En un momento del libro, la estatua en bronce de Pessoa, en Lisboa, cobra vida; en otra, un agujero negro en el tiempo permite conocer a los templarios del siglo XII y unas páginas más adelante, una cometa sale a surcar los cielos desde la torre del Homenaje de Gibralfaro y cuenta todo lo que ve.

Realidad y fantasía, paisajes, deambular con valoraciones políticas, filosóficas y sociales es parte de lo mucho que contiene Regolfa como las olas y el viento (Atrapasueños, 15 euros) el libro de viajes del maestro, exconcejal de IU y expresidente de Facua Málaga, Manuel Sánchez Vicioso (Madrid, 1948).

Se trata de tres viajes reales a Lisboa, La Palma y Marruecos realizados por el autor y el cuarto, el fantasioso vuelo de una cometa, escritos que ha recopilado desde 2000 con un título que esconde un doble sentido: «Regolfar es el remanso que hace el agua después de romper con el malecón pero le he querido dar una acepción canalla: volver a golfear, porque a mi edad golfear es un encanto», explica.

El autor, que hace unos 18 años asistió a un curso de 600 horas «para escribir de manera literaria, porque sabía escribir pero no hacer literatura», confiesa que escribe «para ser leído, para que el lector disfrute, para que ría, llore o se cabree, y no tengo inconveniente en recibir una crítica, la acepto porque es una forma de aprender, por eso suelo poner siempre mi correo electrónico».

En la opinión de este veterano de la enseñanza en la Universidad Laboral de Málaga, que recalca que «no he sido nunca profesor, he sido maestro», viajar no consiste solo en ver piedras y catedrales. «Viajar es aprender, es el antídoto contra los chovinismos, los localismos, las miopías ideológicas y políticas y puede curar el independentismo».

A la hora de escribir, Manuel Sánchez Vicioso detalla que no emplea el punto y coma y que no suele utilizar paréntesis, unas pautas que aprendió de su admirado José Saramago, a quien conoció y presentó en una charla en el Ateneo de Málaga en 1986. Además, cuenta que, en cada párrafo «pretendo que haya alguna metáfora y cautivar al lector». En este sentido, piensa mucho en el destinatario del libro, «y si un párrafo no me satisface, le doy una vuelta hasta que lo haga».

La portada de la obra, por cierto, es un dibujo de la Torre lisboeta de Belén, realizada por el dibujante Manuel Rodríguez Luna, que ya le ilustró el libro de relatos El ojo del árbol y está acompañada por un párrafo del viaje.

Junto a la portada, otro detalle que llena de satisfacción al autor es que la editorial Atrapasueños, que le ha publicado la obra, sea una cooperativa que sólo edita bajo licencia commons creative. «A mí me hace mucha ilusión porque soy de la economía social, no de la especulativa. Con que se cite al autor y a la editorial de forma evidente, con el libro puedes hacer lo que quieras», subraya.

El maestro ya tiene proyectados «dos o tres libros» más, el primero de ellos, algo más de un centenar de antiguos artículos radiados cuando colaboraba con el locutor Alejo García.

Viajar es aprender y con el libro de Manuel Sánchez Vicioso, se viaja, se aprende y hasta se contempla Málaga a vista de cometa.