal, ha de prestársele cuidados, al tiempo que no se debe separar de la madre, que como es oportuno también necesita recuperarse. La baja por maternidad es un período de descanso laboral legalmente establecido, que en España corresponde a 16 semanas, a partir del nacimiento del bebé. Esta baja puede ser compartida por el padre. Sin embargo, en Málaga solo 71 disfrutaron de alguna de las diez semanas que las madres pueden ceder de su propia baja de maternidad.

Las trabajadoras tienen derecho a un permiso remunerado de 112 días de duración tanto después del nacimiento del bebé, como tras una adopción, acogimiento familiar y tutela, siempre que se acrediten los requisitos exigidos en cada caso. Es muy poco tiempo, si se compara con el que disfrutan las madres de otros países europeos, fundamentalmente los nórdicos, como Suecia, con 480 días (16 meses), o Noruega, con 392 días (56 semanas). España, de hecho, se sitúa aquí también a la cola, aunque significativamente por delante de Alemania (98 días) o Liechtenstein, que tiene el permiso más corto para la madre, con 56 días.

Equiparación

Los padres españoles, por su parte, podían disfrutar de dos semanas, pero desde este año este permiso se multiplica por dos. Son cuatro semanas de baja, intransferibles, aunque no obligatorias, que pueden ser ampliadas con parte de las semanas de baja de la madre, para favorecer la conciliación. Esta ampliación estaba prevista en la Ley de Igualdad, que daba de margen hasta el 1 de enero de 2013 para ponerlo en funcionamiento con la intención de que fuese la primera piedra de cara a una progresiva equiparación de estas licencias. Pero hasta este año 2017 no ha entrado en vigor.

A pesar de los intentos, más teóricos que prácticos, de la mayoría de partidos políticos por igualar los permisos del padre y de la madre, la realidad dicta que la inmensa mayoría de los padres no hacen uso de estos permisos. En la primera mitad de 2017 se concedieron en la provincia de Málaga 4.693 permisos de maternidad, pero solo 71 padres se acogieron a la posibilidad de compartir la baja maternal, es decir, un minúsculo 1,5% del total. Es además, una situación generalizada en toda España, donde, según los datos del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INNS), entre enero y junio 140.125 mujeres obtuvieron la baja tras tener un hijo y, por el contrario, solo el 2% de los padres hizo uso de la posibilidad de compartirla (2.858 casos).

Son poco los países que tienen períodos de baja iguales o más o menos iguales para la madre y el padre. En general, hay diferencias muy marcadas si comparamos entre los permisos que se otorgan a la maternidad y a la paternidad. En líneas generales, los padres están en peores condiciones que las madres. Aquí también estaría a la cabeza Suecia, con 480 días para padre y madre. Le seguiría Rumania, con 126 días para el padre y la madre; Alemania, con hasta 98 días para ambos e Islandia, donde los dos progenitores pueden disfrutar de 90 días al 80% más otros 90 días a repartir.

Además, las mujeres malagueñas que dan a luz son cada vez más mayores. Los cambios demográficos que ha venido sufriendo la provincia en las últimas décadas están dibujando nuevas tendencias familiares, con una maternidad cada vez más tardía y una edad al matrimonio que se acerca cada vez más a los 40 años. De hecho, la edad media a la maternidad ha alcanzado su cifra más alta desde que el INE tiene estadísticas y se produce a los 31,5 años. Desde 2011, la edad media a la maternidad ha estado en Málaga por encima de los 31 años, con un aumento de un año en la última década. El primer hijo llega a los 30,1 y la tasa global de fecundidad (el número de nacimientos por cada mil mujeres) se reduce tras algunos años en los que se había experimentado un repunte, especialmente coincidiendo con la época del boom económico, que vio aumentar los nacimientos en la provincia.

En esta misma década, que coincide con la de la crisis económica, los índices de natalidad tambén se han reducido casi de forma dramática, con las consecuencias que esta situación puede tener para hacer sostenible la sociedad en el futuro. Así, mientras que en 2006 nacieron en la provincia de Málaga un total de 17.999 niños, diez años después, en 2016, únicamente lo hicieron 14.933, según los datos del INE.