Trabajo, esfuerzo y humildad. Esas son las claves de la abogacía según el decano del Colegio de Abogados de Málaga, Francisco Javier Lara, que presidió ayer el acto de jura de los nuevos letrados, así como el homenaje a los abogados con 25 y 50 años de profesión a sus espaldas.

De esta forma, el pasado, presente y futuro de la abogacía se encontraron en la Diputación de Málaga, en un acto solemne que estuvo dividido en dos partes. Por la mañana fue el turno de los recién llegados. Un total de 31 nuevos letrados juraron «guardar y hacer guardar» la Constitución española y la deontología que rige la profesión. Así, uno por uno las 15 mujeres y 16 hombres fueron prometiendo «por su conciencia y honor» su lealtad a la abogacía y firmando su ingreso de la mano de sus padrinos.

Por su parte, el decano se extrañó por esa mayoría de varones, pues «cada mes juran más la profesión más chicas que chicos». Algo que valoró como «un paso más para lograr la plena igualdad». Asimismo, los instó a no dejar de formarse, porque, aseguró, esa es la clave para «ser buen abogado».

Además, los felicitó por entrar a formar parte de un trabajo tan «humano, humanitario y enriquecedor», explicándoles que se trata de un privilegio ejercer la única profesión que «defiende a los ciudadanos». Un derecho que, consideró, es el «más sagrado».

Veteranos

Por la tarde llegó el turno de los veteranos en un acto enmarcado en las acciones conmemorativas de la patrona Santa Teresa. Así, por un lado, un total de 166 abogados fueron reconocidos por sus 25 años de profesión. A ellos, la Junta de Gobierno del Colegio les entrego un diploma conmemorativo y un escudo colegial de plata. Una de las homenajeadas, Elena Crespo, señaló que el ejercicio de la abogacía no es fácil por cuestiones como los cambios permanentes de la legislación, la cuestión financiera o la «revolución tecnológica a la que hemos tenido que doblegarnos». Una tecnología que «nos obliga a una conexión permanente al trabajo».

De esta forma, bromeó, «los clientes se convierten en allegados que te felicitan el santo o te hacen una consulta un domingo a las 22.00 horas». A pesar de que esta profesión es «enemiga de la conciliación» y «no da pie al aburrimiento», la letrada resaltó que no trabajaría de otra cosa porque «con nuestro trabajo a algunas personas les cambiamos la vida, y eso conlleva una responsabilidad enorme».

Por su lado, los reconocidos por sus 50 años de dedicación fueron diez hombres, que se colegiaron en 1968, un año en el que aún ninguna mujer había ejercido la abogacía. Entre los homenajeados se encontraba Sentob Bendodo, el padre de Elías Bendodo, presidente de la Diputación, quien además de dar la bienvenida a los letrados a la institución provincial, le agradeció a su padre haberle transmitido «su amor por el mundo del derecho, la justicia y el amor por las leyes».

A estos profesionales que han dedicado medio siglo de vida a ejercer la abogacía, el escudo colegial que se les entregó fue de oro. Lara les agradeció a los diez el papel que han jugado a lo largo de estos años y, en especial, en sus inicios. Gracias a «vuestro trabajo y esfuerzo hemos llegado al Estado de Derecho» actual. En la misma línea, el decano insistió en que la del abogado es «una función esencial», pues «no es posible un Estado de Derecho sin justicia, ni justicia sin abogados»; por tanto, «sin abogados no es posible la democracia», resumió.

Por otro lado, el padrino de este evento fue el decano de Honor del Colegio, Fernando García Guerrero-Strachan, quien hizo un recorrido por sus 64 años de dedicación y resaltó que el turno de oficio en sus inicios lo ejercían los abogados como una «carga de honor» (es decir, donde no se cobraba nada), pero desde que hay «116 expedientes que se tramitan al día en este turno» y se dieron cuenta que la carga de ese servicio debe ejercerla el Estado y no los propios abogados, «el turno de oficio hay que pagarlo». Una reivindicación básica de los abogados por la que Guerrero-Strachan ha elogiado al decano, por «su intervención» en este asunto y en otros como «la supresión de las tasas judiciales».

