El escritor malagueño Fernando Ojeda publicó recientemente 'Fiebre de sangre gitana' (Ediciones Algorfa), una novela ambientada en Málaga por la que ha recibido el Premio a la Divulgación e Información de la Cultura Gitana 2018.

«Fiebre de sangre gitana» retrata en Málaga las costumbres de un pueblo anciano y sabio. ¿Cómo se documentó?

Conviviendo con el patriarca de la comunidad gitana de Andalucía, don Justo Rodríguez Santiago, el Tío Justo. Un hombre de respeto y el que más conocimiento tiene de la ley gitana en Málaga. Un gitano dotado de una enorme sensibilidad y carisma. Caminando por el barrio Palma-Palmilla y enriqueciéndome de la humanidad de sus gentes en el mercado, y en la plaza Justo. Conociendo desde dentro la Casa de la Buena Vida y el Banco Güeno, oyendo el sentir de todos sus vecinos. Me documenté para la novela en la Coracha, Mundo Nuevo y otros barrios que ya no existen pero viven en el recuerdo.

El libro es una historia de amor pero en él hay un gran juego psicológico con los personajes...

En efecto, hay una maldición familiar o amarre de amor que ensambla el ayer con el ahora. Una historia de superación y de fe, que muestra la cara y la cruz de las pasiones más ocultas. La superstición, el flamenco, las raíces, los amores prohibidos y la fiebre de la sangre de raza.

Dígame qué ha aprendido de Málaga escribiendo este libro...

Que Málaga se ha reconstruido y es una ciudad esplendorosa con más futuro que pasado, en la que por primera vez en mucho tiempo el malagueño exhibe el orgullo de su pertenencia, como bien nos dice Salvador Peralta. Sin embargo, como una vignette -breve descripción evocadora o episodio de nuestra vida-, hemos visto desaparecer parte de nuestro legado y patrimonio arquitectónico, gran parte de nuestras vivencias y costumbres en barrios históricos y solemnes como la Coracha, el Perchel o la Trinidad, entre otros.

¿Qué le han dicho los gitanos?

Me han dicho gracias de corazón por escribir este libro y dar a conocer su sentir, su cultura y sus costumbres tan arraigadas a la Málaga profunda y a Andalucía.

¿Y los payos?

Los payos me han dicho que gracias a este libro conocen un poco mejor sus creencias y sus tradiciones.

¿Considera que hoy las dos etnias conviven en paz y armonía?

Por supuesto que conviven en paz y armonía. Somos parte de un mismo todo y hay un respeto mutuo. Pero pienso que la sociedad todavía no ve al gitano como un modelo a seguir, porque no lo conoce en profundidad, es que no lo entiende, los estereotipos, los prejuicios, el racismo y la xenofobia han hecho y siguen provocando mucho dolor y daño, desconocimiento en general. Su rica historia que no se estudia en los colegios, su progreso y adaptación constante con muchos universitarios de etnia gitana y estudiantes en las escuelas y cursos de formación profesional no se conocen.