Además de llevar 46 años actuando en los escenarios, Moncho Borrajo (Baños de Molgas, Orense, 1949) tiene a sus espaldas un centenar de exposiciones de pintura, acaba de estrenar en Málaga una obra de teatro en verso, ambientada en el siglo XVI y con la editorial malagueña Jákara ha presentado Puntada de silencio, su libro número veinte.

Una versatilidad, señala, que a algunas personas «les jode» y quizás la envidia suba algunos enteros más con esta nueva novela que, aunque reconoce que «no es Los miserables o Guerra y Paz», subraya que es «una buena novela que cuenta una historia que podría haber ocurrido y que retrata una época de la España de la que nadie habla, porque todo el mundo habla de la Guerra Civil».

Puntadas de silencio está ambientada en una pequeña ciudad castellana en 1957, «cuando empieza a aparecer el Seiscientos, el Goggomobil, la Vespino y la moda del zapato topolino» y en estos momentos, «en que la violación parece algo cotidiano», resalta, la protagonista es una joven humilde que es violada y trata de rehacer su vida. «El problema es como ella tiene que admitir esa violación, no sentirse culpable y pensar que ella no provocó nada y que cómo se va a enamorar ahora de un hombre».

Una lucha interior y una historia de superación en la que también asoman, aunque no como en otras novelas, algo de las vivencias personales de Moncho Borrajo, porque la protagonista se establece por su cuenta como bordadora «y mi padre era sastre, así que conozco esa sensación de estar solo, cosiendo con la radio puesta, de ahí viene lo de puntadas de silencio», cuenta.

Moncho Borrajo reconoce tener mucho «respeto y admiración» por la mujeres, «quizás porque soy hijo único, porque en la sastrería de mi padre llegó a haber veinte mujeres cosiendo y, en cierta manera, como soy homosexual hay una sensibilidad que aflora, aunque no sea condición sine qua non de nada».

En Puntadas de silencio retrata a unas mujeres en manos de los hombres que ni siquiera podían tener pasaporte, una época que recuerda con detalle pese a que cuando transcurre la novela tenía 9 años y en la que no falta la doctrinaria Sección Femenina.

En cualquier caso, el artista gallego recalca que la novela es, ante todo, una hermosa historia de amor, protagonizada por gentes sencillas y contada con sencillez, «porque escribo como hablo, para que me entiendas no tienes que estar buscando en el diccionario cada siete páginas».

Confiesa además que es «un placer» saber que a muchas personas les ha enganchado el libro desde las primeras páginas y agradece los consejos de Paco Olalla, el editor de Jákara, «porque tengo un ego muy tranquilo y no soy reacio a los consejos bien dados».

Moncho Borrajo cuenta que en Málaga se encuentra «como en mi casa», y anuncia que seguirá colaborando con Jákara, la editorial malagueña, «porque soy una persona que agradezco mucho lo que hacen por mí. Vivimos en una sociedad en la que, o perteneces a un clan o eres dado de lado y yo soy muy mal lameculos, me arrodillo muy mal».

Por cierto que un par de novelas del artista gallego están ya en la rampa de salida de Jákara y espera que, como con las anteriores, Puntadas de silencio sea un éxito gracias al boca a boca de sus muchos lectores.