Nuevos letrados y veteranos

Laura Lamothe, nueva letrada: «Quiero llegar lo más alto posible»

A sus 25 años, Laura Lamothe lo tiene claro minutos después de jurar la que ha decidido que sea su profesión, quiere «llegar lo más alto posible». Así ve el futuro cuando es cuestionada por si dentro de 25 o 50 años es homenajeada como lo fueron ayer sus ya colegas. Estudió Derecho en Málaga e hizo el máster de Acceso a la Abogacía y Derecho de Empresa en Madrid. Esa es la rama a la que ahora se dedica, pues ha encontrado un puesto en Málaga. Es por ello que lo que más le preocupa ahora es «ser buena en sala», porque «aún no lo he probado y estoy un poco nerviosa». A pesar de ello, confía en «ir avanzando paso a paso». El día de ayer fue muy importante y especial para ella porque tras «cuatro años, un máster y un examen» es el punto donde se pasa a «una nueva etapa». Su objetivo ahora es «seguir aprendiendo y, ante una injusticia, intentar solventar los problemas». Esa, considera, es la clave de su profesión «que, donde otros ven problemas, nosotros vemos soluciones». Por otro lado, considera que el principal problema de la justicia es el colapso de los tribunales.

Emilio Alcázar López, veterano: «El abogado conoce a fondo al ser humano»

Uno de los diez homenajeados por sus 50 años en el mundo del derecho fue Emilio Alcázar López, quien, reflexionando sobre todo este tiempo, aseguró que «he aprendido y disfrutado mucho» y que «no haría otra cosa que lo que he hecho». Y es que sus genes eran jurídicos, asegura, pues su abuelo era notario y su padre abogado y doctor en Derecho. Por tanto, desde que tenía 12 años y le ponían a hacer los contratos de aparcería de su pueblo, Emilio tuvo claro cuál era su camino. Jubilado desde hace unos siete años, y siguiendo con la relatividad que caracteriza a su profesión asegura que su hobby ahora es la física cuántica, aunque continúa aconsejando y siendo el maestro de algún compañero. Lo más bonito de la abogacía para Alcázar López es «que entra a fondo en el ser humano porque lo conoce en sus problemas, en sus dificultades, sus ansias de paz y en las de venganza», aunque aclara que «en esas yo no participaba». Por todo ello, aconseja a los nuevos letrados que «fomenten el sentido común jurídico» y que vivan la profesión de forma honestos, justos y sin perjudicar al resto.

Antonio Uribe, nuevo letrado: «Espero seguir conservando la ilusión»

Antonio Uribe vivió ayer un día que supuso «la puerta final de un largo camino», algo que le hizo «mucha ilusión», aseguró después de subir al estrado acompañado por su padrino, firmar su ingreso en el Colegio de Abogados y ver cómo, después de tantos años de esfuerzo, todo comienza a tomar forma. Uribe, que estudió en Granada e hizo el máster de Acceso a la Abogacía y Asesoría Jurídica en Madrid, ha encontrado trabajo en Málaga (un requisito para la jura, eso o ser autónomo), donde se dedica al derecho fiscal. Dentro de medio o un cuarto de siglo Uribe, a sus 24 años, espera «seguir conservando la ilusión» y poder transmitírsela a los nuevos que lleguen al día que él vivió ayer. Si reflexiona sobre lo que espera aportar a la profesión, Antonio Uribe cree firmemente que «deberíamos volver a la parte humana». Ese es su principal objetivo, que se recupere la parte humana de su profesión, algo que cree que, en gran medida por «las prisas al hacer las cosas o por la agitación global que existe», «se está perdiendo». Así, cree que la mejora de la abogacía pasa por tener un trato cercano con los clientes.

Mª del Carmen, veterana: «La profesión sigue siendo un poco machista»

El 3 de marzo de 1993, María del Carmen Heredia comenzó su andadura en la abogacía, una profesión que «es muy bonita porque te permite ayudar a muchísimas personas», pero que considera que «sigue siendo un poco machista». «Muchos clientes prefieren hombres», asegura, argumentando que lo que se les supone a ellos una mujer lo tiene que demostrar. «Tienes que demostrar que vales y que lo puedes hacer igual». Algo que también ha notado entre sus colegas de profesión, sobre todo, en los más mayores, quienes «desconfían de ti por ser mujer». Aún así, valora que desde que comenzó ha visto una evolución en este sentido y que cada vez son más respetadas. Heredia, que se dedica a la rama de Penal y Familia, vivió ayer un día «muy emocionante» porque «la profesión es difícil, pero como mujer más». Si retrocede 25 años, esta abogada se diría a sí misma que sea honesta y que es mejor decirle al cliente lo que puede ir pasando que lo que quiere escuchar. Por otra parte, reflexionó que, al igual que cuando comenzó, el abogado es considerado como una molestia por su manera de insistir.