Era un 14 de marzo de 1997 cuando el Hospital Regional realizaba su primer trasplante hepático a un hombre de 49 años. Desde ese día y hasta el pasado 12 de junio, en 21 años, este centro sanitario ha alcanzado un total de 1.000 trasplantes hepáticos. La acreditación del hospital permitió por entonces que sólo el primer año se llevaran a cabo 26 cirugías de este tipo, cifra que en los últimos años se ha duplicado hasta llegar al máximo histórico de 58 en 2017 y, en la actualidad, la lista de espera es inferior a 20 personas. «El millar de transplantes hepáticos es símbolo de un trabajo bien hecho, pero también de valores, como la solidaridad de las familias de los donantes y el compromiso de los profesionales que velan por procurar una mejor calidad de vida a los pacientes que necesitan un trasplante», destacó ayer la delegada de Salud, Ana Isabel González, que presentó estos datos en el complejo hospitalario junto al director gerente del Regional, Emiliano Nuevo, el coordinador de Trasplantes, Domingo Daga, y el director de la UGC de Cirugía Digestiva, Julio Santoyo.

A los largo de estos 21 años del programa se han ido incorporando numerosos avances. En concreto, la técnica se ha simplificado al pasar de las diez horas de quirófano en los primeros años, hasta la mitad, «siempre y cuando no surjan complicaciones», señaló Santoyo. Por otro lado, en cada trasplante hay una media de nueve profesionales por sesión quirúrgica que a menudo trabajan de madrugada. «Es una cirugía muy compleja que necesita mucha especialización y entrenamiento para realizarla con seguridad», destacó el director de cirugía digestiva, que además añadió que esta actuación tiene como objetivo «extraer el hígado enfermo, cortando las conexiones vasculares y biliares», para después «implantar un órgano donante reconectando todas las conexiones nombradas anteriormente.

Por su parte, el coordinador de trasplantes aseguró que desde que se inició el programa de trasplantes hasta la actualidad, el perfil del donante de órganos ha cambiado, haciéndose cada vez «más complejo». «Los nuevos modelos como la donación en asistolia controlada o los cuidados intensivos orientados a la donación han significado un reto organizativo y logístico para los profesionales de estos programas de trasplante, ya que han proporcionado una nueva vía de obtención de hígados válidos», puntualizó Daga. Estos cambios de gestión de listas de espera, introducidos en 2002 en Andalucía, permitieron acceder al trasplante a los receptores más graves y no por criterio de antigüedad gracias a la adopción del sistema MELD, que consiste en medir el grado de insuficiencia hepática y la gravedad del paciente.