La provincia de Málaga, al igual que el conjunto de Andalucía, muestra índices de envejecimiento de la población inferiores a la media española aunque eso no quita para que las cifras, en todos los ámbitos, se sitúen en máximos históricos, según un informe publicado ayer por la Fundación Adecco con los últimos datos de este año del Instituto Nacional de Estadística (INE). A nivel nacional se registra una tasa del 120% o, lo que es lo mismo, ya se contabilizan 120 mayores de 64 años por cada 100 menores de 16 (el año pasado estaba del 118%). En el caso de Málaga, el porcentaje es del 102%, mientras que Andalucía, que se sitúa como región más joven de España solo superada por las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, presenta un índice de 98 mayores de 64 años por cada 100 menores de 16 (98,2%).

Adecco afirmó que la tendencia al envejecimiento avanza «imparable» y recordó que en la región andaluza las cifras actuales contrastan con las de finales de siglo XX, «cuando Andalucía era aún joven». «En 1985 se contabilizaban 36 andaluces mayores de 64 años por cada 100 menores de 16, con lo que estábamos ante una sociedad en plena expansión y con gran potencial para crecer económica y laboralmente», apuntó.

En el caso de Málaga, ese índice del 102% supone una subida de dos puntos respecto al dato del año pasado (100,3%) y de más de 20 puntos en relación a la cifra de hace diez años (81,2%). En los años 80, la provincia se movía en tasas de entre el 30% y el 40%.

«Desde el año 2000, España es un país envejecido, lo que significa que cuenta con más personas sénior que jóvenes. El aumento de la esperanza de vida y la disminución de la tasa de natalidad son los principales causantes de esta realidad. Se calcula que en 2030 los mayores de 65 supondrán el 30% de la población, frente al 18% actual. En este momento, cuando empiecen a jubilarse en masa los babyboomers (nacidos entre 1958 y 1977), unas cohortes sensiblemente más reducidas deberán soportar el coste de la atención de las pensiones y sus cuidados sociosanitarios», comentó la Fundación.

Estas previsiones son parecidas a las que ya realizó hace unos meses el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA) sobre la evolución demográfica de la comunidad. En aquel entonces se dijo que el escenario medio para 2040 es que los malagueños que hayan superado la edad de jubilación sean un 36% de la población, con casi 695.000 personas en esa franja de edad. Es decir, tres de cada diez habitantes de la provincia tendrá más de 65 años en 2040.

Dificultades de respuesta

Volviendo al informe de ayer de la Fundación Adecco, su director general, Francisco Mesonero, indicó que la relación cotizante-pensionista en España es actualmente de 2,2, considerándose una ecuación sostenible a partir de 2,5 contribuyentes por cada jubilado. «Si continúa esta tendencia, para 2052 se estima que, por cada persona inactiva, habrá poco más de una persona trabajando, lo que sin duda pone en peligro la sostenibilidad de nuestro sistema», dijo.

Mesonero afirmó que ante esta realidad «urge tomar medidas que frenen los efectos de este envejecimiento imparable: alcanzar acuerdos de Estado y dedicar un mayor porcentaje del PIB a la familia, impulsar políticas activas contra la discriminación por la razón de edad, sensibilizar al tejido empresarial para que apueste por la fuerza laboral senior, y empoderar a los demandantes de empleo de más edad para que adquieran herramientas clave que les permitan competir en el mercado del siglo XXI».

La Fundación Adecco expuso que a la luz de las cifras, «queda patente la necesidad de apostar por la fuerza laboral que, hasta el momento, ha sufrido más discriminación en su acceso al empleo, principalmente los mayores de 55 años que experimentan exclusión laboral como consecuencia de su edad».

Los datos de paro que se registran mes a mes confirman que las personas de más edad encuentran especiales dificultades de reinserción. En Málaga, el número de desempleados mayores de 45 años alcanza las 73.127, un 49,70% del total de parados que hay actualmente en la provincia.

En este contexto, alertó de la «incoherencia» que supone, en esta coyuntura, discriminar laboralmente a los desempleados de más edad. «No sólo es un contrasentido demográfico, sino que ponemos en peligro nuestro Estado del Bienestar. La prioridad nacional debe ser la implementación de políticas activas de empleo que empoderen a los desempleados séniors, mediante formación, acompañamiento y recursos clave que les permitan actualizar sus competencias y convertir su experiencia en un valor añadido», apuntó .

Según la Fundación, en la actualidad la edad de ingreso al empleo es cada vez más elevada. Sin embargo, la discriminación comienza poco después de los 40 años, propiciando una salida temprana del mercado laboral. «Si a ello añadimos que la esperanza de vida está en máximos históricos, la conclusión es que las personas están más tiempo inactivas que activas a lo largo de su vida. Con todo ello, llegar a los 35 años cotizados se torna complicado y, quien llega, sólo genera un 33% del importe total de la jubilación, con lo que la situación se vuelve insostenible», afirmó.

Mesonero dice que cada año aumenta el volumen de desempleados mayores de 55 años que acuden a la Fundación Adecco en búsqueda de un empleo, y destaca las dificultades para darles respuesta. «No existe suficiente foco político y social en un reto tan crítico para la sostenibilidad de nuestro mercado laboral», apuntó.

El directivo advierte de la necesidad de estimular la participación de los segmentos de la población hasta ahora más inactivos (mujeres, personas con discapacidad, etc), para compensar la falta de relevo generacional y garantizar la sostenibilidad de nuestro sistema, particularmente en lo que respecta al mantenimiento de las pensiones.

«Urge renovar la visión que se tiene de un trabajador senior, poniendo en valor cualidades como la experiencia, la madurez o la templanza y reforzando sus conocimientos para que no se tornen obsoletos», añadió Mesonero, que ve necesario «sensibilizar a la sociedad y al tejido empresarial, acercando los valores de estos trabajadores y renovando la visión, a menudo desfavorable», que se tiene de la fuerza laboral más senior.