El primer mes del año comenzó con un árbol muy ligado al invierno como el arce americano (Acer negundo), al tener la hoja caduca, lo que deja al descubierto sus frutos de color amarillo pajizo, que durarán en él hasta la primavera.

Tiene el tronco oscuros y fisurado y luce hojas compuestas con entre 3 y 7 foliolos (cada una de las hojuelas de una hoja compuesta). El nombre específico negundo parece que viene de su parecido con un arbusto asiático, el Vitex negundo.

Cargada de años viene la planta de febrero, la palma de Chile (Jubaea chilensis), pues hay ejemplares que llegan a los 1.500 años. Exhibe unas impresionantes hechuras ya que el tronco puede superar el metro y medio de diámetro y los 25 metros de alto. Introducida en Europa en 1843, de su tronco se obtiene la miel de palma, cuyo sabor recuerda a la miel de abejas y el almíbar.

La coronilla (Coronilla valentina), la planta del mes de marzo, se conoce con este nombre porque sus bonitas flores cilíndricas amarillas se agrupan en forma de una pequeña corona; en cuanto a valentina, hace referencia a Valencia. Se trata de un arbusto que se encuentra en la Península, Baleares y el Mediterráneo occidental.

La primavera se presentó en sociedad en La Concepción con el archiconocido girasol (Helianthus annuus), una planta cuyo origen está en el oeste de Estados Unidos y el norte de México y que los españoles introdujeron en el Europa en el siglo XVI. Se conoce poco de ella su capacidad para retirar del suelo metales pesados, por eso se ha empleado en zonas contaminadas como Chernóbil.

Asociada al sol que parece encender sus inflorescencias doradas, la grevillea (Grevillea robusta) se ha ganado con creces el nombre popular de árbol de fuego. La planta del mes de abril es un árbol originario de varios puntos de Australia y como su crecimiento es rápido, abundan en jardines y avenidas, aunque también puede cultivarse en maceta.

El calodendro (Calodendrum capense), del griego kalos (hermoso) y dendron (árbol), la planta protagonista de junio, es de origen africano y de la misma familia que los cítricos. Se trata de un fastuoso árbol que en flor parece un ramillete gigante, gracias a sus flores, que cubren todo el árbol en inflorescencias en forma de racimos ramificados que exhiben un precioso color rosa.

El género Hemerocallis engloba 19 especies distintas. Conocida popularmente como el lirio de San Juan o el lirio de día, esta última denominación se debe a que cada flor sólo dura un día.

Con forma de trompeta, la planta del mes de julio puede exhibir tonos amarillos, naranjas, rosas, rojos o púrpuras.

La planta que representa el mes de agosto es la rosa de Siria (Hibiscus syriacus), que en realidad es originaria de Asia. Muy parecida al pacífico, al contrario que este puede soportar temperaturas de hasta 15 grados bajo cero. Tiene un tronco recto, la copa redondeada y sus flores apenas duran un día y pueden ser blancas, rosas, violetas o azules.

La duranta (Duranta erecta), llamada así en honor del botánico italiano del XVI Castor Durantes, es la planta del mes de septiembre. Originaria de Brasil y muy presente en los trópicos y subtrópicos de todo el planeta, exhibe flores pequeñas que pueden ser blancas y violetas agrupadas en inflorescencias muy abundantes que recalcan su exotismo. Florece de primavera a diciembre.

Hace unos 250 millones de años, contemporánea de los dinosaurios, ya existía en nuestro planeta la planta del mes de octubre, la ciatea (Sphaeropteris cooperi), de nombre común helecho arbóreo australiano, con unas hojas que pueden llegar a los cuatro metros, y a su vez, la planta puede alcanzar los 15 metros.

Resulta muy llamativa la nueva hoja que poco a poco se va desenrollando.

La planta protagonista de noviembre, la begonia (Begonia cucullata), toma el nombre del gobernador francés de Haití Michel Bégon, aunque su origen no hay que buscarlo en Haití sino en Brasil y el norte de Argentina.

Esta conocida planta, muy cultivada como ornamental, ha dado lugar a una cascada de variedades y de híbridos. Con flores blancas, rojas y rosas, la begonia necesita un riego regular pero sin encharcar la planta.

Parece que el capitán Cook probó en una de sus travesías por los Mares del Sur la infusión de la Leptospermum scoparium y lo llamó el árbol del té. Esta planta, la protagonista de diciembre, soporta muy bien la sequía y cuenta con hojas pequeñas, verdes o grisáceas, tiene una textura parecida al cuero y luce flores blancas o rosas de algo más de un centímetro de diámetro.

En el mes de enero que arranca mañana, la planta del mes en La Concepción será el árbol de la lluvia chino (Koelreuteria bipinnata). Buen año entre plantas.

