Encapsulada en el tiempo, por azares de la Historia todavía permanece en Málaga capital un tramo de unos cientos de metros del original Camino Viejo de Vélez, una obra pública de la Ilustración que dotó a la pujante Málaga de finales del XVIII de una comunicación digna con la Axarquía. La posterior carretera de Almería, que se ejecutó más pegada a la costa, dejó intacta esta reliquia.

El Camino Viejo de Vélez se construyó entre 1784 y 1787; lo hicieron posible el Conde de Floridablanca, 'presidente del Gobierno' de Carlos III, y en especial la poderosa familia Gálvez de Macharaviaya -la del Ministro de Indias José de Gálvez- muy interesada en conectar de la mejor manera su fábrica de naipes de Macharaviaya con el Puerto de Málaga, pues tenían la concesión para la América española de las barajas de cartas; de hecho, la obra incluyó una conexión entre la fábrica de los Gálvez y el nuevo camino.

231 años más tarde, todavía quedan en pie tres importantes testimonios en el Camino Viejo de Vélez: el puente que cruza el Arroyo del Judío, que desemboca en la playa del Peñón del Cuervo; el arco de entrada en los límites de Málaga, acompañado de sendas inscripciones en pilares que conmemoran las obras y, anexo al arco, la antigua casa de postas, fielato y venta, conocida como la Venta de la Cruz porque se encuentra sobre el cantal de la Cruz de la Legua.

Estos tres elementos están incluidos en el catálogo de protección arqueológica del PGOU de 2011, pero además el arco y la venta, que se encuentran en terrenos de Financiera y Minera, entran desde 2013 dentro de los límites del Bien de Interés Cultural de las Cuevas de La Araña, pues están sobre ellas.

Si en 2013 la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, como informó esta sección, ya alertó del mal estado de conservación de estos tres elementos protegidos, cinco años más tarde la asociación de vecinos del Palo denuncia que la situación ha empeorado y reclama la urgente reacción de los responsables. «La asociación está indignada por la poca atención que se le presta a estos espacios. Es como si no quisieran saber nada de ellos», lamenta Francisco Leal, portavoz vecinal.

El pasado martes le acompañaban en el paseo para inspeccionar estos bienes protegidos el arqueólogo de las Cuevas de la Araña, Julián Ramos y su colaborador, el biólogo Alejandro Gallego.

El puente del Arroyo del Judío cuenta con un cauce que además de utilizarse de escombrera (exhibe entre otras piezas una enorme tubería), tiene una vegetación muy tupida y en su centro crece un eucalipto que obstaculiza la visión del puente y que puede ser un problema en caso de riada.

Una gran grieta por el lateral izquierdo recorre esta obra de mampostería y sobre el puente que antes cruzaron desde arrieros hasta viajeros románticos o el propio rey Alfonso XII, matas de gran tamaño crecen a su aire y dañan el interior de la fábrica.

«La grieta está mucho más grande», comenta Alejandro Gallego que luego señala cómo varias rocas desprendidas han destrozado uno de los estribos del puente.

Pasado el puente, el camino se corta por una alambrada de Financiera y Minera que, sin embargo, los vecinos se encargan de retirar. «Esto la fábrica lo repone y luego siempre viene alguien que la corta, pero es que es una realenga, un camino público», recalca Gallego.

Precisamente, el seguir usando el camino real para poder visitar este trozo de la Historia de Málaga es algo que reclama la asociación de vecinos. El problema es que el camino público se adentra en terrenos de la fábrica de cemento de La Araña, que cuenta cerca con su cantera, sin olvidar el tráfico de camiones de un camino cercano que corta la realenga.

Para el arqueólogo Julián Ramos, sin embargo, se puede conjugar la seguridad para los peatones y el trasiego de camiones porque, señala, la carretera tiene una gran anchura «la suficiente para que dejen un pasillito vallado por seguridad, para que la gente pueda seguir por el camino real. De esta manera no se interrumpe la actividad industrial», argumenta.

En todo caso, hay un segundo camino más directo y sin camiones que serpentea unos metros hasta una nueva puerta y alambrada (con su correspondiente agujero) por el que se retoma el Camino Viejo de Vélez, que conduce al arco, los pilares conmemorativos y la casa de postas.

Del arco ha desaparecido el único remate que quedaba de los tres con los que contaba y que todavía resistía en 2013. Francisco Leal llama la atención sobre el mal estado general de la obra. Por esta puerta pasaba todo el que quería entrar en la ciudad y debía pagar una cantidad si acudía a comerciar.

Los pilares conmemorativos, uno de ellos escoltado por un enorme matorral seco, ofrecen datos técnicos sobre la obra e informan de que se hizo reinando Carlos III. A su lado está el elemento más abandonado de los tres, la casa de postas, cubierta de pintadas, con un gran agujero en su parte delantera, señal de que ha estado siendo usada por okupas, y en su interior, escombros.

«De esto debe responder la fábrica, este monumento está a su cargo y deben mantenerlo», subraya Francisco Leal.

Para Julián Ramos, la solución para acabar con el abandono y las acciones vandálicas, además de por restaurar el puente, el arco y la casa, pasaría por darle un uso social a la casa de postas. «Podría ser una residencia para estudiantes, un campamento de verano para familias desestructuradas que vengan a la playa», propone. También cree que ayudaría el recuperar la doble rampa, desaparecida en los 80 por la autovía, que desde el arroyo de Totalán ascendía al cantal, lo que crearía un circuito peatonal, algo que ha propuesto a la Diputación de Málaga para su senda litoral.

La fábrica y la Junta

Un portavoz de Financiera y Minera declaró el pasado viernes a este periódico que a la fábrica no le consta haber recibido expediente alguno de ninguna administración que haga referencia al arco y la casa de postas y su grado de protección. «En todo caso, nuestra disposición a hablar con la administración es absoluta y plena porque siempre estamos cumpliendo con nuestras obligaciones y tratamos de defender el patrimonio que tenemos dentro de estas instalaciones».

El portavoz indicó además que cuando se han producido actos vandálicos en estos elementos lo han denunciado a la policía, que se ha personado.

Además, justificó el vallado de la zona en que se trata de una instalación fabril con una cantera, «y la Ley de Minas nos obliga a vallar la zona». Por último, invitó a la asociación de vecinos del Palo a que se pusiera en contacto con la fábrica.

Por su parte la delegada de Cultura, Monsalud Bautista, informó el viernes de que la Junta no había recibido «ninguna denuncia» sobre el mal estado de estos bienes, dos de ellos, la casa de postas y el arco de Carlos III, «con la misma consideración de un BIC», por lo que en todo caso anunció que enviará una inspección «y requeriremos a los titulares que los conserven».

Con respecto al puente del Arroyo del Judío, dijo desconocer qué administración tiene la titularidad. «Cultura no la tiene».