Era como una liturgia que se repetía cada mes de septiembre, cuando comenzaba el curso escolar. Se compraban los libros de texto y se forraban para su mejor conservación. Tenían que durar todo el año en las mejores condiciones y los niños aprendían también a cuidar del material. El aroma de la tinta impresa en esos libros, el del plástico, era inconfundible y perdura aún en la memoria de todos los que fueron estudiantes. Con el plan de gratuidad, el impacto en la economía familiar se amortiguó. Y la liturgia de forrar los libros se hizo intermitente. Cada cuatro años. Se perdía la sensación del estreno, aunque se fomentan otros valores. El siguiente paso será, por mor de la introducción de las nuevas tecnologías como herramientas educativas, la desaparición paulatina de los libros de texto, que podrían tener los días contados.

Además de las economías domésticas, las espaldas de los escolares también lo agradecerán, ya que no tendrán que llevar tanto peso en sus mochilas. En su lugar, quizás, una tablet, como fuente del conocimiento total, donde se puedan descargar aplicaciones digitales. Andalucía es pionera en España en el uso de la TIC en el aula.

Haciendo un poquito de historia, el libro de texto no se implanta hasta la segunda mitad del siglo XIX. Los abuelos de quienes ahora van al colegio, solo tenían un manual, la Enciclopedia Álvarez, que era un compendio completo de un curso en Primaria. Con la EGB ya se impone un libro por cada asignatura. Surgen, más adelante, los cuadernillos. Más peso. Más gasto para las familias. Por ello, Pilar Triguero, portavoz de la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de la provincia (FDAPA), asegura ser «enemiga de los libros de texto». «Es el gran negocio de unas editoriales que aporta muy poco a lo que te puede aportar hoy día cualquier buscador de Internet», señala.

En los centros educativos hace tiempo, además, que se dejó solo de instruir. El profesor ya no se dedica únicamente a enseñar y el alumno a recibir la información, tomar notas y consultar su libro de texto. La introducción del ordenador, en primer lugar, y posteriormente de otros dispositivos, hasta teléfonos móviles en aquellos colegios e institutos donde se permiten con fines educativos, ha cambiado las relaciones en el aula. Si a través de la red los alumnos pueden disponer de contenidos digitales que sustituyen al libro que llevaban en la mochila, puede suponer una innovación beneficiosa pero que conlleva otras transformaciones en el sistema.

«Ahora hay que aprender a aprender. Ya hemos superado el modelo de educación memorística. Los libros de texto tienden a desaparecer», añade Triguero, «una gran amante de los libros», según se reconoce. «Amo el papel, el olor de una novela, leer un libro de historia... Los libros tienen que aportar sensaciones, con ellos hay que descubrir e imaginar. Pero no pueden servir para aprender», dice tajante.

Rosa Liarte da sus clases de Geografía e Historia en el IES Cartima (es coordinadora TIC en esta instituto) utilizando las nuevas tecnologías, incluidos los dispositivos móviles. En primer lugar, pone reparos al término «nativo digital» ya que, desde su punto de vista, los escolares son más bien «huérfanos digitales», es decir, necesitan que alguien que les enseñe el uso correcto de las TIC, que les eduque en este uso. La acogida de las nuevas tecnologías entre el alumnado es muy buena, consideran que esta forma les ayuda a aprender mejor. Liarte es un ejemplo de docente que hace años que no usa libros de texto. Es decir, en este caso, los manuales no es que tengan los cursos contados, sino que ya han pasado a la historia.

Son docentes que han asumido plenamente la integración de las nuevas tecnologías en el aula y que, como destaca Liarte, no depende de la edad. «Tengo compañeros que se van a jubilar el año que viene y están a favor y otros de 30 que están en contra. Es como quieras llevar las riendas de tu clase», explica.

La sociedad ha cambiado conforme la tecnología ha ido avanzando. Casi nada es igual ahora a hace solo 20 años. La era de las TIC ha irrumpido con fuerza en nuestras vidas, siendo muchos los aspectos de las misma que se han visto modificados, adaptados y mejorados, fruto de los claros avances que las mismas han venido a aportar. Desde hace muchos cursos, además, la escuela trabaja en un concepto más integral e inclusivo, que tiene, precisamente en las nuevas tecnologías un vértice en el que pivotan las demás acciones educativas. En esta nueva era de la imagen, el concepto de comunicación parece cambiar en su sentido más amplio.

«El uso del libro de texto en el aula como instrumento de aprendizaje está sujeto a los quehaceres propios de una sociedad global en continua evolución. Los tiempo cambian y en el mejor de los caso siempre es para algo», opina Pedro Jerez, maestro de Primaria en el colegio Manuel Siurot, de la capital.

Jerez sostiene que la educación entendida como agente transformador capaz de propiciar el desarrollo lógico del conocimiento entre los educandos, «debe asumir con naturalidad, compromiso y rigor científico los retos que estas nuevas herramientas le plantean». Desde su punto de vista, además, no es necesario convenir la perdurabilidad del libro de texto en favor o en contra de la inclusión de nuevos dispositivos 2.0. «Lo que sí urge es trazar un plan metodológico y competencial desde en el que en un momento inicial y en diferentes puntos de su desarrollo pueda producirse la convivencia lógica entre ambos soportes».

La nueva Estrategia Digital de Educación de Andalucía, aprobada recientemente, da un paso más en toda la trayectoria iniciada hace más de 15 años, que amplía y refuerza las medidas para adaptar el sistema educativo al desarrollo tecnológico en condiciones de equidad.

La nueva planificación se basa en cuatro grandes objetivos: el desarrollo de las competencias digitales del alumnado; la formación y capacitación del profesorado; la creación y uso de los contenidos educativos abiertos, y la virtualización como medio sostenible de dotación de infraestructuras y servicios en este ámbito.

Las nuevas tecnologías de la información y el conocimiento aportan interactividad y multimedialidad (imagen y sonido) frente al libro de texto. Porque, ¿quién busca hoy en día en un diccionario o una enciclopedia de papel? Todo el mundo recurre a la Wikipedia o al Wordreference. ¿Quién usa un atlas para buscar un río o una cordillera? Casi nadie. La mayoría recurre a Googlemaps. De eso se trata. De aprovechar las herramientas de hoy día, «pero es también obligación del profesor enseñar las digitales porque los niños pueden saber trastearlas, pero no usarlas», asegura Rosa Liarte.

Este curso escolar, según informó la Delegación Territorial de Educación en septiembre, dispondrán de libros de texto gratuitos casi 177.000 escolares en la provincia de Málaga. La inversión del Gobierno andaluz superar los seis millones de euros, ya que renueva materiales el alumnado de primero y segundo de Primaria (todos los años se cambian, ya que son libros donde los escolares escriben en ellos y no se pueden heredar), así como los los primero y segundo de FP básica. Los libros de texto del resto de cursos fueron renovados hace un año. La filosofía del Plan de Gratuidad, que mantiene la Junta de Andalucía en solitario desde hace trece años, se basa en el ahorro a las familias (unos 200 euros de media por cada niño en edad escolar) y en el fomento de la equidad y al fortalecimiento de valores de corresponsabilidad y solidaridad en la comunidad educativa.

Los libros de texto son propiedad de la Administración y permanecen, una vez concluido el curso escolar, en el centro docente donde el alumnado haya cursado las enseñanzas, de forma que puedan ser utilizados por otros alumnos en años académicos sucesivos. De este modo, se fomentan actitudes positivas de aprecio y conservación de los libros de texto y los materiales de estudio y lectura, ya que se trata de bienes colectivos de uso común.