Una oportunidad para recuperar la rutina y digerir las últimas semanas de vértigo. El presidente de la Diputación, Elías Bendodo, aguantó el tipo en su primer acto ineludible con los focos puestos sobre él, después de retornar de Madrid con la amarga derrota del congreso extraordinario en el bolsillo. El pleno ordinario correspondiente al mes de julio le sirvió al máximo líder del PP de Málaga para empezar a pasar página. No se dejará de especular en los próximos días sobre el futuro político de muchos cargos que se volcaron con Soraya Sáenz de Santamaría, pero en lo que concierne exclusivamente al funcionamiento de la Diputación, el pleno de este martes sirvió para aprobar una modificación de los estatutos de suma importancia para el Patronato de Recaudación. El equipo de gobierno del PP se sumó, finalmente, a la voluntad del resto de los partidos de la oposición. El PSOE, IU, Ciudadanos (Cs) y Málaga Ahora llevaron al pleno de ayer una moción conjunta con el fin de adaptar la representación que tienen los partidos a la actual realidad plenaria. Hasta ahora, a pesar de estar en minoría, el PP mantenía la mayoría absoluta en el Patronato de la anterior legislatura.

No quiso renunciar el portavoz del PSOE en la Diputación, Francisco Conejo, sin embargo, a su oportunidad de hacer mella en el plano político. Así, dio su particular «bienvenida» a Bendodo y demostró que él no está dispuesto a pasar página, más bien todo lo contrario. Para Conejo, el balance del cónclave popular es muy simple. El resultado deja a Bendodo en una situación delicada dentro de su partido. «Le quiero dar la bienvenida al presidente de la Diputación después de un duro fin de semana. Va a tener que seguir siendo presidente de esta Diputación hasta mayo del próximo año. No va a poder asumir ni la alcaldía de Málaga, ni su carrera como dirigente nacional del PP. Tendrá que estar en una ocupación que no le gusta. En su afán por demostrar que la Diputación representa para Bendodo su última opción en la escala de preferencias, Conejo aseguró que «lo que nos preocupa a los socialistas malagueños es que la crisis en su partido afecte a esta institución». El ímpetu lo ponía casi en exclusiva el diputado socialista. Bendodo, como si no fuera con él, se limitó a afearle a Conejo que se dedicara a hacer sangre cuando él no lo hizo después del proceso de primarias del PSOE y la derrota de Susana Díaz.

La idea de la confrontación política contrastó, de nuevo, con la unanimidad a la hora de sacar adelante la moción urgente que habían presentado los partidos de la izquierda con respecto a la regulación de las ofertas de empleo público en la Diputación. En la larga disputa de todos los partidos por poner de su lado a los sindicatos, todos coincidieron en acordar que en un futuro todas las ofertas estarán supeditadas al consenso por parte de los representantes de los trabajadores en la Diputación. Cs se sumó a la moción y el PP lo hizo introduciendo, a cambio, una enmienda para fijar que la reanudación del diálogo social se produzca de acuerdo al plan de estabilización a nivel nacional.

Por otra parte, los votos de los diputados del PP y la abstención de los dos diputados de Cs frenaron un nuevo informe sobre la existencia de un supuesto caso de conflicto de intereses o no por parte de la diputada Marina Bravo. El PSOE mostró su rotunda disconformidad con el informe exculpatorio redactado por los técnicos de la Diputación.