Un año más, llega el 8 de febrero y con ello, la provincia de Málaga se sumerge en un amargo recuerdo y aniversario de La Desbandá, esa huida en la que un día de 1937 alrededor de 300.000 personas, según estudios recientes, se lanzaron a la carretera de Almería para alejarse de una muerte que suponían sería segura.

Ya se han cumplido 82 años de uno de los episodios más sangrientos que ha vivido Málaga y que por supuesto, se vivieron durante la Guerra Civil española. Más de 250 kilómetros conformaban esa riada entre las provincias de Málaga y Almería, a la que en los primeros días del fatídico mes de febrero fueron sumándose cientos de familias en una búsqueda desesperada de protección alejándose de los municipios que ya habían sido acaparados por las tropas franquistas, las cuales estaban aterrizando en la capital.

La ciudad comenzaba a llenarse de huidos de todos los puntos de Andalucía, punto desde donde comenzó esa caravana que iba tomando cuerpo y dirección hacia Almería, la cual todavía se encontraba bajo el control del ejército republicano. Pero poco, fue lo que pudieron avanzar cuando a la altura de Torre del Mar, ya con Málaga vencida y bajo el mando de Franco. En esta zona de la Axarquía, la aviación italiana bajo las órdenes de Queipo de Llano comenzó a aniquilar a todos los que se encontrarán por el territorio. El propio general hizo referencia a estos hechos en una de sus famosas locuciones radiofónicas. Era el 9 de febrero: "Un parte de nuestra aviación me comunicaba que grandes masas huían a todo correr hacia Motril. Para acompañarles en su huida y hacerles correr más a prisa, enviamos a nuestra aviación que bombardeó, incendiando algunos camiones".

"En esa zona sólo se encontraban algunos milicianos que escondidos en las montañas aguantaban para que sus familiares pudieran avanzar hacia Motril, pero fue tal que incluso los propios italianos dijeron que basta ya de atacar porque no había nada y se iba a acabar con toda la población civil", señala José Luis Cabello, presidente del Foro por la Memoria de la Axarquía e hijo y nieto de huidos por esa carretera.

Según las investigaciones llevadas a cabo por los investigadores del hecho e historiadores, Andrés Fernández y Maribel Brenes, a mitad de camino se perdieron de vista a 100.000 huidos. "el grueso de las personas que formaron parte este La desbandá se incorporaron en el tramo que se sitúa entre Torre del Mar y Nerja, provenientes de toda la zona de Granada y norte de Andalucía", destaca Cabello. Los que corrieron mejor suerte hasta el momento, familias desarmadas y acosadas por aire y mar por buques como el Canarias, Cervantes o Almirante Cervera, continuaron su ruta hacía Almería mediante el camino que llevaba a Adra, los cuales se repartieron entre los que dieron marcha atrás a la altura de Motril y los que fueron asesinados, resultando ser una absoluta masacre.

La ayuda dentro de la desolación

La comarca de la Axarquía fue una de las zonas protagonistas de todo lo que sucedió en esos días, la necesidad de escapar era tal, que muchos de los vecinos, al igual que los milicianos por proteger a los huidos, hacían lo posible porque la caminata no se convirtiera en lo que fue. "Era tanto lo que se arrojaba a esas familias que incluso Anselmo Antonio Vilar, el farero de Torre del Mar, tuvo el valor de apagarlo para evitar que los aviones italianos y cruceros bombardeases a las miles de personas que caminaban por allí, gesto que más tarde tras la ocupación de la localidad por los fascistas, le costó la vida", destaca.

Otro de los personajes que ante el caos y el terror de este genocidio hay que destacar es el de Norman Bethune. Este médico canadiense se desplazó expresamente desde Valencia hasta Málaga con su camión y su unidad de transfusión de sangre para socorrer a la población que estaba siendo masacrada. Durante más de tres días, él y sus ayudantes socorrieron a todos los heridos y ayudaron en el traslado de los refugiados hacia la ciudad de Almería.

Esta traumática experiencia le llevó a escribir uno de los relatos de la huida, 'El crimen de la carretera Málaga- Almería', en el que plasmó datos como que contaron al menos 5.000 niños menores de diez años. Bethune, afectado por lo que halló en esa carretera de la muerte, se hacía una pregunta que reflejó en su libro: "¿Cómo elegir entre un niño muriendo de disentería o una mujer que llevaba contra su pecho descubierto a su bebé nacido dos días antes en el camino?".

Ahora algunas víctimas que vivieron la masacre y que todavía viven, son las únicas que pueden dar testimonios, cada vez más escasos por la avanza edad de todos ellos. "Son personas ya muy mayores, algunas de ellas les tiembla la voz al hablar de tus vivencias e incluso se les puede percibir todavía el miedo", asegura el presidente del Foro.

En homenaje a todos ellos, a los que murieron identificados y sin identificar en esa fosa localizada en la comarca de la Axarquía como la segunda más grande de la provincia, cada 8 de febrero se organiza un acto de reconocimiento a todos ellos. Este año, este viernes tendrá lugar a las 19.30 horas en el Centro del Exilio el XIII Homenaje a las víctimas y supervivientes del genocidio de la carretera Málaga-Almería, a ella asistirán una treintena de supervivientes e hijos y familiares de víctimas para contar su testimonio así como autores que han escrito sobre los hechos, investigadores y representantes políticos con el fin de no dar por olvidado lo ocurrido.