Enero: la imagen del invierno

De hoja caduca, el invernal arce americano (Acer negundo) es de origen norteamericano y se adapta bien al clima de Málaga al no ser un árbol muy exigente y además es de crecimiento rápido. En el Jardín Botánico de La Concepción hay un par de arces junto a la alberca de la antigua noria y otro más, pero de la variedad Acer variegatum, en la Vuelta al Mundo en 80 Árboles.

Febrero: la favorita de un rey bereber

El nombre científico de la palma de Chile, Jubaea chilensis, recuerda al rey bereber Juba II, muy aficionado a las plantas. La palma de Chile puede llegar a vivir 1.500 años y gusta de lugares muy soleados. Con su savia se hace miel de palma y sus dátiles son comestibles. En la finca encontramos un ejemplar de 13 metros de altura cerca del puente Carreteros.

Marzo: corona de flores amarillas

La coronilla, llamada así por su corona de flores amarillas, es una planta ornamental cuya floración dura de invierno a primavera. Como fruto da una legumbre de tipo péndula (que pende). Este arbusto puede cultivarse a pleno sol o bien con un poco de sombra. Se puede localizar en La Concepción cerca del madroño de la Vuelta al Mundo en 80 Árboles.

Abril: a Van Gogh le fascinaban

En griego, el nombre científico del archifamoso girasol es la «flor del sol», por el conocido giro en pos del sol, aunque esto sólo ocurre durante su juventud, pues cuando estas plantas son maduras dejan de girar. En el jardín botánico se han sembrado más de 450, la mayoría en el huerto de frutales que hay a la entrada y el resto, en el aparcamiento para los trabajadores.

Mayo: simbólico fuego en las alturas

Las flores de la grevillea, agrupadas en inflorescencias con forma de espiga, exhiben un amarillo anaranjado que recuerdan llamaradas. Debe su nombre al botánico inglés del XVIII Charles Francis Greville. En su país de origen, Australia, puede alcanzar los 40 metros de altura y la mitad si son cultivadas. Puede verse en la Vuelta al Mundo en 80 árboles.

Junio: el fastuso ramo del verano

Imaginen un gigantesco ramo de flores rosas y tendrán una imagen aproximada del calodendro, un árbol que se cubre de inflorescencias y que tiene una madera muy apropiada para muebles y utensilios. Además, del calodendro se aprovecha todo: la corteza, para cuidar la piel y la semilla, para extraer aceite de yangu. Puede verse en la Vuelta al Mundo en 80 Árboles.

Julio: una flor todos los días

El género Hemerocallis, con 19 especies distintas, del griego hemera (día) y kallos (belleza) debe su nombre a que la flor sólo dura un día y cuando se marchita se produce otra. Por su hermosura y originalidad, en el mundo hay varias sociedades que la difunden. La Concepción cuenta con 2.500 bulbos de esta planta entre la entrada y el lago.

Agosto: flor nacional de Corea del Sur

La rosa de Siria es un arbusto que en realidad procede de Asia y es la flor nacional de Corea del Sur (aparece en su himno). Simboliza la eternidad porque aunque las flores duran un día, las produce sin parar. En China se utiliza para fines medicinales y con sus flores se hacen infusiones. En La Concepción se encuentran en la Vuelta al Mundo en 80 Árboles.

Septiembre: frondosidad de los trópicos

La duranta es un arbusto muy frecuente en los jardines. Sus inflorescencias de flores blancas o violetas son muy vistosas y muchas veces muestra a la vez flores y frutos (de color amarillo dorado), pero ojo con estos y con las hojas porque son tóxicos. Hay durantas en varios setos del jardín histórico, el mirador, junto a la cafetería y en el paseo de hibiscos.

Octubre: vestigio de la Prehistoria

El helecho arbóreo australiano es uno de los veteranos de los bosques más arcanos de la Prehistoria, de hace 250 millones de años. Sus enormes hojas, que pueden medir cuatro metros, y su altura de 15 metros hacen de ella una planta impresionante. Las nuevas hojas que se van desenrollando son muy llamativas. Cerca del Museo Loringiano y de la cascada Echevarría pueden localizarse.

Noviembre: la flor del gobernador

La begonia se llama así por el marinero y gobernador francés de Haití Michel Bégon, del XVII. Como curiosidad, las especies antiguas debían plantarse a la sombra, pero las que se cultivan hoy soportan bien el sol. Su flores rosas, blancas y rosadas son un clásico de los mejores jardines. En La Concepción pueden localizarse begonias a lado del huerto de los frutales.

Diciembre: una novedad en La Concepción

En 2017 el árbol del té (Leptospermum scoparium), conocido por los maoríes de Nueva Zelanda como manuka, fue una de las especies introducidas en La Concepción. Natural de Nueva Zelanda y Australia, tiene hojas pequeñas y verdes o grisáceas y las flores pueden ser blancas o rosas. Esta nueva inquilina del jardín puede verse en La Vuelta al Mundo en 80 plantas y en la colección de palmeras.