Los importantes proyectos que la Universidad de Málaga mantiene en Teatinos para convertir la vasta zona de ampliación del campus en una moderna ciudad universitaria se topan, constantemente, con trabas burocráticas que están demorando en exceso el que se hagan realidad y que ponen a prueba la paciencia de sus promotores. Poco ha cambiado la situación durante el 2018 que acaba de terminar. El nuevo año aspira a ser clave en la definición urbanística de la nueva UMA. Eso, al menos, espera la vicerrectora de Smart-Campus, Raquel Barco, quien reconoce que «los trámites administrativos llevan mucho tiempo y si encima hay problemas, todo se eterniza».

En 2019 la UMA invertirá más de 26,7 millones de euros en infraestructuras, para continuar con su ambicioso plan. Así se ha incluido en los presupuestos aprobados hace un par de semanas en el Consejo de Gobierno y ratificados posteriormente por el Consejo Social. Aquí se incluyen también obras más pequeñas y la intención es comenzar los trabajos para renovar y ampliar el edificio de Ciencias, una facultad que «está bastante antigua y deteriorada», señala Barco. En definitiva, lo que se pretende hacer es igual que en Filosofía y Letras, un proyecto que está actualmente en fase de evaluación. Son de las dos primeras facultades que se construyeron en Teatinos y ya necesitan un «cambio profundo», según reconoce la vicerrectora.

En el caso de Ciencias se ha sacado a concurso la redacción del proyecto para dotar de mayor espacio a estas instalaciones y crear nuevas aulas, que hacen falta, porque el edificio está masificado y los alumnos están obligados a hacer uso de los aularios, porque en el centro no caben.

Por partes, si la burocracia «no acaba con nosotros», ya que hay que pasar «por un montón de administraciones y distintos departamentos dentro de la propia administración», admite Raquel Barco, el 2019 tiene que ser definitorio para la nueva facultad de Psicología, que está en construcción y siguiendo los plazos previstos. «Se ve bastante avanzado, ya está la estructura y se ha comenzado con los cerramientos del edificio». Es decir, que podría entrar en servicio en el curso 2020/2021. Esta facultad, el cuarto de los edificios docentes del nuevo campus, ya pasó un calvario administrativo en su día. El proyecto inicial tuvo que ser modificado para superar mil y un trámites, incluso de Aviación Civil.

Por el mismo camino va Turismo. El procedimiento se ha enfangado tras la reclamación realizada por el equipo de arquitectos que quedó en segunda posición en el concurso de redacción del proyecto. «Ganaron esa demanda y después los que quedaron primero han presentado un nuevo recurso, y estamos a la espera de que se resuelva», agrega la vicerrectora, quien señala que «estamos lejos del inicio de la obra». «Ha sido una pena porque está retrasando todo el procedimiento muchísimo».

En el verano de 2017, el equipo formado por la UTE de Ecosistema Urbano Arquitectos y Cristina Armuña González, Gabriela Posadas Martínez y Sonia Tato Serrano, se adjudicaron el proyecto paisajístico del bulevar Louis Pasteur en su primera fase, es decir, la correspondiente al tramo situado entre las calles Jenofonte y Jiménez Fraud. Las iban a comenzar a finales de 2018, pero no lo han hecho. «Están terminando el proyecto de ejecución, ya que lo que hicieron fue el proyecto básico, incluida la ordenación del bulevar. Espero que para finales de enero nos lo puedan entregar, con la idea de sacar a concurso la obra durante 2019», explica Raquel Barco.

Parque lineal

Va a ser un gran parque lineal de tres kilómetros de largo, que cruzará el campus de punta a punta, «de los más grandes de España y muy novedoso». «Un gran pulmón para toda esta zona de Málaga, que no solo quiere ser un parque para la Universidad, sino para atraer a toda la sociedad», precisa Raquel Barco. La inversión total supera los 21,6 millones de euros, pero el coste de la ejecución de la primera fase es de 7,1 millones de euros.

El plan consiste en crear «zonas verdes, plazas, lugares de reunión, parques infantiles, zonas de estudio al aire libre... Eso va a dotar de mucha vida a la zona de Teatinos. Es un proyecto emblemático para la Universidad, pero también un proyecto de ciudad. Nos va a dar además carácter distintivo», añade la vicerrectora.

Pero digno de novela de Valle Inclán en este catálogo de expertos burocráticos, el ya célebre semáforo del vial que conecta el campus. Después de invertir más de 5,3 millones de euros en conectar, a través del bulevar Louis Pasteur, las dos áreas de Teatinos, el vial continúa sin poder entrar en funcionamiento y cerrado por culpa de este semáforo. Este vial, que evitará que el tráfico dé tanto rodeos como tiene que hacer en la actualidad, lleva ya tres años concluido, pero todavía no puede usarse. «El vial atraviesa dos rotondas y la que hay justo a continuación del polideportivo de la Universidad, que tiene un semáforo, tiene que tener dos», señala Raquel Barco. En este procedimiento han intervenido el Metro, que exigía a la UMA los gastos de señalización, el Ayuntamiento de Málaga y la empresa instaladora. El semáforo ya se ha instalado y en estos días, según Barco, se han estado haciendo pruebas. El área de Movilidad, por su parte, ha mandado una serie de requisitos para modificar la glorieta, «y estamos estudiando cómo los vamos a acometer». «Esperamos que lo que nos han pedido no nos lleve mucho tiempo». Y mientras tanto, el vial sigue sin entrar en servicio.