Pepe Rodríguez viajaba el pasado 10 de julio, junto a su familia y unos amigos de Plasencia, a Menorca para pasar siete días de vacaciones y relax en la isla sin saber lo que les tocaría vivir.

Los dos matrimonios, amigos de toda la vida, que viajaban con sus hijos- dos por cada pareja- decidieron contratar un paquete de viajes que incluyese alojamiento y dietas a través de una agencia de viajes ubicada en Plasencia, pero cuando llegaron al aparthotel que habían reservado nada era como les habían dicho en la empresa ni como ellos mismo habían visto en las fotografías del anuncio.

"Cuando llegamos a la habitación pensábamos que era un error, no nos lo creíamos, era una auténtica pesadilla" relata Pepe. Paredes oxidadas, humedades, mal olor, telarañas, suciedad e incluso el aire acondicionado que se veía en las fotos de la web había cambiado por un ventilador colgado del techo. "El hotel era tercermundista, nada de lo que se nos prometía, ni lo que habíamos pagado estaba allí" recuerda el malagueño.

Al llegar de noche a Ciudatella no pudieron reclamar a la compañía ni realizar ninguna reserva en otro hotel. Dejaron las maletas en la habitación y decidieron salir a cenar mientras pensaban en otras alternativas. Al día siguiente consiguieron trasladarse a otro hotel, pero desembolsando alrededor de 3.000 euros por pareja.

El matrimonio malagueño explica que ellos confiaban en el de Plasencia, ya que habían contratado anteriormente otros viajes con la misma agencia aunque ninguno de los dos esperaban que al haber pagado 3.268€ (cada uno) el alojamiento no fuese a cumplir las expectativas prometidas.

Tras contactar con la agencia, estos intentaron justificarse reprochando a ambos matrimonios haber abandonado el aparthotel antes de hablar con ellos. "Nos recriminaron que nos hubiésemos ido por nuestra propia cuenta pero no aguantábamos más allí dentro. No se justificaron en ningún momento ni nos aclararon el destino de nuestro dinero", asegura este malagueño.

Lo que iba a ser unas vacaciones idílicas para estos matrimonio acabó siendo una pesadilla. Ahora quieren denunciar públicamente esta situación para que nadie más pase por lo mismo que ellos vivieron. Antes de volver a Málaga remitieron una reclamación en la Oficina de Turismo de Ciudadela.