El Observatorio de Medio Ambiente Urbano (OMAU), organismo dependiente del Ayuntamiento de Málaga, ha elaborado como cada año un documento en el que repasa los indicadores de sostenibilidad de la Agenda Urbana y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y en el que, como retos donde falta más camino por recorrer, se citan el aminoramiento de la tasa de pobreza, la generalización de lo que la ONU denomina «trabajo decente» (entendido como no precario y de salario adecuado), la reducción del paro y la desigualdad social o la acción por el clima.

Respecto a la tasa de riesgo de pobreza, y aunque se trata de un indicador al que Naciones Unidas sólo da relevancia básicamente en los países en desarrollo, el OMAU recuerda que la recesión económica de 2008 dejó porcentajes que en el caso de Málaga superaron los niveles estatales y europeos. La tasa de riesgo de pobreza es del 22,58%, siendo en mujeres del 23% y en hombres del 22,20%.

«Por áreas de ciudad la diferencia es muy elevada, desde el 9,72% del Litoral Este, hasta el 27,16% de la zona noroeste de la ciudad», indica el OMAU, que engloba este campo en relación con indicadores como renta familiar disponible, segregación residencial urbana, coberturas sociales, protección social y atención a la familia, atención y acogida a personas sin hogar y accesibilidad a la vivienda. Por otro lado, la renta familiar disponible en Málaga ciudad es aproximadamente el 80% de la renta a nivel estatal, y determinados colectivos como la población inmigrante presentan los mayores índices de disimilitud.

El Observatorio, que puntúa en su informe de 1 a 5 la situación de cada uno de los objetivos analizados (donde 5 sería el punto óptimo y 1 la situación de partida que hay que corregir), considera que el caso de la tasa de riesgo de pobreza y la distribución de la renta familiar, la coyuntura está todavía en el escalón más bajo (1). Pero matiza que en la lucha contra la pobreza sí hay una cierta tendencia de mejora (hacia el nivel 2) mientras que en la desigualdad de renta la situación continúa invariable.

Sobre el mercado laboral, el OMAU afirma que la evolución positiva del PIB en los últimos años se acompaña aún «muy lentamente» de un correspondiente descenso del desempleo y la precariedad laboral y de los niveles de vulnerabilidad y exclusión social.

Con todo, el organismo señala que en 2012 los niveles de desempleo en Málaga superaron el 35%, y en la actualidad se mueven en torno al 20% (aunque bajaron hasta el 10,5% en 2008, cuando arrancaba la recesión). Eso sí, el desempleo juvenil y en el colectivo de mujeres sí presenta todavía cifras considerablemente superiores. Con toda esta situación, el OMAU dice que la situación sigue pendiente de mejora (la nota es un 1) pero sí se percibe una tendencia de mejora (al 2).Más emisiones de CO2

El otro campo donde el OMAU percibe todavía una mayor necesidad de mejora es en la acción por el clima. «Las emisiones de CO2, que han repuntado sensiblemente desde 2015, muestran que el metabolismo urbano de Málaga redujo su actividad por la grave recesión económica, durante la que no se llevó a cabo prácticamente ninguna acción de las previstas en la Agenda Urbana, como eran las destinadas a la urbanización y edificación de la ciudad o a la movilidad. La huella ecológica (superficie necesaria para satisfacer los consumos de una población y absorber sus residuos) calculada para Málaga en 2015 supone 3,544 hectáreas por habitante, con un déficit ecológico de -3,368, según los datos recogidos por el OMAU.

«Ninguna promoción inmobiliaria en 2017 y solo una en 2018 de las estudiadas en Málaga tienen un nivel energético de tipo B, y ninguna de tipo A», añade. Y es que el Plan del Clima, derivado de la propia Agenda Urbana y del Pacto de Alcaldes, no se ha iniciado hasta ahora, mientras que «tampoco se ha avanzado en planes de resilencia que puedan prevenir situaciones derivada del cambio climático, como inundaciones, lluvias torrenciales o sequías».

El director del OMAU, Pedro Marín, recuerda que la actual Agenda Urbana de Málaga (antes se desarrollaron otras) se aprobó en 2015 y afirma que los diagnósticos periódicos sirven para comprobar la evolución de los esfuerzos, en línea con la agenda 2030 de Naciones Unidas (aunque para algunos puntos, caso de los de emisiones de CO2, el horizonte se amplía a 2050). «Este documento que publicamos ahora nos permite saber dónde estamos, ver dónde hay que empezar a mejorar más y analizar lo que vamos a hacer de cara a 2019», apunta.

Puntos más avanzados

El OMAU sí ve a Málaga muy bien situada en el cumplimiento de otros objetivos de la Agenda Urbana como la salud y el bienestar, el «hambre cero», el posicionamiento en industria, innovación e infraestructuras o el trabajo para establecer alianzas de cooperación que permitan cumplir los objetivos de sostenibilidad, campos todos ellos puntuados con un 4 sobre 5. El Observatorio señala que la exposición al ruido «supera ampliamente los niveles máximos tanto de día como de noche, y es una de las razones por las que se pretende delimitar zonas acústicamente saturadas en el Centro Histórico y en Teatinos».

En relación a la innovación, el diagnóstico apunta a que «la industria en el sentido clásico de transformación de materias primas en productos terminados hace ya muchos años que en Málaga disminuyó de forma decisiva, y ello se aprecia en su participación del PIB global, ya que no supera el 7%». En este punto, se destaca que el Parque Tecnológico agrupa ya a 18.750 trabajadores en sectores como la electrónica, información, informática y telecomunicaciones. Como problema, se cita que «la congestión en los desplazamientos al PTA se ha convertido en uno de los problemas más acuciantes de la tecnópolis, así como la falta de proximidad del transporte público».