Los vehículos eléctricos comienzan a invadir las ciudades de toda España consolidándose como la nueva tendencia en circulación. Cada vez son más las personas que se unen a esta alternativa dejando a un lado los clásicos transportes de motor para comenzar a utilizar patinetes, segways, hoverboards, choopers o bicicletas eléctricas.

Desde 2016 estos aparatos electrónicos están cambiado el modo en el que nos movemos, a la vez que contribuyen a la reducción de emisión de gases contaminantes en las grandes urbes. Los precios de los patinetes eléctricos rondan los 400 euros y dependiendo de sus características y capacidades, modelo o diseño el precio varía. No obstante, además de permitir desplazarse de una forma ecológica, los usuarios apuntan que con una velocidad máxima 25 kilómetros por hora este medio de transporte permite evitar grandes atascos y las masificaciones de coches, al igual que suponen un ahorro económico importante a final de mes. «Desde que tengo el patinete tardo mucho menos en moverme de un punto a otro. Me ahorro la gasolina y tener que buscar aparcamiento. No pesa y la batería aguanta un par de días. El centro se ha vuelto imposible para los conductores de coches y motos» explicaba Pablo Navas, dueño de uno de estos dispositivos de dos ruedas.

El constante auge que tiene el mercado de ventas y alquiler de patines eléctricos confirman que estos vehículos de movilidad personal han llegado para quedarse y, aunque su comercialización está permitida en todo el país sin restricciones, el cómo y dónde poder usarlos sigue siendo una incertidumbre. «Sé que no puedo salir a la carretera pero por ahora no existe ningún tipo de norma específica. Cuando lo compré en el establecimiento tampoco me informaron de su uso. Tengo cuidado con el resto de peatones pero poco más. Por ahora no me han llamado la atención ni he tenido ningún problema» comentaba Navas.

La falta de una normativa específica que regule la utilización de estos innovadores aparatos difiere de los pasos que se están dando en ciudades como Barcelona, Valencia o Madrid, en los que ya se trabaja para que estas reglas garanticen la seguridad de los usuarios de dispositivos electrónicos y de los peatones que circulen en la vía pública. En Málaga, por ahora, la ordenanza de movilidad municipal solo refleja que «los patines o monopatines eléctricos deben circular por la acera a la velocidad del peatón, nunca por el carril bici o la calzada» pero no existe un control hacia estos aparatos, que en muchas ocasiones no cumplen y acaparan los carriles bicis para no molestar a los viandantes.

Kike San Miguel, propietario de QQBikes y presidente de la Asociación Malagueña de Empresarios de Turismos de Movilidad Sostenibles considera que la ausencia de una normativa está generando que los ciudadanos no usuarios de estos aparatos tengan una percepción errónea de su funcionamiento. «Necesitamos crear una regulación por categorías. No es lo mismo que circule por la ciudad una moto estilo chooper que una segway o un monopatín. Hay que crear limitaciones en base a la masa, el tamaño y la velocidad que puede alcanzar la máquina y obligar a todos los usuarios a registrar sus vehículos, como en otros sitios de España».

En este sentido, San Miguel concretaba que las denominadas choopers son minimotos eléctricas que superan el peso y el límite de velocidad permitida para esta clase de vehículos y están generando mucha polémica por estar considerada igual que el resto de patinetes. «Estos aparatos llegan hasta los 45-50 kilómetros por hora y pesan alrededor de 50 kilos. El resto de vehículos eléctricos no superan los 20-25 kilómetros, ni los 10 kilos de peso. En nuestra normativa municipal se refleja que deben circular por la acera a la velocidad del peatón, lo que implica no superar los 10 kilómetros y no lo cumplen. Están dañando la imagen de esta tecnología» señalaba el comerciante.

Ciudades como Madrid o Barcelona ya llevan a cabo esta división de vehículos según su características. En la clase A se incluyen patines y plataformas que no superan los 20 kilómetros por hora y pesan menos de 25 kilos, por lo que pueden circular por carriles bici, parques o calles de plataforma única. En la B, se encuentran aquellos dispositivos que pesan menos de 50 kilos y no superan los 30 kilómetros, como los segway, en los que es obligatorio el uso del casco. La clase C aglutina a todos los aparatos de más de dos ruedas. Valencia trabaja en su nueva ordenanza abriendo la posibilidad de que los patinetes que no superen los 15 kilómetros por hora puedan utilizar carriles bicis de la ciudad.

Desde el Área de Movilidad del Ayuntamiento de Málaga, la concejala Elvira Maeso indica que actualmente no existe una regulación específica para estas máquinas, ya que en la ordenanza municipal están «asumidos a otro tipo de vehículos». Del mismo modo, la titular de Movilidad puntualiza que desde el Área están esperando la respuesta de la Dirección General de Tráfico que «es la institución que debe regular la seguridad vial». «Ellos han hecho una instrucción pero no la han desarrollado reglamentariamente y lo han dejado en manos de los Ayuntamientos. Nosotros estamos trabajando con la Federación Española de Municipios y Provincias para reclamar que ellos, que son quienes tienen la competencia en circulación, realicen un reglamento completo que nos sirva a nosotros de guía para recogerlo en la ordenanza y regular nuestras calles en función de estas directrices».

Asimismo, el Ayuntamiento está estudiando los borradores de Madrid, Barcelona y Valencia y aseguran que antes de verano ya hubo dos reuniones para buscar una solución y tras de verano se reunirán de nuevo para seguir avanzando en este asunto. «Necesitamos que haya indicaciones claras para usuarios y para las administraciones locales desde la DGT. Seguiremos trabajando y si finalmente no se dan instrucciones desde esa institución tendremos que crear mesas de trabajo para modificar la normativa municipal» manifestaba Maeso.

Por el momento no se registra ningún incidente provocado por estos vehículos eléctricos.