La UMA está a varios premios Nobel, algunas medallas Fields y a decenas de artículos publicados en las más prestigiosas revistas científicas como Nature o Science para aparecer en los primeros puestos del ranking de Shanghai, el de referencia en todo el mundo para medir la calidad académica e investigadora de las universidades. Y con todo, la institución malagueña logra mantenerse con dignidad, aunque muy lejos de la cima reservada para las afamadas y reconocidas universidades privadas de EEUU y Gran Bretaña. La UMA destaca en nueve disciplinas, según el avance del último informe, correspondiente a este año 2018.

Tampoco está entre las mejores universidades españolas, según el ranking, entre las que sí está la de Granada, que ha vuelto a batir un nuevo récord en este Shanghai por especialidades y se sitúa entre las cien mejores universidades del mundo en cinco áreas de investigación.

La Universidad Pompeu Fabra de Barcelona es la mejor española. Le siguen, y por este orden, las de Barcelona, Granada, la Autónoma de Barcelona, la Autónoma de Madrid, la Complutense, la de Santiago de Compostela, la Politécnica de Valencia, la Jaume I, la Universidad del País Vasco y la de Valencia.

La universidad granadina ocupa su mejor posición hasta la fecha en esta prestigiosa clasificación que elabora la Universidad Jiao Tong de Shanghai de China para valorar la calidad de las 500 mejores universidades del mundo. La UGR ocupa posiciones destacadas en 34 especialidades y sigue liderando el sistema universitario andaluz, ya que Sevilla consigue destacar en 27 especialidades, Málaga y Córdoba en nueve, Cádiz en cuatro y Jaén en dos.

Entre las disciplinas en las que destaca la universidad malagueña resaltan los grados de la rama de Ciencias Sociales, fundamentalmente, como Educación, Turismo y Administración de Empresas. Pero, por ejemplo, la UMA logra situarse entre las primeras 400 universidades de todo el mundo en Ecología, especialidad de Ciencias; o en Ingeniería Eléctrica y Electrónica. De alguna manera, responde a su vocación de institución generalista, aunque no logre incluirse en la élite científica mundial.

El rector de la Universidad de Málaga, José Ángel Narváez, siempre se ha mostrado poco amigo de este tipo de clasificaciones y siempre ha defendido que la UMA encabezaría los ranking de producción científica utilizando menos recursos, o de transferencia de conocimiento al mundo de la empresa.